Corrían los primeros meses de 1960 y entre la alta burocracia estadounidense se debatían los planes para el derrocamiento del gobierno revolucionario cubano. Fue Lester Mallory, entonces Vice Secretario de Estado Asistente para Asuntos Interamericanos, quien sintetizó los principios que hasta nuestros días rigen la agresión económica y política contra la mayor de las Antillas.
El funcionario planteaba un bloqueo que “(…) logre los mayores avances en privar a Cuba de dinero y suministros, para reducirles sus recursos financieros y los salarios reales, provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del Gobierno”, propuesta que fue solo desclasificada en 1991.
No obstante, en las primeras medidas de esas acciones punitivas la administración del presidente John F. Kennedy se cuidó de mantener como una hoja de parra no incluir directamente los alimentos y las medicinas, aunque en la práctica ese intercambio resultó casi eliminado.
Esa formalidad terminó hace 57 años cuando concluyó, el 31 de mayo de 1964, el plazo de los presuntos intercambios y la Casa Blanca decretó la prohibición total de exportación de medicinas y alimentos.
50 años ya
En estos más de cincuenta años, en algunos aspectos no se mantuvieron estas restricciones y desde la década de 1990, supuestamente por razones humanitarias ante la presión mundial, EE.UU. permitió que la Isla comprara principalmente pollo, pero pagando al contado y sin crédito ni facilidades en bancos estadounidenses para dichos negocios, algo que niega por completo las costumbres habituales en el comercio mundial.
Referido a las medicinas e insumos médicos la prohibición solo se levanta bajo específicas autorizaciones o licencias, que suelen extenderse en el tiempo y generalmente denegarse aunque se trate de compras de fármacos o procederes médicos imprescindibles para salvar la vida de enfermos de graves, incluyendo niños con padecimientos oncológicos.
En esa lista negra se incluye una nueva generación de procedimientos únicos y medicamentos para tratar el cáncer y la cirugía cardiovascular, que se producen en Estados Unidos, lo que obliga a La Habana a adquirirlos con gran dificultad por la extensión del bloqueo a terceros países, y a un altísimo costo para salvar a pacientes condenados a muerte por el delito de vivir en Cuba.
Para garantizar mayor efectividad de esas medidas punitivas, la administración estadounidense calificó al Cardiocentro Pediátrico William Soler, de La Habana, como “Hospital Denegado”, por ser sospechoso de participar en prácticas relacionadas con el terrorismo, por lo cual se le prohíbe la compra de medicinas e insumos, que en ocasiones hacen la diferencia entre la vida y la muerte de un infante.
Y llegó la covid
Pero si estos ejemplos no fueran suficientes, durante la reciente pandemia se demostró que Washington no tiene límites en su política contra Cuba al hacer de la COVID-19 su aliado para arreciar el inhumano cerco.
La Isla ha enfrentado la epidemia más peligrosa del último siglo en el orbe con sus servicios médicos golpeados por un bloqueo incrementado, que en términos monetarios supera cada año ampliamente los 100 millones de dólares.
Los respiradores artificiales son imprescindibles como soporte vital para los enfermos graves del virus SARS-CoV-2, y autoridades de salud pública trataron de comprar esos equipos a las empresas suizas IMT Medical AG y Acutronic Medical Systems AG, las que finalmente se negaron a venderlos por presión de la Casa Blanca, que adquirió ambas compañías.
El gobierno cubano denunció la nueva agresión, y reiteró que no impedirá que los enfermos necesitados tengan garantizado ese soporte vital, tal como ha ocurrido.
También empresas transportistas se negaron por presión estadounidense a traer de China importantes donaciones de medios de protección e insumos, mientras se incrementa la retórica anti-cubana de la Oficina Oval, que incluye la colaboración médica cubana en el mundo, además de estimular desde Miami acciones terroristas.
Tampoco de EE.UU. se recibieron por iniciativa humanitaria cilindros de oxígeno medicinal, tan necesario cuando la principal planta en la Antilla Mayor tuvo una rotura y puso en peligro de muerte a centenares de enfermos.
Para Washington no tuvieron consecuencia alguna las convocatorias de Antonio Guterres, Secretario General de la ONU; y Michelle Bachelet, Alta Comisionada de esa organización para los Derechos Humanos, que llamaban a levantar sanciones impuestas a diferentes países y específicamente a Cuba, para garantizar el acceso a alimentos, suministros de salud y asistencia ante la COVID-19.
