Entre los elementos tenidos en cuenta por la dirección del país para poner en marcha la Tarea Ordenamiento estuvieron las características demográficas de la nación, sobre la base de las cuales se adoptan las políticas sociales y económicas.
En 2020 nacieron en el archipiélago 105 000 niños y murieron 111 000 personas, lo que evidencia un decrecimiento natural de la población, tendencia palpable desde hace varios años.
Al no existir el necesario reemplazo, los cubanos envejecen aceleradamente y de un 18,3 por ciento que exhibía este indicador durante el censo de 2012, ya alcanza el 21,3 %.
Aun cuando otros territorios han desplazado a Matanzas del cuarto lugar que ocupaba hace una década atrás, los números no dejan de preocupar.
ENVEJECIMIENTO ACELERADO
En el 2004, el 15,9 % de los matanceros tenía 60 años y más. Un lustro después, la cifra llegó al 17,8 %. Esa tasa continuó en ascenso y el último reporte de la Oficina Provincial de Estadísticas e Información, correspondiente al 2019, incluía ya al 20,6 % en este grupo de edad.
Tal proceso no se revertirá, en tanto no lo hagan los tres factores que influyen en el crecimiento demográfico: fecundidad, migraciones y mortalidad. Al respecto, Gustavo Castellanos Castellanos, estadístico territorial superior que atiende análisis demográfico, población y desarrollo, en la citada entidad, señala que Matanzas –como el resto del país– presenta una fecundidad sostenida por debajo del nivel de reemplazo poblacional.
Corrobora así las cifras plasmadas por la publicación Estudios y datos de la población cubana, de marzo de 2020, que señala que desde hace 40 años las mujeres cubanas, en promedio, dejan menos de una hija al concluir su etapa reproductiva, cuando la Tasa Bruta de Reproducción toma valores por debajo de 1.0.
Ello, al decir del especialista, guarda mucha relación con el grado de empoderamiento femenino en los planos laboral, social y profesional. “Las familias tradicionales han cedido el espacio a las modernas, en las que te puedes encontrar, por ejemplo, a una mujer como jefa del núcleo”.
Un apunte adicional ofrecido por la Dirección Provincial de Salud refiere que en el 2020 ocurrieron 6 291 nacimientos, 492 menos que en la etapa precedente, mientras ocurrieron 6 998 defunciones, dígitos que demuestran a todas luces que nacen menos de los que fallecen. Según los últimos cálculos, la esperanza de vida aquí rebasa los 77 años, indicador propio de países desarrollados.
“Aun así, nos mantenemos en el llamado ‘bono demográfico’, un período donde las personas en edad de trabajar (de 15 a 60 años) superan en cantidad a las económicamente dependientes (de 0 a 15 y más de 60), lo cual representa una ventana de posibilidades”, explica el demógrafo.
Asimismo, argumenta que cuando dejemos de estar en dicho bono, entonces la situación se tornará muy tensa; pues las personas en edad económicamente activa llevarán sobre sus espaldas un peso enorme; por una parte, el cuidado de los niños y por otra, el de los ancianos.
La Atenas de Cuba ocupa, junto a Cienfuegos, la sexta posición entre las provincias más avejentadas, después de Villa Clara (24 %), La Habana (21,9 %), Sancti Spíritus (21,8 %), Pinar del Río (21,6 %), Camagüey y Holguín (20, 8%). Dentro de sus municipios despunta Unión de Reyes (25,4 %), en segundo puesto a nivel nacional, junto al villaclareño Cifuentes.
Advierte que ciudades como Matanzas y Cárdenas poseen cifras elevadas de adultos mayores, y si no figuran entre los primeros se debe a la migración interna que ocurre en ambas localidades.
RETOS POR VENIR
Sobre la repercusión que en materia económica significa el envejecimiento poblacional y la falta de reemplazo, Castellanos apunta que constituye un enorme desafío, pues la fuerza productiva disminuye. Al respecto, tampoco se debe obviar que el 83,5 % de los matanceros residen en zonas urbanas.
En tal sentido, el estadístico opina: “Hay que tecnificar más el trabajo agrícola para que las personas se queden viviendo en las áreas rurales. También buscar otras vías para que se mantengan activas más tiempo, como el teletrabajo, método que demostró durante esta etapa de pandemia que puede ser eficaz”.
Aun cuando atendiendo al comportamiento de las dinámicas demográficas hace una década se incrementó la edad de jubilación, 11 561 trabajadores de la provincia sobrepasaban la edad laboral hasta el cierre de 2019. “Sucede que muchos individuos pueden seguir aportando más. Mírame a mí, que tengo 74 años y estaré aquí hasta que se seque el malecón”, dice de manera jocosa, pero con mucha razón.
Si bien se espera que Cuba se mantenga durante unos años más en el llamado bono demográfico, el proceso de vejez es irreversible y se estima que entre 2030 y 2048 se supere la barrera del 30 % con 60 años y más. Ello, sin dudas, representa un reto para la nación y, a su vez, mayores gastos en asistencia social, aspectos imposibles de obviar cuando de adoptar políticas se trata.