En la Guiteras no sobra ni un segundo

Aunque para él es una labor de rutina, el experimentado soldador Eduardo Mercuchini no niega que, cada vez que debe acceder a la llamada cámara muerta de la caldera de la Guiteras, siente algo así como una tensión inevitable, y le vienen a la mente más de uno de sus seres queridos.

Y no es para menos. El solo hecho de introducirse por un estrecho orificio, flanqueado por paredes metálicas oxidadas y bajo un calor casi insoportable, impresiona a los operarios más corajudos y, como es de suponer, resulta un episodio sobrecogedor para los intrusos visitantes.

Para llegar hasta esa área, ubicada a unos 30 metros de altura, hay que ascender varios tramos de una escalera incómoda. En esta ocasión, justo antes de emprender la subida, es visible en el piso una mezcla de agua, petróleo y azufre, producto de la limpieza de los calentadores de aire regenerativos.

Al notar la curiosidad de los reporteros, la joven Liliam García, especialista en Mantenimiento Industrial, advierte que en dicho sitio se respira un aire oloroso a azufre y a otros restos del crudo nacional, y que provoca coriza.

«Las labores en cualquier parte de la unidad son difíciles, pero aquí en la caldera se tornan particularmente duras. De verdad que ante estos trabajadores hay que quitarse el sombrero», confiesa.

Liliam y Mercuchini son apenas dos de los más de 300 efectivos con la responsabilidad de completar, en breve tiempo, el muy necesario mantenimiento en la Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras, el principal bloque unitario del país, y donde en las últimas horas se vive un ambiente de mucho ajetreo, bajo la premisa de ganarle tiempo al mantenimiento pactado.

Todos están conscientes del peso de la planta en la generación eléctrica en el país, y de la importancia de sincronizar al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) lo antes posible.

Según la joven de 28 años de edad, diez de ellos dedicado al duro oficio, hasta la fecha todo se realiza según lo previsto, y los especialistas enfatizan en la calidad en cada una de las áreas.

Eso no tiene nada de raro en la Guiteras, aquí es habitual que las cosas se hagan bien y es difícil que algo nos sorprenda con la guardia baja, comenta la joven matancera.

Los ojos experimentados de Román Pérez Castañeda, especialista principal, siguen el curso de cada detalle en las más de cien acciones que se llevan a cabo de forma paralela.

Explica que ya culminan las labores principales en la ruta crítica y dice, orgulloso, que el dictamen del llamado «punto rojo» confirmó los cálculos previstos, una muy buena noticia, aunque todavía, al momento de la visita, había que esperar por lo que dijera la prueba hidráulica.

Precisa, sin embargo, que resultó necesario contar con el respaldo de la Brigada de Bomberos, la cual acudió a la cte como medida de previsión, y sus integrantes hasta ayudaron en la limpieza de las áreas previstas.

El lavado de los calentadores de aire regenerativo, dijo, fue muy engorroso, por el elevado grado de suciedad encontrado allí. Más de lo que imaginamos, explicó.

Reiteró que el objetivo primero de este mantenimiento ligero es evitar el riesgo de alguna avería mayor, y poder llevar la planta, por ahora, hasta unos 240 MW.

«Eso sí, para ganar en confiabilidad se requiere de un mantenimiento de diez días, lo que elevaría la carga a 280 MW y, más adelante, realizar el aplazado mantenimiento capital para intervenir otras áreas y equipos; y, de ese modo, elevar la eficacia de la unidad».

Ahora mismo lo más importante es cumplir al pie de la letra el plazo del mantenimiento, y aliviar un tanto la frecuencia de los molestos apagones.

Si no surge algún inconveniente imprevisto, al amanecer del viernes la Guiteras estará generando nuevamente, aseguró Pérez Castañeda, lo que resumiría, otra vez, el esfuerzo y la inteligencia de los trabajadores eléctricos en una planta cuyo aporte al sen es decisivo, como bien reconoció en fecha reciente el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

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Sobre el autor: Granma

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