En Cuba vivió y se extinguió, hace aproximadamente 11 mil años atrás, una especie de murciélago vampiro endémica nacional, el Desmodus puntajudencis. En el año 2003, en una cueva de la loma de El Palenque – limítrofe con el poblado de Ceiba Mocha, a pocos kilómetros de la ciudad de Matanzas – se descubrieron restos óseos del Desmodus, específicamente un cráneo, confirmándose así, que en tiempos pretéritos ejemplares de vampiros surcaron las noches matanceras.
De color rojizo en el vientre y grisáceo en la región ventral, carente de cola y con grandes incisivos superiores, el vampiro se alimenta de sangre del ganado vacuno, equino y ovino y en ocasiones del hombre. En la actualidad habita solo en Centro y Sudamérica.
A principios de 1945, Alfredo Gómez, maquinista del tranvía que realizaba el viaje en el cementerio San Carlos, en la ciudad de Matanzas, tocaba la campana para el regreso cuando observó un hombre que lo llamaba. Se le acercó y lo vio con capa negra, extrema palidez, ojos hundidos y dos visibles colmillos que asomaban de su boca.
Suficiente esto para que, asustado, huyera a toda carrera. Al día siguiente contó lo sucedido a varios amigos. En medio de la burla solo uno le creyó y aceptó acompañarlo por la noche al camposanto en busca del supuesto émulo de Drácula. Como constancia de que habían ido al lugar, clavarían una estaca.
En el momento que Alfredo ejecutaba su “acto probatorio”, sintió cómo lo halaban del suelo. El amigo salió a todo correr gritando: “¡El vampiro! Al amanecer se encontró el cadáver de Alfredo, con su ropa clavada en la estaca. La leyenda contaba que era el espíritu de un médico que le robaba la sangre a sus pacientes, hasta que un día, el padre de una de sus víctimas lo sorprendió y lo mató.
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En 1897 el escritor irlandés Bram Stoker, escribe su novela Drácula, fantasiosa historia del mítico vampiro, basada en el personaje real de un príncipe rumano. La obra recrea cadáveres que, durante la noche, abandonan el lecho de muerte para chupar la sangre de los vivos.
Nació el príncipe Vlad Tepes o Drácula, en 1431 en Sighisoara, aldea de misterios y supersticiones, castillos y viejos monasterios. Luchador contra los invasores húngaros y otomanos, fue extraordinariamente cruel con sus prisioneros, a los que empalaba, de ahí que se conociera como el Empalador. (Por: Adrián Álvarez Chávez)