Durante la pandemia el sistema de salud se creció y científicos y personal sanitario salvaron muchas vidas, a pesar de los intentos de los continuadores de una genocida política de bloqueo implantada por Estados Unidos, que decretó el 31 de mayo de 1964 la prohibición de la exportación de medicinas y alimentos hacia Cuba. (Tomado de la ACN)
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Estimado redactor:
Hace un tiempo, elaboré este documento, le solicito acepte mis excusas por la extensión, pero el tema lo amerita.
Preguntas y respuestas sobre el Bloqueo.
Hay que preguntarse por qué, y para qué, porque quien no se lo pregunta y procede, así sin más, poco favor se y nos está haciendo. Una guerra por la conciencia no puede llevarse a cabo sin ella. No tener claridad en un tema implica que cualquier opinión que nos llegue sobre el mismo, de la fuente que sea , nos llene ese vacío. Por eso, es importante conocer la respuesta a esas preguntas sencillas, que muchas veces suelen ser las más profundas y difíciles de responder, aunque no carguen en su estructura con algún vocablo de enmarañado entendimiento.
¿Cuándo nace el Bloqueo?
El hecho de que el bloqueo se haya oficializado en febrero de 1962 (con la Proclama 3447 de Kennedy) ha conllevado a lecturas erróneas y a no pocas tergiversaciones de la verdad histórica, al interpretarse el hecho como punto de partida de la guerra económica contra Cuba y una repuesta al estrechamiento de las relaciones de la Isla con Moscú, las nacionalizaciones de 1960 y el rumbo socialista de la Revolución.
Pero lo cierto es que el bloqueo no fue una respuesta a las nacionalizaciones llevadas adelante por Cuba en 1960, como en algunas visiones –intencionadas o no- se intenta hacer ver, las nacionalizaciones de 1960 fueron la respuesta de la Revolución a la guerra desatada por el gobierno de Estados Unidos para hacer implosionar la economía de la Isla.
Lo cierto es que Estados Unidos consideró enemigo a la Revolución Cubana desde el mismo triunfo del pueblo el 1ro. de enero de 1959. El boicot al gobierno rebelde comenzó desde el mismo año del triunfo revolucionario, cuando Estados Unidos recibió y dio impunidad e inmunidad a los cabecillas de la dictadura de Fulgencio Batista, quienes se llevaron cuantiosas fortunas esquilmadas al tesoro público y al pueblo.
Desde el 6 de febrero de 1959, el Banco Nacional de Cuba consignó que su depósito en bancos norteamericanos de 424 000 000 de dólares fue robado por los batistianos, y ni un solo centavo ha sido devuelto.
En mayo de 1959 se sella el compromiso con el segmento del pueblo cubano más explotado y empobrecido, al decretarse la Primera Ley de Reforma Agraria que expropió los enormes latifundios, muchos de ellos en poder de consorcios estadounidenses.
En junio de 1959, siendo presidente Dwight Eisenhower, canceló la cuota azucarera cubana en el mercado estadounidense, despojándola de su principal ingreso económico y financiero. Washington combinó esta medida con la negación, en abril, de suministrar y refinar el petróleo, por parte de las «tres hermanas», las empresas Esso, Texaco y Shell, que monopolizaban esa actividad energética en la Isla.
El 6 de agosto de 1960 tal y como estaba anunciado en el programa del Moncada, fueron nacionalizadas 26 empresas extranjeras, entre ellas las tres refinerías petroleras, la Compañía de Electricidad, la de teléfono y 36 centrales azucareros. En 1960 la Unión Soviética se comprometió con Cuba a comprar el diez por ciento de la producción azucarera a cambio del suministro de petróleo
Washington desplegó otras sanciones y boicots, como notificar el 24 de septiembre de 1960, la suspensión de las operaciones de la planta de níquel de Nicaro, propiedad estadounidense; el 19 de octubre pusieron en vigor medidas generales prohibiendo exportaciones norteamericanas a Cuba, y el 16 de diciembre, Eisenhower suprime totalmente la cuota azucarera cubana para los primeros tres meses de 1961.
