A 65 años del brutal asesinato del revolucionario Frank Isaac País García, el 30 de julio de 1957 en Santiago de Cuba, la historia patria reafirma sus dotes como líder y protagonista en el enfrentamiento a la dictadura de Fulgencio Batista, pese a su corta existencia.
Nació el 7 de diciembre de 1934, quedó huérfano a temprana edad y asumió la responsabilidad de cuidar a su madre y hermanos, hecho que sumado al escenario sociopolítico de la época provocó el innegable contraste entre su extrema juventud y extraordinaria madurez en 22 años de vida.
A propósito de la fecha, la Agencia Cubana de Noticias (ACN) dialogó con Frank Josué Solar, profesor de Historia de la Universidad de Oriente (UO), quien refirió que la formación hogareña del joven se caracterizó por la práctica religiosa en la Primera Iglesia Bautista, donde su papá predicaba como pastor, basada en la rectitud ética, moral y mucha disciplina, valores que forjaron su carácter.
Apuntó que, en una sociedad sumida en la crisis, pobreza, escasez de oportunidades e innumerables abusos durante décadas, situación agravada por el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, Frank se sacrificó para aprender una profesión y sostener a su familia.
A pesar de su madurez y seriedad, mantuvo las características de un adolescente: alegre aunque callado, amigable, amante de los estudios y presto a los paseos, fiestas y las conquistas amorosas, afirmó el historiador, quien destacó asimismo su accionar como activo participante en las actividades eclesiásticas y su sensibilidad ante la poesía y las artes, en especial la música, con un talento demostrado en la ejecución del piano.
Según Solar, a Frank País lo distinguió un magnetismo de líder natural, causante de que tanto contemporáneos como veteranos de la lucha revolucionaria lo respetaran, admiraran y se le subordinaran con plena confianza.
Comentó el también Doctor en Ciencias Históricas que el contexto político de los años 50 del siglo pasado, empeorado por el gobierno batistiano, acentuó la actitud beligerante y rebelde de los jóvenes de la época y sembró en Frank la conciencia del necesario enfrentamiento armado como solución a los problemas de la isla, lo cual correspondía a su generación.
La Escuela Normal para Maestros y la UO, situadas en Santiago de Cuba, se convirtieron en las primeras testigos de la madurez del revolucionario como movilizador de hombres y mujeres, condición fortalecida al convertirse, tiempo después, en dirigente de la insurrección en la zona oriental de Cuba.
Devenido en figura clave en la unión de agrupaciones destinadas a derrocar la dictadura, tuvo el mérito histórico de incorporar completamente a Acción Nacional Revolucionaria, organización clandestina más grande e importante de la antigua provincia de Oriente, al Movimiento 26 de Julio (M-26-7), liderado por Fidel Castro, resaltó el investigador.
Mencionó entre las principales tareas encomendadas al joven santiaguero la compra de armamentos, impresión y repartición de propaganda y desarrollo de acciones militares, por las cuales ganó un lugar en la dirección del M-26-7 y la confianza y admiración del Comandante en Jefe.
A juicio de Solar, su condición de líder se corroboró al asumir la jefatura nacional de Acción y Sabotaje del movimiento revolucionario y se ratificó con la preparación y ejecución del levantamiento armado de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956, en apoyo al desembarco del yate Granma en costas cubanas, concretado dos días después de lo previsto.
Señaló que por la cuidadosa elaboración de programas, planes y estrategias armadas y el establecimiento de provechosos vínculos con otros grupos insurreccionales, Frank País se convirtió en el principal dirigente del Movimiento en el llano, en tanto demostró sagacidad, pericia y habilidades políticas asombrosas para su edad.
En medio de persecuciones, traiciones y otras complejidades y hasta su vil asesinato en el Callejón del Muro, ubicado en su natal Santiago de Cuba, logró construir y conservar la hegemonía de la organización, evidencia de la profundidad y alcance de su pensamiento, influenciado desde siempre por la obra martiana, subrayó el profesor universitario.
Recordó la significativa manera en que el pueblo indómito acompañó su sepelio en solemne peregrinación hasta el cementerio Santa Ifigenia, a pesar de las posibles represalias del régimen, y calificó de sorprendente el reconocimiento popular al héroe y legítimo conductor de masas sin llegar a ser una figura pública.
Ejemplo de entrega, conciencia del deber y la responsabilidad e incuestionable integridad, Frank País representa un paradigma para la juventud cubana de todos los tiempos, pues tuvo el mérito de grandes victorias y de asumir con denuedo los obstáculos, riesgos y reveses de la lucha clandestina.
Este hijo de los más queridos de la Ciudad Héroe hizo mucho en el poquísimo tiempo que duró su vida física, de ahí el compromiso de las nuevas generaciones de defender la inmensa obra de 63 años que es la Revolución cubana, en perenne tributo a quienes murieron por ella. (Por Loraine Castillo De los Reyes/ ACN)