El Aedes aegypti nos tiene en alerta roja 

“A las cosas que son feas…”

En conferencia de prensa, efectuada en la sede del Ministerio de Salud Pública durante la mañana del martes último, se supo que los elevados índices de infestación del mosquito Aedes aegypti mantienen al país en alerta roja.

Suman cuatro las provincias en las cuales se concentra casi el 20 % de focalidad: La Habana, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba. En tanto, 17 municipios exhiben el 60,8 %. El 83 % de los focos se detectaron en viviendas, sobre todo en depósitos de almacenamiento de agua. Son cifras preocupantes, en una época del año en que se acrecientan los factores que propician la aparición del vector.  

Ello conlleva a que también sea elevado el riesgo de transmisión del dengue para todos los territorios cubanos; una enfermedad que, además de los molestos síntomas que provoca, puede ser letal. Para nuestra suerte, no se han identificado casos de zika y chikungunya. 

El Aedes aegypti nos tiene en alerta roja

Aunque Matanzas no figura entre las provincias mencionadas, la situación no deja de ser alarmante, sobre todo si se tiene en cuenta la difícil situación económica que atraviesa la Isla, lo que atenta contra el normal desarrollo de la campaña antivectorial.

No obstante, aun en las condiciones actuales, cuando se complejiza el acceso a productos como el Lomaté y el repelente, la recogida de desechos sólidos se ha visto afectada y la frecuencia de fumigaciones no se corresponde con la de períodos anteriores. Hay mucho que, desde nuestros hogares y centros de labor, podemos hacer, para que este enemigo no nos acompañe por dondequiera que vamos.

Si con frecuencia revisáramos los sitios que conocemos emplea para la ovoposición, tendríamos ganada al menos la primera parte de la batalla: las gavetas de los refrigeradores, los bebederos de animales, los tanques destinados a almacenar agua, cisternas, vasos espirituales, los patios, azoteas, cualquier lugar que sirva para su cobija, incluidos otros recintos que puedan parecernos insólitos, como un cascarón de huevo o la tapa de un pomo. Basta un poco de humedad para ser considerado en su amplio espectro de elección.

El combate contra el Aedes aegypti no puede, como muchas personas piensan, quedar solo en manos de las autoridades estatales. Urge la cooperación de todos, el cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias y la aplicación del control autofocal. También la exigencia, ante la visita de los operarios de la campaña, de una correcta revisión al hogar y el cumplimiento del cierre de los locales durante los 45 minutos establecidos, en caso de fumigación. 

Recién salimos de una lucha campal contra la covid-19, a la que el país tuvo que destinar cuantiosos recursos. Si ahora se complejizara la situación sanitaria con el dengue o hasta apareciera el zika o chikungunya, ¿adónde iríamos a parar? ¿Se imagina, además, que un miembro de su familia que ya sufrió los embates del coronavirus tenga ahora que enfrentarse a alguna de estas enfermedades? Cualquiera de ellas puede ser tan perjudicial como el SARS-CoV-2. 

La prevención y la responsabilidad son armas imprescindibles si queremos eliminar los riesgos de transmisión. Los cubanos tenemos conocimientos de cómo ganar este otro combate. Cerremos filas en las comunidades, centros laborales y escolares. No le demos, pues, ni un solo filo al mosquito.

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