Hace 98 años, bajo un fuerte clima de represión y en una residencia de Calzada número 81 en la barriada capitalina del Vedado, donde actualmente está la sala teatro Hubert de Blanck, se reunieron representantes de varias agrupaciones para fundar el primer Partido Comunista de Cuba los días 16 y 17 de agosto de 1925.
Todas las precauciones fueron tomadas por los organizadores de ese hecho que conllevó a la radicalización de las luchas obreras, ante el ambiente opresivo instaurado por el recién elegido presidente Gerardo Machado, quien en viaje a Estados Unidos garantizó a los círculos de negocios con intereses en la Isla que bajo su mandato “(…) ninguna huelga duraría más de 24 horas”.
La unidad del movimiento se decidió a inicios del propio agosto, cuando en la clausura del Tercer Congreso Obrero Nacional en Camagüey el Comité Ejecutivo de las Agrupaciones Comunistas de Cuba emitió una convocatoria para la constitución del primer Partido Comunista los días del 16 al 20 del propio mes.
En el verano de 1925, los movimientos revolucionarios entraron en una etapa de auge, conocida como el despertar de la conciencia nacional, liderada principalmente por jóvenes entre los que destacaban figuras de la talla de Julio Antonio Mella, así como Carlos Baliño, dirigente obrero y compañero de José Martí, figuras principales del histórico evento que representaban la unión de las generaciones independentistas con la nueva vanguardia.
Los encargados de cumplir con ese histórico acuerdo fueron alrededor de 13 representantes de las primeras agrupaciones comunistas y obreras, entre ellos el canario José Miguel Pérez, Alejandro Barreiro, Venancio Rodríguez, Miguel V. Emilio Rodríguez y el joven polaco de origen judío Fabio Grobart, representante de la Tercera Internacional Comunista fundada por Vladimir I. Lenin en 1919. También el Partido Comunista Mexicano envió a su dirigente, Enrique Flores Magón, para que ayudara en el encuentro.
Uno de los primeros acuerdos de la reunión fue que el Partido Comunista de Cuba se afiliara a la Tercera Internacional y elaborara un programa de lucha que incluyera reivindicaciones obreras y campesinas, por los derechos de la mujer, la juventud, y fortalecer para todas esas acciones el trabajo con los sindicatos y organizaciones estudiantiles y crear a su vez un plan para el estudio y divulgación del marxismo leninismo y el uso de la prensa obrera.
Resultó elegido como secretario general el canario José Miguel Pérez y Pérez, deportado poco después a España por la dictadura de Machado, e integraron el Comité Central Mella, Baliño, Barreiro, Venancio Rodríguez y Grobart, además de crearse otras estructuras de trabajo.
Comenzó así la difícil y heroica trayectoria del primer Partido Comunista en condiciones extremadamente difíciles, debido a la histeria anticomunista y la dura represión. A pesar de eso no impidieron que durante más de 30 años de república fueran sembradas las semillas de las ideas marxistas leninistas, retomadas por la Revolución cubana con la fundación en 1965 del actual Partido Comunista de Cuba.
Fidel Castro, Líder Histórico de la Revolución, consideró esa fundación como uno de los eslabones más relevantes en el camino a la independencia y dijo: “Ese Partido, a lo largo de sus 36 años de lucha, dejó en el camino incontables mártires: en la época machadista, en la época batistiana, en la época de los gobiernos corrompidos de Grau y de Prío, y en la etapa final de la sangrienta tiranía de Batista.
“(…) Este era el Partido de Mella, de Rubén Martínez Villena, de Jesús Menéndez, de José María Pérez, de Paquito Rosales y de otros incontables mártires…”, enfatizó.