Matanzas, más que una provincia de arquitectura y cultura

Río Canímar en la Bahía de Matanzas, es el mayor y más caudaloso de los que desembocan en la bahía matancera. Ofrece el atractivo de un valle de origen fluvial, con laderas verticales de hasta noventa metros de altura.

El vastísimo patrimonio cubano es resultado de varios factores que determinaron la existencia de la riqueza que hoy poseemos. Ya sea la arquitectura, con sus magníficas construcciones reflejo de varios movimientos muy bien logrados, las obras ingenieras, los valores culturales con expresiones en la música, las artes visuales, la literatura y las artes escénicas, el inmenso caudal de artistas cuyos nombres ya se instituyen como símbolos de este país.

También forman parte de ese caudal inagotable de extraordinario valor patrimonial los elementos propios de nuestra identidad, desde el idioma y las maneras en que lo empleamos, la forma en que vestimos, el sincretismo religioso, la idiosincrasia, la cultura culinaria, la historia, todos ellos y otros ejemplos integran la gran diversidad de elementos que en Cuba consideramos patrimonio.

Pero, existen tesoros de inigualable valor que no son conocidos suficientemente. Tal vez al no divulgar todos sus maravillosos detalles hemos perdido la oportunidad de adentrarnos en el fascinante mundo del patrimonio natural.

Existen en todas las provincias de Cuba bienes naturales de valor excepcional y belleza extraordinaria. Entre ellos podríamos mencionar el Valle de Viñales (Pinar del Río), la Quinta de los Molinos (La Habana), las cascadas de El Nicho (Cienfuegos), el Paisaje Natural Protegido Topes de Collantes (Santi Spíritus) y el Gran Parque Nacional Sierra Maestra (Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo).

Matanzas también es dueña de una notable variedad de sitios naturales cuya trascendencia desde lo estético y para el movimiento ambientalista es digna de elogios.

TESOROS A LA VISTA DE TODOS

Matanzas es una ciudad de ensueño, de misterios sublimes e insólitos hechos, primicias que le son propias a su riqueza artística, a su historia, singularidades que demuestran su trascendencia dentro de la vida económica y social del país.

Existen muchos motivos para amar a Matanzas, para sentirse orgulloso de esas verdades aún escondidas entre los muros de sus añejas construcciones, testigos siempre de la grandeza de un sitio maravilloso en el que se funden cultura y tradición.

Pero se me antoja la Matanzas de bahía azul, la más honda de Cuba con más de 712 metros y una de las más hermosas del mundo. ¿Cómo imaginarla sin los ríos que surcan su cuerpo cual heridas proporcionándole uno de sus más conocidos sobrenombres?

Bahía de Matanzas al anochecer, un verdadero derroche de belleza. Foto:Jessica Mesa

Uno de ellos, el Canímar, navegable por más de 12 kilómetros y bordeado de exuberante vegetación, es el mayor y más caudaloso de los que desembocan en la bahía matancera. Ofrece el atractivo de un valle de origen fluvial, con laderas verticales de hasta noventa metros de altura.

Matanzas se  erige en un entorno geográfico espectacular coronado con bellezas naturales únicas en el mundo como el valle Yumurí. Con solo asomarse unos minutos por el puente de Bacunayagua o desde las alturas de Monserrate, usted podrá presenciar un paisaje cuya belleza es majestuosa.

Es un escenario de belleza natural donde se conjugan diferentes formas del relieve, con valores contrastantes, producto del contacto entre las rocas serpentinitas y calizas. Valorado de alta significación nacional, conserva restos arqueológicos y la especie vegetal endémica Melocactus matanzanus.

Sería imposible no reparar en la existencia de las Cuevas de Bellamar, descubierta casualmente en 1861 durante la fabricación del yeso que demandaba la construcción de teatro Sauto. Su descubrimiento introdujo la espeleología como disciplina en Cuba.  

Con sus más de 20 kilómetros de extensión y su complicada red de galerías, Bellamar ofrece una antigüedad de 25 mil años y figura como el centro turístico en activo más antiguo de la nación.

Si expandimos un poco más la mirada, en toda la provincia existen ejemplos de la belleza natural que nos antecede. Muy próxima a la cueva de Ambrosio, hacia el final de la península de Hicacos, se encuentra la reserva ecológica de Varahicacos, con varias especies autóctonas de gran interés.

La Cueva de Saturno se ubica en el pueblo de Carbonera. Los viajeros, al descender por una hermosa gruta, hallan un lago de 18 m de profundidad con aguas tan cristalinas que es posible ver el fondo.

En ese mismo entorno geográfico, la mítica playa de Varadero deviene importante destino turístico situado en el norte de la provincia, cuyos paisajes se caracterizan por una rica diversidad donde el sol y las aguas cristalinas son protagonistas. Las aguas de playa se caracterizan por ser cálidas con un singular color azul turquesa.

Al sur de Matanzas, la Península de Zapata es una exótica zona pantanosa de casi 5 mil kilómetros cuadrados, considerada uno de los lugares de más interés de Cuba por la gran variedad de fauna y flora que allí se encuentra, el mayor humedal de América Latina y el que mejor estado de conservación preserva de las islas caribeñas debido a su escasa población.

Caleta buena, una de las mejores playas de la Ciénega de Zapata, consiste en una franja de arena fina protegida por arrecifes, donde existe un amplio y apacible espacio para nadar, observar el fondo marino o hacer recorridos en bicicleta acuática.

HERRAMIENTAS PARA PRESERVAR LOS BIENES NATURALES

La introducción de conceptos novedosos a la nueva Ley General de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural, referidos a este último término, nos dota de herramientas eficaces para su conservación.

Comprender a “elementos bióticos y abióticos del lugar, así como los valores científicos, ambientales y estéticos reconocidos por la sociedad” como parte del patrimonio natural amplía el diapasón para la salvaguarda de estos recursos y sitios naturales.

El documento precisa además que el patrimonio natural enriquece el capital social conformando un sentido de pertenencia, individual y colectivo, que ayuda a mantener la cohesión social y territorial.

Asimismo, la nueva legislación establece puntos en común, interrelaciones estrechas con otros cuerpos legales, como la Ley del Sistema de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente, que fortalecen su protección.   

La adopción de la Ley responde al interés del Estado cubano y las instituciones vinculadas al tema, de eliminar la dispersión jurídica que existía en lo concerniente a la protección de esa riqueza patrimonial de la nación, perfeccionando los mecanismos conducentes a su cuidado y preservación.

Sin embargo, la responsabilidad ciudadana es un factor ineludible en cuanto al cuidado del medio ambiente. Si tenemos en cuenta la contaminación a que son sometidos la bahía y los ríos, la tala indiscriminada de árboles, la caza furtiva de especies endémicas, algunas en peligro de extinción, la erosión de las playas, entre otros problemas medioambientales, nos percataremos de la necesidad de desarrollar estrategias que sacudan la conciencia de los ciudadanos.

(Por: Jessica Mesa Duarte/ Tomado de Cubahora)


Patrimonio: Conjunto de bienes culturales y naturales, tangibles e intangibles, generados localmente, y que una generación hereda y transmite a la siguiente con el propósito de preservar, continuar y acrecentar dicha herencia. El Consejo Nacional de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de Cuba, es la instancia encargada de precisar y declarar los bienes que deben formar parte del Patrimonio Cultural de la Nación, los cuales estarán sujetos a los preceptos de la Ley No. 1, Ley de Protección al Patrimonio Cultural, aprobada en 1977, y del decreto no. 118 del Consejo de Ministros del 3 de noviembre de 1983.

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