Logopedia o la magia de restituir el habla

"La logopedia permite expresar en toda su magnitud cuánto llevas dentro", afirma la profesora Tatiana García Domínguez.

De forma ralentizada la profesora Tatiana García Domínguez conduce a su alumno, adulto mayor de 73 años, por la enseñanza de los movimientos bucales y aprendizaje de las palabras que, debido a trastorno del habla por causas neurológicas –lesiones cerebrales–, él se afana en volver a pronunciar de forma correcta.

Varios meses transcurrieron desde el derrame cerebral sufrido por Raudel Barrios Rego, exatleta de equipos nacionales de ciclismo en sus años mozos, quien, como antaño sobre pedales por carreteras y urbes, batalla por la recuperación física total que, opina la especialista, logra de forma gradual.

Licenciada en Educación Especial, ella considera que, desde lo humano, quienes ejerciten tales funciones terapéuticas deben transmitir amor al paciente, inyección vital para penetrar en los sentimientos y confianza del alumno como parte vital en el proceso de aprendizaje.

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“Si se posee comprensión, paciencia, y se es sistemático en la rehabilitación, por lo general los resultados serán satisfactorios. El conocimiento y la experiencia profesional devienen armas esenciales para lograr ese objetivo, nuestra razón de ser”, explicó quien labora en la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas como profesora auxiliar, además de ejercer como coordinadora de la carrera de Logofonoaudiología.

Como el tiempo es escaso, pues luego de esta visita debe dirigirse a varios hogares para realizar labores análogas con otros pacientes-alumnos, aprovecho una de las breves pausas, luego de una clase práctica con la señalización de objetos que él debe identificar de forma paulatina y adecuada.

“Desde poseer una correcta imagen personal hasta aplicar lo docente es válido en nuestra profesión. Pero no basta. Se requiere, por supuesto, no en todos los casos, persuadir, dadas las características de las personas que atiendes, sean menores o adultas. Estas deben recuperar el habla, pero a veces hacen rechazo, pues tienen que comenzar de cero. Luego se adaptan y ven progreso al superar dificultades.

“La logopedia permite expresar en toda su magnitud cuánto llevas dentro. Al interactuar con el paciente-alumno, según sea el caso, entregas mucho más que clases, el propio corazón saturado de amor para que ellas y ellos alcancen ese medio oral de comunicación humana. La forma de materializar su pensamiento, además de comunicar su hacer en general.

“Qué profundo cala esta profesión en quienes nos dedicamos a ella sin preferencias ni pensar en edades, tampoco en nivel cultural, sexo. Solo son personas necesitadas de ayuda, y estoy dispuesta a la entrega, dedicación,  y eso cada día exige de mí mayor preparación y actualización”.

No todos llegan por idéntica vía a la profesora, aunque sí provocan similar motivación, asevera la graduada en 1998 como primer expediente y Título de Oro, como resultado de su alto índice académico y acertadas labores investigativas en la carrera.

Recuerda aquellos inicios en la Escuela Especial para Niños con Deficiencias Auditivas Héroes del Goicuría, sito en esta capital provincial en la que “me desempeñé como maestra terapéutica durante mi estancia en ella, período en el que investigué las características de la imaginación de los niños, así como la aplicación del trabajo de fábulas para un mejor desarrollo de este proceso cognoscitivo”.

Posteriormente se traslada a la Universidad de Ciencias Médicas Juan Guiteras Gener de Matanzas, y comienza la especialidad de Logofonoaudiología, con un nuevo modelo de formación, integrado por las modalidades de Logopedia, Foniatría y Audiología, para lo cual se capacitó debida e integralmente.

Acerca de la importancia docente de su carrera explicó que como coordinadora de la carrera de Logofonoaudiología aporta a la formación de licenciados y al modelo de Educación Superior de ciclo corto, lo que responde a la demanda del sector de la Salud de contar con profesionales bien preparados para asumir el rol de promotores capaces de realizar acciones apropiadas en caso de afecciones vinculadas a esta especialidad y exploraciones en el área auditiva, “sobre la base de los principios que rigen en nuestra área”.   

Nos propusimos situar en el camino de Tatiana una interrogante de cal y otra de arena, y prefirió comenzar con la primera.  “Lo más frustrante como docente es no lograr la retención escolar de los estudiantes, que abandonen la carrera, los estudios, y lo contrario es que todos logren el objetivo de egresar siendo excelentes profesionales. Como logopeda, lograr la rehabilitación del paciente o cualquier logro que indique mejoría, mientras que del lado contrario es que estos abandonen el tratamiento.

“A veces, en determinadas patologías, no depende de la voluntad de ellos, sino que el estado de salud empeora e impide continuar adelante. Otros casos desisten porque se prolonga el tiempo de recuperación, sienten agotamiento y desesperanza. De ahí la importancia de estimular los logros por mínimos que sean. También es frecuente el abandono al no existir apoyo familiar. Algunas personas consideran vital que el niño o adulto hablen obligatoriamente, o de lo contrario no se comunican, cuando de no ser posible esta vía existen otras para lograrlo, como gestos y símbolos”.

Olga, esposa de Raudel, lo acompaña en las sesiones de clases, pero se mantiene distante para no incidir en emociones algunas. Respeto que viabiliza las sesiones de lunes, miércoles y viernes, mientras que en las restantes jornadas quedan las tareas que aportan al aprendizaje oral.

Como culminación, un hecho que acompaña a la afable profesora son los elogios que a ella dedican alumnos universitarios y pacientes debido a su constante sonrisa.

“No pocos indagan al respecto, y recuerdo unos versos de Charles Chaplin sobre la sonrisa que llevo a la práctica en lo personal y profesional.

“Él dijo: ‘Una sonrisa cuesta poco, pero produce mucho. No empobrece al que la da, y enriquece mucho al que recibe. Dura solo un instante, perdura en el recuerdo eternamente. Es la señal eterna de la amistad profunda. Nadie hay tan rico que pueda vivir sin ella, y nadie tan pobre que no la merezca. Una sonrisa alivia el cansancio, renueva las fuerzas, y es consuelo en la tristeza. Tiene valor desde el comienzo en que se da’… Es su valor infinito, que siembra y cultiva sensibilidad, amor, y abre puertas como las que se necesitan en nuestra labor”, finalizó la avezada logopeda, quien abona con sus virtudes a Adrián Alejandro y Andrés David, sus hijos, a los que considera fuente de inspiración para continuar adelante entre alumnos y pacientes.

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1 Comment

  1. Tatiana es un ser humano excepcional sobre todas las cosas. Fui su profesora y me cautivó con su dedicación al estudio y su apoyo incondicional a quienes lo necesitaban. Atendió la educación de niños sordos con esa sonrisa de siempre, su paciencia y su amor al prójimo. Como profesional es ejemplo a seguir. Le deseo éxitos personales y en la profesión.

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