Incluye en el acoso una última medida de su administración, el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba el 3 de enero de 1961, para unos días después, suspender el comercio con la Isla, amparado en la Ley del Comercio con el Enemigo que le permitía prohibir, limitar o regular las transacciones comerciales y financieras con países considerados hostiles a Estados Unidos
Kennedy decide el 31 de marzo de 1961, suprimir totalmente la cuota azucarera cubana en el mercado norteamericano (tres millones de toneladas).
Firmada ya por Kennedy la Proclama Presidencial 3447, el 24 de marzo de 1962, el Departamento del Tesoro del Gobierno norteamericano anunció la prohibición de entrada en territorio norteamericano de cualquier artículo elaborado, total o parcialmente, con productos de origen cubano, aunque fuese hecho en un tercer país. Entraba en vigor un cierre comercial que dura hasta hoy
¿Es correcto decir Bloqueo o Embargo?
Bloqueo o embargo no son sinónimos. El embargo es un término aplicado en las relaciones comerciales, casi siempre bilateral, entre dos países, como un tipo de multa ante el impago de mercancías, que puede derivarse en una confiscación de bienes que el contrario posea en terreno propio, el cese de la actividad comercial, etc. El Bloqueo es el cerco total económico, financiero, cultural, social y humanitario, incluso con alcances militares, hacia un país, al que se le impide en estos órdenes y por todos los medios posibles, el intercambio con el resto del mundo.
Las acciones ejercidas contra Cuba por el Gobierno de los Estados Unidos no se enmarcan en la definición de «embargo». Por el contrario, trascienden éste y tipifican un «bloqueo» al perseguir el aislamiento, la asfixia, la inmovilidad de Cuba, con el avieso propósito de ahogar a su pueblo y llevarlo a claudicar de su decisión de ser soberano e independiente; todo ello constituye precisamente elementos cardinales en el concepto de «bloqueo», que significa cortar, cerrar, incomunicar con el exterior, para lograr la rendición del sitiado por la fuerza o por el hambre.
¿El Bloqueo existe?
El Bloqueo es un conjunto de leyes, disposiciones presidenciales y otras legislaciones aprobadas por el gobierno de los Estados Unidos dirigidas a cercar totalmente y con carácter económico, financiero, cultural, social y humanitario, incluso con alcances militares, al pueblo cubano.
Está conformado por varios documentos legislativos:
1. Ley de Comercio con el Enemigo, de 1917, sección 5.b (dio base a la Proclama Presidencial 3447, el 24 de marzo de 1962, firmada por Kennedy)
2. Ley de Cooperación Internacional, de 1961, sección 620.a
3. Regulaciones al Control de los Activos Cubanos, de julio de1963, prohibiendo todas las transacciones con Cuba y congelando los valores del Estado cubano dentro de Estados Unidos.
4. En mayo de 1964, el Departamento de Comercio norteamericano prohibió de manera total los embarques de alimentos y medicinas a Cuba,
5. Ley para la Democracia en Cuba, del 23 de octubre de 1992, conocida como Ley Torricelli, bajo la egida de George H. W. Bush.
6. Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubanas, del 12 de marzo de 1996, conocida como Ley Helms-Burton, rubricada por el presidente Bill Clinton.
7. Ley de Sanciones Comerciales e Incremento del Comercio, de 2000.
8. El presidente Donald Trump en su administración desde 2017 a enero de 2021 aplicó 243 medidas coercitivas unilaterales contra Cuba que recrudecieron el bloqueo.
¿El Bloqueo es legal o legítimo?
Como se ve, ante la justicia norteamericana, el Bloqueo es legal, pues está respaldado jurídicamente por varias de sus leyes y otros documentos legislativos vigentes.
La legitimidad no existe, no solo por el hecho de ser repudiado por la gran mayoría de la comunidad internacional. La falta de legitimidad está en consonancia con la inhumanidad de sus objetivos, rendir por hambre y necesidades al pueblo cubano.
“Si ellos —el pueblo cubano— sienten hambre, botarán a Castro”, comentó el presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower en una reunión con algunos de sus principales asesores en la Casa Blanca el 25 de enero de 1960. La fecha no es para nada insignificante. En ese momento aún no existían relaciones diplomáticas con la URSS, no se habían producido las nacionalizaciones más amplias a las propiedades estadounidenses en la Isla y tampoco se había declarado el carácter socialista del proceso cubano, sin embargo, el gobierno de Estados Unidos ya había lanzado su apuesta desde los primeros meses del año 1959: usar todo el poderío a su alcance para derrocar a la naciente Revolución Cubana.
