Por una cultura meteorológica: huracán Michelle

Por una cultura meteorológica: huracán Michelle

El 4 de noviembre de 2001, hace hoy 21 años, el intenso huracán Michelle impactaba a Cuba. Era la primera afectación de un huracán de gran intensidad a nuestro país en casi medio siglo. La última de tal magnitud fue por el huracán Fox el 24 de octubre de 1952.

Michelle llegó a alcanzar vientos máximos sostenidos de 220 km/h y una presión central de 949 hPa (reportada por un avión de reconocimiento) en el momento en que comenzaba afectar el territorio nacional por el oeste y próximo a Cayo Largo del Sur algo después de las 2 de la tarde. Una racha máxima de 250 km/h fue registrada por un barco que se encontraba en un canal al oeste del Cayo.

Su entrada en la Isla de Cuba ocurrió aproximadamente a las 6 de la tarde por el sudeste de la provincia de Matanzas, al atravesar la Bahía de Cochinos, entre Playa Larga y Playa Girón, con vientos máximos de 210 km/h. Después, realizó una ligera inflexión en su trayectoria más al estenordeste, disminuyendo algo en fuerza, que lo llevó a cruzar sobre Rodas, Cienfuegos.

A las 10 de la noche su centro se encontraba en las proximidades de Lajas, cerca del límite entre Cienfuegos y Villa Clara. Los vientos máximos eran entonces de 175 km/h, lo que se corresponde con el límite superior de la Categoría 2. Retomó su rumbo nordeste y se desplazó sobre el territorio de Villa Clara, cruzando próximo a Cifuentes.

Salió al mar alrededor de la 1:00 de la mañana del día 5, más debilitado con vientos máximos sostenidos de 150 km/h (límite superior de la Categoría 1), por Cayo Isidoro, municipio Encrucijada, Villa Clara, habiendo pasado la costa poco antes por un punto al este y no lejos de Sagua la Grande, Villa Clara. La velocidad promedio del cruce por el territorio cubano fue de 25 km/h.

Foto tomada de radioreloj.cu

Michelle fue un huracán extenso con un ojo de unos 40 kilómetros de diámetro, por lo que en toda su trayectoria la zona de calma y vientos máximos sostenidos se extendía aproximadamente a 20 kilómetros a ambos lados de la misma.

La calma vorticial, se pudo observar por una hora en Playa Girón de las 4:30 a las 5:30 de la tarde, en Aguada de Pasajeros, de las 7:45 a 8:45 de la noche; mientras que en Santo Domingo, Villa Clara, se observó de las 10:50 hasta las 11:00 y en Sagua La Grande, en la misma provincia, ocurrió entre las 11:20 y las 11:45 de la noche del día 4.

Es interesante destacar que en Rodas, Cienfuegos, por donde pasó el vórtice, los vecinos y un aficionado a la meteorología informaron de un fenómeno luminoso dentro del ojo, como “bolas de candela” flotando en el oscuro cielo nocturno, algo que sólo se ha observado en los huracanes de gran intensidad.

Michelle también ocasionó inundaciones costeras en varias zonas del país. Desde la mañana del día 4 y al cruzar por el oeste y muy cerca de Cayo Largo del Sur, el mar llegó hasta un metro de altura en la pista del aeropuerto. Al entrar su centro en tierra por Bahía de Cochinos, más al este, en la zona de Punta Castaño, Cienfuegos, el mar alcanzó alturas por encima de tres metros.

Entre las 9 y 10 de la noche, una vez que se implantaron los vientos del suroeste con rachas superiores a 100 km/h, se afectó toda el área del Malecón de Cienfuegos, arrancando y tirando al suelo a gran parte del mismo. En Ciego de Avila los fuertes vientos de región sur provocaron inundaciones costeras por penetraciones del mar en el poblado de Júcaro, donde el nivel del mar ascendió un metro y las aguas hasta 400 – 500 metros de la línea costera.

Al implantarse los vientos del norte al nordeste, en la ciudad de Cárdenas el mar penetró hasta un kilómetro del litoral. En La Habana las olas de cuatro a cinco metros de altura inundaron desde La Puntilla hasta la calle G, destacándose como la zona más afectada la zona del Parque Maceo y la calle G, donde el agua penetró casi hasta la calle Línea.

Por otra parte, al soplar los vientos de la tierra hacia el mar, éste se retiró 300 metros en Playa Cajío y 500 metros en Batabanó, ambos en la costa sur de la provincia de La Habana. En Batabanó, el embarcadero de la lancha Kometa, de tres metros de altura, quedó totalmente seco.

La influencia de Michelle alcanzó al 45% del territorio cubano donde vive el 53% de la población, o sea, unas 5.8 millones de personas. La circulación ciclónica de sus vientos alcanzó hasta unos 500 kilómetros de diámetro y cubrió desde la porción oriental de Pinar del Río hasta la provincia de Ciego de Avila, incluyendo a la Isla de la Juventud y los cayos adyacentes.

El pronóstico y aviso efectivo, con suficiente antelación, y la información dada a la población por la televisión y radio por los meteorólogos desde el propio Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, contribuyó a que las pérdidas humanas fueran mínimas en este intenso huracán, el cual dejó en Cuba un saldo de cinco muertes. Sin embargo, hubo severos daños y cuantiosas pérdidas económicas que ascendieron en total a 1 866 millones de dólares.

(Por Henry Delgado Manzor/Datos tomados del Insmet)

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