Pocos conocen que Wiliams Quintana es graduado de Historia o que el arte lo enamoró desde niño. Esta semana nos acercamos a la vida de este actor y director de programas.
Wiliams afirma que ha intentado que su vida sea un hecho artístico. Su pasión por el arte empezó cuando apenas era un niño y se inventaba historias. Confiesa que siempre ha tenido capacidad de liderazgo, por lo que sus amigos lo acompañaban en aquella locura de presentar, bajo su dirección, La cenicienta o La cucarachita Martina, en las actividades de los barrios.
Las agrupaciones de aficionados lo siguen desde que decidió que su destino era el de hacerse artista, incluso luego de estudiar licenciatura en Historia.
“Al finalizar el preuniversitario, intenté estudiar actuación, mas, ese año resultó imposible. Entonces, me incliné por la Historia, pues creí que era lo más cercano a lo que aspiraba. Puede sonar raro, pero la saboreo de manera diferente, no como ese panfleto, sino como un camino repleto de acción.
“Una vez culminada la carrera, tuve la oportunidad de actuar en Arenas Libres, un grupo de aficionados que se incluía dentro del selecto movimiento teatral matancero. Luego, la radio me abrió sus puertas y, una vez aprobado un casting, inicié mi vida como actor en Radio 26.
“Por esa fecha, Rubén Darío Salazar me invita a participar en el espectáculo El cuento de invierno, durante el comienzo de Teatro de las Estaciones. Al terminar esa presentación, empecé a alejarme un poco de los escenarios, por casi dos décadas. Me dediqué por entero a la radio, a escribir guiones, a dirigir. Sin embargo, las tablas me llamaron nuevamente en 2007, para insertarme en la nómina de Teatro Icarón, con la maestra Miriam Muñoz. Poco tiempo después, me aventuré junto a un grupo de amigos y creamos Teatro El Portazo, donde me encuentro hasta hoy.
“A Teatro El Portazo le debo que me posicionara como actor profesional dentro del panorama nacional. Estrené Antígona, Semen, toda la saga de CCPC y la comedia No puedo, tengo ensayo”.
UNA PERSONA, MUCHAS VIDAS
“Durante toda mi vida he interpretado varios personajes, pero, si tuviera que señalar alguno, sin duda, sería el de Pío Miranda, en El día que me quieras, cuando me presentaba con Icarón, y el más recurrente con El Portazo: un transformista.
“Este último considero que le ha dado un giro a mi carrera profesional. Conocí el transformismo, al que consideraba como un arte menor y fácil, y durante todas las temporadas me ha enseñado el significado del sacrificio”.
LA MAGIA DE LA RADIO VERSUS TEATRO
“La radio es mi casa, es el lugar al que pretendo regresar siempre que las fuerzas me lo permitan. Me genera menos presión y proporciona una capacidad interpretativa enorme, pues en la misma jornada puedes interpretar a Cristóbal Colón, a un joven de la Cuba actual, un cepillo en un programa infantil, etcétera.
“Lo extraordinario del teatro es el contacto con el público. Siempre comparto la idea de que actuamos por ego. Los actores somos ególatras y unas personas totalmente desquiciadas. Cuando nos encontramos preparando un espectáculo, que puede llevar hasta seis meses, nos suceden todo tipo de situaciones: lloramos, sufrimos cuando las escenas no quedan como esperamos, se dañan partes del cuerpo intentando realizar un movimiento, se desgasta la ropa; y atravesamos esa agonía solo por escuchar el ¡Bravo! del público, luego del estreno, una emoción que permanece solo un instante”.
WILIAMS
“He cometido gravísimos errores de los que me arrepiento, mas, considero que soy un buen amigo. Intento ayudar a todos y en este empeño abrí las puertas para que aquellos jóvenes recién graduados pudieran integrar el grupo de Dramatizados de Radio 26.
“Soy una persona divertida, me encantan las risas y poco importa si me arrugo. Tengo una familia maravillosa. Aunque mis padres ya no están físicamente, me acompañan mi hermana, mi cuñado y mis sobrinos. Bebo café, fumo y me gusta comer bien.
“Tengo una pareja que me ha acompañado por 18 años y sigo enamorado como el primer día. Pienso que si no somos capaces de amar y de entregar amor, la vida no tiene sentido. Defiendo las causas justas. No soporto la injusticia, la doble moral o que me mientan.
“¿Reprocharle a la vida? Que no me permita regresar a los 20 años y con esta experiencia recorrer el mismo camino, para hacerlo de la mejor manera, o que me impida decir a mis padres cuánto los amo. Pero soy una persona feliz y espero que sea así hasta el último día”.
Lea también: Magaly Bernal: “Soy simplemente una artista”(+audio)