Todas las tardes se reúnen en las áreas cercanas al Beisbolito yumurino decenas de muchachos, y no es precisamente el amor por las bolas y los strikes el que los convoca.
Desde hace algún tiempo el fútbol amenaza con desplazar de su sitio al deporte nacional. Prueba de ello es que, por estos días, mueve más a los aficionados cuanto acontece en el Mundial de Qatar, que en la liga élite del béisbol cubano.
Los nombres de figuras como Neymar se repiten con frecuencia y hasta se ha podido presenciar a no pocos cabizbajos ante la derrota de su equipo preferido. Muchos son los seguidores de Brasil, Argentina, Portugal…
Tampoco faltan las peñas ni las grandes discusiones en alguna que otra esquina. Es común encontrarse camisetas en las calles identificativas de una u otra selección. Y qué decir de las redes sociales, lo mismo las mujeres que los hombres aprovechan el espacio virtual para demostrar su entusiasmo mientras observan un juego.
Sin dudas, el fútbol, un deporte capaz de movilizar a multitudes, en Cuba cada día gana más adeptos; de ahí la preocupación por obtener mejores resultados en esta disciplina.
Justo hoy, cuando se conmemora el Día del fútbol cubano, pues en esta fecha pero de 1911, se enfrentaron por primera vez en nuestro país dos equipos organizados, vale reflexionar sobre la necesidad de contribuir a su desarrollo en la Isla. Serán muchísimos los que lo agradecerán.