Día mundial contra la hepatitis: Llevando la atención más cerca de ti

El Día mundial contra la hepatitis se reconoció a nivel global en mayo de 2010, con el propósito de aunar esfuerzos en aras de un mayor conocimiento sobre esta dolencia. 

Se escogió el 28 de julio en honor a la fecha de cumpleaños del profesor Baruch Samuel Blumberg, descubridor del virus de la hepatitis B y laureado con el premio Nobel. 

Desde entonces, esta jornada centra la atención en medidas específicas, como el fortalecimiento de la prevención, la detección y el control de las hepatitis virales y las enfermedades conexas; la ampliación de la cobertura de vacunación contra la hepatitis B y su integración en los programas nacionales de inmunización; así como la coordinación de una respuesta mundial contra la hepatitis.

Los virus A, B, C, D y E de la hepatitis causan infecciones agudas y crónicas e inflamación del hígado, que pueden desembocar en cirrosis y cáncer hepático. Esos virus representan un riesgo enorme para la salud mundial.

La hepatitis A y la hepatitis E generalmente se transmiten a través del contacto con alimentos o agua contaminada por las heces de una persona previamente infectada. También se pueden contraer hepatitis E comiendo carne poco cocinada de cerdo, venado o mariscos.

La hepatitis por los virus B,  C y  D se trasmiten a través del contacto con la sangre de una persona infectada. Las hepatitis B y D también se pueden transmitir a través del contacto con otros líquidos corporales. Este contacto puede suceder de muchas maneras, incluso al compartir agujas para administrarse drogas o al tener descuidadas relaciones sexuales sin la debida protección.

CUBA CONTRA LA HEPATITIS

Según los datos más recientes, en la Región de las Américas cada año hay 10 mil nuevas infecciones por el virus de la hepatitis B, y 23 mil muertes. De acuerdo  con las estimaciones más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en toda esta región se producen cada año 67 mil nuevas infecciones por el virus de la hepatitis C, y 84 mil muertes. 

Solo en el 18% de las personas con hepatitis B, la infección llega a diagnosticarse; de ellas, apenas el 3 % recibe tratamiento, y solo en el 22 % de las personas con hepatitis C crónica, la infección llega a diagnosticarse; de ellas, solo el 18 % recibe tratamiento. 

En Cuba, la hepatitis C es la más prevalente. El 90 % de los casos evoluciona a la cronicidad y puede seguir avanzando la enfermedad hasta la cirrosis y el cáncer hepático.

Sin embargo, pese a su difícil situación económica, la Isla organizó desde 1987 un Programa Nacional de control de las hepatitis, y fue la primera nación de América Latina y el Caribe en tener una estrategia de este tipo. Tampoco fue tarea fácil obtener y reproducir a gran escala la vacuna recombinante contra la Hepatitis B, en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, un producto que forma parte desde el año 1992 del esquema de vacunación cubano.

Desde 2015, se inscribió también por dicho centro el medicamento HeberNasvac para tratar a pacientes adultos con infección crónica por el virus de la Hepatitis B. Asimismo, se fortalece constantemente la preparación de los gastroenterólogos para el tratamiento adecuado de las complicaciones de la cirrosis hepática, incluida entre las principales causas de muerte en el país, convocando en este esfuerzo también a los internistas, intensivistas y cirujanos.

Por otra parte, el país no ha reportado ningún caso de la hepatitis aguda infantil de origen desconocido que circula en el mundo. Aun así las autoridades sanitarias se mantienen alertas y vigilantes. En cada provincia se mantiene un seguimiento a los niños reportados en el mundo a fin de lograr una preparación eficaz ante esta enfermedad.

Y aunque queda camino por andar en la batalla contra las hepatitis virales, los resultados indican que cada vez Cuba está más cerca de poder cumplir con este objetivo trazado por la OMS para 2030, y que los virus B y C dejen de ser una amenaza para la salud de los cubanos.

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