Crimen de Barbados: Un dolor que nunca pasa

Entre las páginas más tristes de la historia de Cuba está el crimen de Barbados. Hasta los que no habían nacido entonces se conmueven con las imágenes y los testimonios que escucharon o leyeron en algún momento.

El 6 de octubre de 1976 debió pasar a la posteridad con letras doradas, el mismo color de todas las medallas que había ganado el equipo juvenil en el Campeonato Centroamericano y del Caribe de esgrima; pero el odio y la maldad acabaron con el júbilo resplandeciente de aquellos muchachos.

Ni siquiera pudieron celebrar el triunfo junto a sus familias. Una explosión en el aire, cuando apenas el avión había despegado de Barbados, vistió de negro ese día y los sucesivos en nuestro país. El hecho provocó tal indignación que más de un millón de cubanos asistió el 15 de octubre a la Plaza de la Revolución para despedir a las víctimas.

Aunque el tiempo pasa y el hecho es cada vez más lejano, perdura el sentimiento. Revive, sobre todo, cuando llega el décimo mes del año y nos lo recuerda. También cuando, de manera injusta, a este pequeño país lo acusan de terrorista los mismos que se cubrieron ojos, boca y oídos ante semejante crimen; esos que dieron asilo en su territorio a los culpables.

Cuba no olvida ni olvidará aquel suceso. Duele mucho hablar de él, de la incertidumbre que sufrieron las 73 personas que venían a bordo de la nave aérea. Duele escuchar la voz del copiloto grabada en la caja negra pidiendo: “¡Pégate al agua, Felo, pégate al agua!”. Duele pensar en los familiares y amigos que aún lloran la ausencia.

Todavía está nítida la voz del Comandante: “No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!

Recomendado para usted

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *