Por supuesto que un tema del que se ha hablado tanto durante 60 años puede llegar a naturalizarse, a tal punto, que se tome como algo que puede llegar a ser intrascendente. Mas el bloqueo, ese engendro criminal que pende sobre la cabeza y las ansias de cada cubano, no puede establecerse como una circunstancia rutinaria, cuando rige, negativamente, los destinos de varias generaciones de compatriotas.
No puede suceder además, que minimicemos los efectos de una guerra económica que tanto ralentiza nuestro desarrollo. Cada vez que alguien busca evadir el daño que nos provoca intentando nombrar a culpables internos, las acciones que buscan asfixiarnos logran su cometido y nos convierten en cómplices si callamos.
La inoperancia de un funcionario cubano nunca podrá compararse con el perjuicio que provoca a nuestro país el acoso y la coacción a cada intento nuestro por emprender la más mínima gestión comercial.
Quienes minimizan los daños del bloqueo les conviene omitir que durante los momentos más difíciles de la pandemia y ante la escasez de oxígeno en Cuba, los Estados Unidos se rehusó a vendernos ese producto vital, convirtiéndose esa acción inhumana y deplorable en la alegoría perfecta del verdadero objetivo del gobierno norteamericano hacia nuestra nación.
Causa indignación ver a diplomáticos norteamericanos en la sede de la Organización de Naciones Unidades, intentar desvirtuar nuestras denuncias alegando que nos venden toneladas de pollo, como si fuera un hecho trascendental, siendo precisamente las costas de la Florida de los espacios geográficos más cercanos a nuestras costas, por lo que puede afirmarse que el flujo comercial debería ser mayor al tratarse de nuestro mercado natural.
En cada sesión de condena al bloqueo el planeta se posiciona al lado de Cuba al denunciar las consecuencias del cerco económico, comercial y financiero contra la nación caribeña.
Por ejemplo, por solo citar uno de los casos más recientes, durante el mandato de Trump se interrumpió el procesamiento de visas, se restringieron las remesas, se limitaron viajes y vuelos, hasta llegar a 243 medidas adoptadas con el fin de destruir el proceso revolucionario cubano siguiendo el guión de sus antecesores, pero llevándolo a límites insospechados.
Pero estos hechos que causan la repulsa de cientos de países, se tergiversa cada día o se maquilla. Llama la atención que hasta la red colaborativa Wikipedia asumió el término “bloqueo interno” en aras de desvirtuar las denuncias de Cuba ante el sufrimiento de su pueblo por una política hostil que suma ya seis décadas.
¿Se sonrojarán al menos estos “negacionistas” al conocer que los niños cubanos que padecen de leucemia linfoblástica no pueden ser tratados con el producto norteamericano Elspar, creado precisamente para casos de intolerancia?
La realidad concreta, y que algunos no alcanzan a ver, agobia cada día a los especialistas del Cardiocentro Pediátrico “William Soler”, quienes se ven imposibilitados de adquirir dispositivos como catéteres, coils, guías y stents, que se utilizan para el diagnóstico y tratamiento por cateterismo intervencionista en niños con cardiopatías congénitas complejas, ya que a las empresas norteamericanas Numed, Aga y Boston Scientific se les prohíbe la venta de estos productos a Cuba.
Sobre semejante hostigamiento bastaría mencionar la multa millonaria que debió pagar la subsidiaria de la multinacional de origen sueco, Ericsson de Panamá, por exportar equipos para redes móviles a Cuba.
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Entre los años 2009 y el 2016, durante la administración de Barak Obama, fueron impuestas 52 multas por violaciones de los regímenes de sanciones contra Cuba y otros países, por un monto de 14 mil 404 millones 358 mil 605 dólares, recoge un informe aparecido en el sitio Red Digital.
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La propia fuente informa que el Departamento de Transporte de Estados Unidos denegó el 18 de noviembre de 2020 la solicitud de varias aerolíneas para llevar ayuda humanitaria a Cuba.
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También impidió enviar la donación de la empresa Alibaba y la Fundación Jack Ma de mascarillas, kits de diagnóstico rápido y ventiladores, justo en el momento más crítico de la pandemia.
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Cuando Biden asumió la presidencia muchos pensaron que eliminaría cada una de las sanciones aprobadas por Trump, pero el tiempo ha pasado y hasta la fecha solo han anunciado medidas leves, que si bien representa un respiro, no logran atajar el mal de raíz, porque el bloqueo continúa ahí, tan dañino e inhumano como siempre.
Estimado Arnaldo:
El Bloqueo, como el dinosaurio de Monterroso, continúa ahí. Muy de acuerdo con tu artículo. Excelente compilación. No basta con la denuncia. No basta con apoyar las iniciativas antibloqueo y los grupos que, cada vez con mayor fuerza, están surgiendo y se manifiestan en otros países, especialmente en los propios EEUU. No basta con la solidaridad que recibimos de estos grupos, y de otros amigos de Cuba, por todo el mundo, que nos hacen llegar incluso donaciones en material médico y alimenticio. No basta con elevar nuestra denuncia ante la Asamblea de las Naciones Unidas y que este año, como en las tantas veces anteriores, nuestra resolución antibloqueo sea aprobada por la abrumadora mayoría. Mientras no se resuelva juridicamente, por acción legislativa y ejecutiva de ese gobierno, mientras no asuman la concepción de respetar el derecho de Cuba de ser independiente, seguirá existiendo. Entonces, nos corresponde, además, entre todos, aplicar nuestros mejores esfuerzos en limitar, día a día, el impacto de ese Bloqueo sobre nuestro pueblo.