II Salón Nacional El Artesano Artista: homenaje al trabajo textil

El Festival Nacional El Artesano Artista, demostró el altísimo nivel alcanzado por los diseñadores de trabajo textil en Matanzas.

Si algo ha puesto de manifiesto la segunda edición del Festival Nacional El Artesano Artista, celebrado del 17 al 19 de marzo, es el altísimo nivel alcanzado por los diseñadores de la manifestación de trabajo textil en Matanzas.

Cuatro nombres destacan por sus logros recientes y a ellos se les dedicó el evento: Maya Sierra, María del Carmen García Torres, Mariela Alemán Orozco y Alexander Rodríguez Castellanos.

El periódico Girón propone a sus lectores un breve acercamiento a la obra de estos creadores.

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DEL CROCHET A LAS PASARELAS

Hace más de un cuarto de siglo que Maya Sierra desanda los caminos de la artesanía, una trayectoria que fue reconocida con el Premio por la Obra de Toda la Vida que le otorgó el Fondo Cubano de Bienes Culturales, en Fiart 2019.

“Empecé en 1995, haciendo crochet precisamente porque quería entrar al mundo del textil y competir con figuras de renombre”, asegura esta artista nacida en Moldavia pero que reside en Cuba desde hace muchísimos años.

“Entonces se usaba muy poco de esa técnica en la vestimenta, si acaso algunas piezas de playa muy ligeras, un topecito o pareo, pero yo me propuse hacer ropa para toda ocasión”.

Quizás, parte de esa inspiración le viniera de sus orígenes. Maya se crió, por así decirlo, en una casa de moda, su padre era mecánico de equipos de costura y su madre, ingeniera química, trabajaba en el teñido de las telas.

Reconoce que los primeros pasos fueron difíciles, para laborar junto a ella escogió a algunas tejedoras que al principio se sentían inseguras de que su proyecto rindiera verdaderos frutos.

“Tuve que aprender a tejer para demostrarles que lo que yo dibujaba sobre el papel podía llevarse a la práctica”.

Hoy se considera una innovadora dentro del crochet. “Rompí reglas ancestrales para lograr muchas veces el resultado que quería. Prácticamente abrimos esa línea de producción artesanal en una época que no había internet ni nada parecido donde obtener información. Hoy lo agradezco, porque puedo decir que todo lo que hice surgió de mi cabeza”.

EL PODERÍO DEL COLOR

Cuando Carlos Alfonso y Ele Valdés, del grupo Síntesis, subieron al escenario del Michelob Ultra Arena, en Las Vegas, para recibir el Premio Grammy Latino por su disco Ancestros Sinfónico, lo hicieron con un atuendo concebido por Mariela Alemán Orozco.

“Ellos me contactaron después de ver mi colección África mía en Fábrica de Arte”, cuenta la diseñadora. “Dijeron que mi propuesta estaba muy relacionada sus raíces, con la estética que ellos representan. Trabajé su vestuario para los Grammy en una paleta de azules y les gustó mucho. Ahora quieren que les haga un vestuario para el grupo”.

Formada en la educación artística, Mariela es una amante del color. Quiso llevar de la pintura a las telas su manera de hacer y en el proceso de múltiples ensayos descubrió su propia técnica: el “estarsol”, la unión del estarcido con exposición a la luz solar.

“Para un creador la experimentación resulta lo más importante porque de ese sistema de prueba y error logras sacar cosas nuevas, forjar tu estilo”.

Ahora la diseñadora trabaja en la preparación de un curso de estarsol que será auspiciado por la Unesco.

“Está compuesto de 13 clases, con una introducción previa al color desde el punto de vista plástico, para conocer cuáles son las mezclas permitidas y cuáles no, porque esa constituye la base del entintado”.

El resto es una suerte de recorrido visual por su obra, revelando tips y secretos que ha descubierto con los años, como la utilización de elementos inusuales: juntas de cafetera, semillas, hojas o arroz para obtener efectos sorprendentes. 

“Muchos me han preguntado por qué decidí enseñar mi técnica, que es, por decirlo de alguna manera, mi sello de exclusividad. Tengo otro concepto. Quizás por mi origen como instructora de arte, no quiero que esto muera conmigo, sino compartirlo”.

UN PREMIO ONDI EN MATANZAS

Para María del Carmen García Torres resultó una sorpresa recibir el Premio de la Oficina Nacional de Diseño (Ondi) 2020.

“No me lo esperaba, trabajé buscando que se conociera lo que soy capaz de hacer como artista. El hecho de participar y que me seleccionaran la pieza,  junto a la colección de playa que también entró en el certamen, representaba ya un reconocimiento”.

La obra laureada, un vestido de novia de inspiración tropical, le demandó horas de estudio, de remontarse a la historia, para romper con los cánones establecidos partiendo de una base bien documentada.

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“Todo el mundo tiene una imagen de traje nupcial clásico, conservador, sobrio, no lo ven como una prenda veraniega, acorde al entorno en que vivimos. Entonces me dije: ¿por qué no adecuarlo al contexto playero?”.

De ahí surgió la idea de incorporar aplicaciones a crochet y combinarlas con un tejido ligero, la llamada bambula. “Lo más difícil resultó buscar los tipos de puntadas acordes al diseño y después empalmar a la tela”.

Esto formará parte de una colección inspirada en la temática de las bodas, de la cual ya existen tres piezas, todas premiadas en distintos encuentros artísticos. La creadora asegura que se le ha planteado un gran reto. “Tengo que esmerarme más con los otros para que estén a la altura”.

MODA CUBANA CON SEDA TAILANDESA

Hasta el sudeste asiático viajó la moda cubana de la mano del diseñador Alexander Rodríguez Castellanos, quien representó a nuestro país en la Tercera Semana Internacional de la Moda de la Seda Tailandesa.

En el centro comercial Siam Paragon de la ciudad de Bangkok presentó su pasarela de seis piezas inspiradas en el proceso productivo de ese material textil que es parte de una cultura ancestral.

Alexander, junto a otros creadores, mantiene un estrecho vínculo laboral y de cooperación con la Estación Experimental Indio Hatuey, lugar donde se desarrolla la sericultura en Matanzas.

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“Acabamos de realizar un taller de tejido con un profesor argentino, quien donó un telar a la institución; antes habíamos recibido uno de teñido con materiales naturales. A raíz de esto surgen muchas iniciativas para llevar a cabo de conjunto con los artesanos de la Habana y Trinidad”.

“Queremos hacer un trabajo de diseño enfocado en la indumentaria y los accesorios, utilizando básicamente el hilo de seda que se produce allí y retomando las técnicas aprendidas”.

En los últimos tiempos, no existe evento de las artes visuales yumurinas en que no se escuche su nombre, tanto en calidad de curador como de artista del textil. Siempre se le encuentra generando proyectos nuevos, agrupando creadores.

“La visión de cada artista es interesante por sí misma, pero si nos unimos desde la diversidad de nuestras propuestas podemos conformar un producto más completo y atractivo”. (Fotos: Ramón Pacheco Salazar)

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Sobre el autor: Giselle Bello Muñoz

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