La base que sostiene el éxito

Noel Sánchez Ríos enseña el béisbol a niños entre cinco y 10 años en el poblado de Boca de Camarioca.

Más de 700 kilómetros separan al profesor Noel Sánchez Ríos de su tierra natal Buey Arriba, un montañoso municipio granmense, desde donde llegó hace dos años al poblado de Boca de Camarioca.

Para este integrante de los antiguos equipos Granma de la Serie Nacional, entre los años 1986 y 1991, enseñar béisbol a niños entre cinco y 10 años es, sin lugar a dudas, el puerto seguro para espantar la nostalgia por la familia y las costumbres.

“La dinámica de trabajo que tengo procede de mi lugar de origen y me mantengo entrenando toda la semana, cosa que agradecen los padres y madres que desean que sus hijos mejoren en el deporte. Me ha dado resultado, pues hasta el momento he incorporado más de 12 niños al equipo de Cárdenas y actualmente tres de ellos parten hacia Sancti Spíritus, para integrar una preselección de equipo Cuba”.

Contar con los implementos deportivos en cualquier disciplina es tarea titánica, sobre todo en las categorías menores, donde la atención logística es variable y escasa. 

Por esta razón, el apoyo de los padres es esencial, para que el terreno del estadio de Boca se mantenga activo y continúe el profe Noel tejiendo sueños a base de mucha sapiencia.

“Buscar caucho en Oriente, para poder armar algunas pelotas; ha sido de las tareas que he tenido que acometer, para poder seguir con esta labor y, por supuesto, los padres, que por su cuenta compran los implementos, los consiguen de diversas maneras y así nos hemos mantenido entrenando.

“Además ayudan a acondicionar el terreno, incluso, recientemente se integraron para reparar la estructura de abasto de agua, para facilitar la estancia durante los entrenamientos”.

El trabajo constante desde edades tempranas es la columna vertebral de esos momentos de gloria que vive un equipo en torneos de envergadura. Ir limando deficiencias y pulir el pensamiento técnico táctico y saber cómo proceder en las diferentes situaciones específicas del juego hacen que, llegado el máximo nivel, la calidad crezca.

En estas edades es donde se comienza a formar a ese pelotero que mañana tendrá calidad; por eso les insisto que al terreno se viene a correr, el pelotero debe mantenerse corriendo, atacar las bases y que se sienta esa energía que solo nace del amor por el deporte. 

“Aquí el interés ha crecido muchísimo, tanto que a veces el otro profesor Ramón Hurtado y yo debemos cancelar la captación, porque son demasiados niños interesados y se hace engorroso.

“Aunque solo tenemos una escuela para buscar talentos, hemos logrado en los últimos tiempos ganarle de manera bastante sencilla a Cárdenas, que es un territorio mucho más grande y con numerosas posibilidades para conformar un equipo. 

“Para mí lo fundamental es que el pelotero rinda, que se esfuerce y que el interés por mejorar sea constante; quizás esta forma de pensar viene por jugar al lado de Ibrahím Fuentes, Félix Benavides, Pedro Mora, Víctor y Pablo Bejerano, entre otras glorias del béisbol, en la provincia de Granma”. 

Inculcar valores también es parte de las enseñanzas de los profesores Noel y Ramón: el saludo a los compañeros en la banca después de cualquier jugada, a los visitantes, la forma correcta de llevar el uniforme, evitar gestos antideportivos y ser corteses fuera del terreno.

Desde un pequeño estadio de pelota, sin las condiciones adecuadas, pero con la voluntad suficiente para crecer aún entre la maleza, Noel llega puntual cada tarde a las tres para forjar a unos Cocodrilos talentosos, disciplinados y aguerridos.

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Sobre el autor: Norys Castañeda Valera

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