En octubre de 2004, el autor y un grupo de exploradores descubren una extraña figura modelada en barro, en el sitio neolítico La Cañada, enclavado en las márgenes del río San Juan. La evidencia representa un cuerpo antropomorfo naturalista, con rostro detallado, nariz pronunciada, boca en forma de antifaz y una sola extremidad inferior, sobre la que se apoya con la planta del pie y sus cinco dedos.
Recientes indagaciones nos permiten asociarla con Guabancex, deidad aruaca del huracán, que “se estiliza en un esquematismo simbólico de un solo pie”.
Sobre el origen de la palabra “huracán”, algunos investigadores la consideran aruaca, mientras otros aseguran que es maya, en cuya lengua significa: “el de una sola pierna”. Aunque mayas y taínos no coincidieron en espacio, sí lo hicieron con la deidad y su representación.
Resulta curioso que, a simple vista, la imagen de La Cañada, semeje una cerámica maya. Lo cierto es que la figurilla constituye un valioso exponente del arte y la mitología, y una excepcional evidencia de la historia nacional. (Por: Adrián Álvarez Chávez)
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