En el Museo Provincial Palacio de Junco resguardan gran parte de la historia de la provincia de Matanzas. En una de sus salas alberga pequeños pasajes de la historia sobre las culturas asiáticas que mayor predominio tuvieron en nuestro territorio: la Sala de Influencia Asiática.
En ella, el visitante puede presenciar tres etnias diferentes: China, Korea y Japón. En conversación con Olga Lidia González Monguía, antigua directora de la institución, nos declara que esta sala en sus inicios, cerca del año 2000, estaba dedicada únicamente a la influencia china, una de las culturas con mayor impacto en la historia del cubano. Inclusive por corto tiempo mostró una exposición transitoria de una colección de marfiles, de la China del Siglo XIX, que estuvo ubicada en la primera planta del museo.
No fue hasta dos años después que dicha exposición se tuvo que desmontar a causa del traslado de la momia hacia esa posición y parar así su funcionamiento. Debido a la inquietud y curiosidad de los matanceros hacia las piezas de marfil, se logra abrir un espacio exclusivamente para ellos, hasta conformar la sala actual.
Según Olga Lidia González Monguía el principal objetivo de la sala es mostrar la influencia de varias culturas de Asia, fundamentalmente de las personas de ojos rasgados y piel amarilla, razón por la cual no se incluye a Rusia en este espacio.
El recorrido inicia con algunas piezas de la China del Siglo XIX, el macetero para incienso, el gong de bronce, un incensario de bronce y un espejo. Después le brindan un área al Japón ocupado, a pesar de este no tener realmente una influencia en Matanzas, se colocaron algunas piezas representativas del país del Sol Naciente, en ellas figuran dos cuadros de una geisha, próximas a ellas un juego de tazas de té distintivas del Siglo XX.
Este juego de porcelana simboliza uno de los actos de occidentalización que ocurrieron en el territorio japonés durante la ocupación estadounidense. Para aquella época la industria empezó la fabricación de productos con el objetivo de asegurar sus ventas en América, y obtuvo como resultado la unión del mundo moderno con el tradicional.
En una de las esquinas los visitantes pueden apreciar la única pieza que representa a la cultura coreana, un traje típico coreano junto a una flauta tradicional. González Monguía nos comenta que el traje es moderno, ya que el color que los caracteriza es el rojo y el presente es de color verde. Esto se debe a que la prenda es una donación de un grupo de danza coreana radicado en el municipio de Cárdenas.
Acerca de la historia de la cultura coreana en Matanzas la exdirectora del museo expresa:
“Los coreanos emigran de su país finalizando el siglo XIX, de allí los mandan para México donde se asientan como esclavos. Aquí los hacen trabajar mucho el henequén y el campo. Luego en una de las oleadas de emigración se trasladan hacía Mayarí, su punto de entrada hacia Cuba.”
“En Mayarí los ponen a labrar en la siembra y el corte de caña, de esta forma empiezan a emigrar al resto del país, algunos van para Santiago de Cuba otros se quedan ahí, y los menos vienen para acá para Matanzas. Esto ocurre en 1910 cuando no había carretera central sino el ferrocarril, por lo que moverse de una provincia a otra no era fácil. La llegada de ese grupo a Matanzas en 1921 ocurre en pleno apogeo de la Compañía la Jarcia, institución que se convirtió en su lugar de trabajo, fomentando su asentamiento en la provincia.”
Hacia el fondo, en cada esquina encontramos dos jarrones japoneses, últimos objetos de esta cultura presentes en la sala, y en el medio un mueble de la Sociedad China de Matanzas con figuras y jarrones de porcelana de China.
Junto a uno de los jarrones japoneses se aprecia una vitrina con la colección de marfiles, artículos legados por la matancera Sofía Dihigo Llanos.
La última sección de la exposición se encuentra dedicada totalmente a China, donde se aborda el uso del opio, aquí se muestran algunos de los objetos vinculados con su utilización en el Siglo XIX, que son la pesa junto a una pipa. Cercano a ellos se encuentra un pequeño espacio dedicado a algunos autores que escribieron acerca de esta sustancia. Uno de ellos fue el cubano Julián del Casal (1863-1893), también el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo (1873-1927) y el escocés Thomas De Quincey (1785-1859).
En esta sección también se hallan pizarras de la Sociedad China de Matanzas entre los Siglos XIX-XX, un ábaco de madera perteneciente a los Siglos XVII-XVIII, una moneda antigua de bronce y un juego de Dominó de marfil del Siglo XIX.
El final de la exposición se observa el facsímil del contrato de emigración china para Cuba del Siglo XIX, donde se pueden apreciar ambas caras del documento, una en idioma español y la otra en chino. Acerca de este manuscrito Olga Lidia González nos declara que la llegada de los chinos data del siglo XIX, muchos de ellos ingresaban a la Isla en busca de trabajo para luego regresar a su país natal, un hecho que no sucedió a pesar de que en el contrato el tiempo de estadía eran ocho años.
Por último, en el medio de la sala se posiciona una mesa de madera y nácar de la China del Siglo XIX. Como un retrato de esas culturas que conforman al cubano de hoy, la Sala de Influencia Asiática capta la esencia de los primeros asentamientos asiáticos en la provincia, para dejar al visitante un cúmulo de conocimientos acerca de nuestra historia y la de ellos.
(Por: Beatriz Mendoza Triana, estudiante de Periodismo)
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