“El mejor pago es el bienestar animal”

Lorena Montes, desde muy pequeña, estaba pendiente de los animales, los alimentaba, jugaba con ellos y regañaba a los niños del barrio cuando los lastimaban. 

Aún recuerda, entre sonrisas, los intentos fallidos de adoptar animales callejeros y la negación de sus padres, ya que su antiguo hogar era pequeño. Tal es su dedicación a estos amigos de cuatro patas que actualmente pertenece a varias organizaciones dedicadas a su protección.

“Siempre he sido la más joven en estos proyectos, soy coordinadora en Bienestar Animal Cuba (BAC) de Matanzas. Mi función es encargarme de las casas de tránsito, actividad que también realizo. Además, llevo a los animales al veterinario, transporto donaciones de medicamentos, comida y otras cosas”.

Para ella, el mejor pago es el bienestar animal. Luego de pasar días poniéndoles inyecciones y curando heridas, ver cómo las mascotas corren felices por la casa le saca más de una sonrisa. 

Por el momento todo su tiempo se lo dedica a BAC, sobre todo a los casos que necesitan un cuidado especial. El próximo año estudiará veterinaria.

He pertenecido a Callejeros, Por ellos, Peluditos, Huellitas de mi ciudad, desde la secundaria.

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“Todos los días hay historias, algunas muy emotivas. Por ejemplo, la de Mily, una perrita mayor que residía en la universidad. Tenía cáncer de ovarios, al terminar el tratamiento se quedó en mi casa.

“A Frankie, de cuatro meses, un carro la atropelló, le fracturó las patas traseras y le dislocó la cadera. Le di los primeros auxilios. Cuando la trasladé a San Miguel del Padrón para operarla me dijeron que se quedaría inválida. Lamentablemente no teníamos los fondos necesarios para ayudarla, ya que la operación costaba alrededor de 20 000 pesos. Gracias a las donaciones habituales y el apoyo en redes sociales, en un día logramos reunir 28 000 pesos; al siguiente, la cifra ascendió a 32 000. Con ese dinero realizamos la operación y dos campañas de esterilización”.

Lo más difícil en esta labor resulta encontrar casas de tránsito. «Si las personas ofrecieran un espacio de su casa, patio o portal para los animales más delicados de salud sería fenomenal.

“Mis padres cuentan los días del tratamiento. Si la mascota pasa 24 horas después de la fecha límite, mi familia bromea con la idea de sacarme de la casa, ellos saben que me encariño y quiero llenar mi hogar de animales. Gracias a eso tengo perros.

“Siempre hay alguien que celebra tu trabajo, lo que hace que el corazón se me encoja. Me da mucha satisfacción y alegría cuando veo sanas a las mascotas que ayudé en un momento delicado”.

(Por: María Gabriela Friol Alonso, estudiante de Periodismo)

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