Si usted tiene alrededor de 40 años o más, no debe asombrarle que, al escuchar una canción de Bad Bunny u otro de los cantantes de moda, no entienda nada.
No me refiero a su acento imposible (todos quieren sonar puertorriqueños, sean boricuas o no), sino al uso de palabras que parecen sacadas de un dialecto extraterrestre.
Para los que nos volvimos “maduritos” antes de la explosión del reguetón, versos al estilo de “Ahora es full-time, 40 horas de sateo / Guiliando los four track, le gusta el maleanteo” nos dejan “botados”.
Las canciones son un medio de expresión e interpretación de la realidad, a la par del habla oral o escrita. Con ellas aprendemos nuevos términos y frases coloquiales, asimilamos la sintaxis e, incluso, pueden ayudarnos a conocer otras lenguas. ¿Qué huellas dejan en los oyentes estas letras inteligibles o entendidas a medias?
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El llamado género urbano tiene su origen en el reggae jamaicano, pero su evolución derivó hasta convertirse en el himno de una juventud que en países como Panamá, Puerto Rico o República Dominicana solo veía un horizonte de pobreza, desigualdad y crimen organizado.
En consecuencia, su discurso se permeó de la jerga callejera de las principales urbes latinoamericanas, con palabras y frases como a fuego, bellaquear, caco, cafre, cangri, corillo, dembow, fantasmeo, guayar, guillado, janguear, pangola, perreo, rankear, y va sin jockey.
Por supuesto, el idioma es un ente vivo, tiene que asimilar nuevos términos y dejar morir otros; mas, la velocidad con que el reguetón genera extranjerismos, neologismos y préstamos lingüísticos no da tiempo a que estos se asienten en el conocimiento general, sobre todo si tenemos en cuenta el enorme número de hablantes del Español.
En un análisis de su léxico, realizado por la Universidad Estatal de Georgia, se determinó que, de la muestra estudiada, casi la mitad de las canciones trataban sobre sexo, el resto eran acerca de fiestas y baile, el amor y la violencia. La mayoría de las historias sucedían en “la disco”, “el caserío”, el barrio o la calle, dejando muy poco espacio para cualquier otro lugar o asunto.
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A semejante pobreza temática hay que sumarle discutibles construcciones gramaticales, que sacrifican cualquier requerimiento estructural a favor de la rima. Existe muy poco respeto por la norma; parafraseando al grupo Calle 13, “la Real Academia se la dejan a España”.
¿Significa esto que debemos desechar todo el género como un capítulo lamentable de la historia? Claro que no, entre sus cultivadores existen verdaderos valores artísticos que traen a la escena pública el lenguaje del marginado convertido en denuncia social.
Además, constituye una crónica de nuestros tiempos que recoge, como en su momento hicieron la Nueva Trova o la Salsa, las vivencias, sentimientos, anhelos y frustraciones de toda una generación.
Solo emito una alerta sobre la manera en que el reguetón se ha convertido en la banda sonora del día a día de jóvenes y adolescentes cubanos, un grupo etario, por demás, poco asiduo a la lectura y que corre el peligro de formarse teniendo como único referente el escaso vocabulario y el limitado universo semántico de la música de moda.
Fe licitó al comunicador y a la. Dirección del periódico po r publicar excelente trabajo os ea los tres
Desgraciadamente en cuba está nuevas generaciones al igual que otras partes de EU y El carube Puerto Rico Rea dominicana la educación se ha ido deformando en lo social y educativo
El caso de mtz y el resto de las prov ha colapsado las comunidades el buen llevar con los vecinos la música con alto decibeles,las malas palabras en fin creo que es muy difícil que a esta altura se pueda enmendar ,todo es un desastre ya no se puede convivir como personas civilizadas,con sus excepciones de personas educadas que todavía existen sobre todo los profesionales de la salud ,técnicos obreros maestros etc
Ej lo que está saliendo de cuba en INMIGRACIINES es un desastre
No es que sea pesimista como decía lo más grande que ha nacido en cuba y america y el norte el APÓSTOL JOSÉ MARTI QUIEN SIEMBRE VIENTO RECIJERA TEMPESRADES