El 6 de abril de 1960, se revelaría nuevamente la esencia de la política de guerra económica contra Cuba cuando el secretario asistente de Estado, Lester D. Mallory, ampliara aún más la argumentación malévola expresada con anterioridad por el presidente Eisenhower: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) no existe una oposición política efectiva (…) el único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del descontento y el desaliento basados en la insatisfacción y las dificultades económicas (…) Debe utilizarse prontamente cualquier medio para debilitar la vida económica de Cuba (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
¿Es una prioridad la lucha contra el Bloqueo?
A pesar de los innumerables pretextos que se fueron construyendo a través de los años en el discurso político estadounidense: “la amenaza roja en el caribe”, “la alianza con la unión soviética”, “el apoyo a los movimientos de liberación en América Latina”, “la presencia militar cubana en África”, luego “los derechos humanos y el sistema político”, entre muchos otros, la razón de fondo no era otra -y lo sigue siendo hoy- que la existencia a 90 millas de sus costas de un proceso realmente emancipador, de posturas firmes en la defensa de su soberanía, tanto desde el punto de vista doméstico como internacional, inaceptable para la élite de poder en Washington.
El Bloqueo ha sido, a lo largo de estos años y cada vez con mayor impacto, el obstáculo principal para nuestro desarrollo.
El bloqueo de Estados Unidos a Cuba, aunque tiene relación con nuestra decisión de escoger y mantener nuestro sistema político y social sin que nadie, ni mucho menos ese país nos lo cuestione, no es consecuencia del diferendo político, ni mucho menos se resuelve con negociaciones entre las partes. El andamiaje del bloqueo surge después del triunfo de la Revolución Cubana, pero fue un acto unilateral del gobierno de los Estados Unidos. Siempre se alude a la Orden ejecutiva 3447 de Kennedy y a un memorando de un personaje de ese gobierno, Mallory, quien definió como objetivos del bloqueo «…rendir por hambre y necesidades al pueblo cubano…» Ese bloqueo, que se ha recrudecido año tras año (Torricelli, Helms Burton, las Trumpadas, etc y con Biden, la vida sigue igual) solo lo desintegra sucesivas acciones ejecutivas del Congreso y del Presidente de ese país. Nada que negociar. Recuerdo que siempre enunciaban un argumento como moneda de cambio, que si el apoyo a los movimientos de liberación nacional, que si la subordinación al comunismo internacional y a la Unión Soviética, que si la presencia de las tropas cubanas en Angola, que si bla, bla, bla. Ahora que propone, negociar y renunciar a principios, no, nos hemos mantenido en todos estos años, y seguiremos los que sean necesarios, porque hemos sido consecuentes con nuestros principios. El conflicto político seguirá, porque hace tres siglos que ellos siguen viendo a Cuba como una posesión apetecible, entre la teoría de la fruta madura y la otra de la gravitación política, las acciones de compra a España y la intervención en nuestras guerra de independencia escamoteándole el triunfo a los mambises, que nunca han aceptado, ni mucho menos de 1959 para acá, la independencia de Cuba y su papel cada vez más creciente en la arena internacional, en especial después de los 90′ del siglo pasado y sobre todo, en la actualidad, que la premisa del traspaso de la dirección de la generación histórica a los pinos nuevos sea la Continuidad, en fin, no son capaces ni de aceptar la realidad de nuestra existencia. Es cierto que, aparte del bloqueo, tenemos muchos problemas que solucionar, pero aquí adentro, entre nosotros, sin ninguna injerencia externa.
La lucha contra el Bloqueo es cada vez más prioritaria dentro del batallar nacional. En lo externo, evadir el cerco económico, diversificar la lucha diplomática y el apoyo a las iniciativas antibloqueo. En lo interno, el trabajo inteligente y diferenciado para eliminar sus efectos sobre nuestra economía y la lucha por paliar sus consecuencias sobre la población.
¿Qué utilidad tiene volver a presentar en la ONU la Resolución Cubana contra el Bloqueo?
Este año, por Abril, volveremos a presentar en la ONU la Resolución antibloqueo, para que sea aireada en ese órgano y una vez más, votada.
Mucha gente se pregunta para qué tanta caravana y cartel tras tantos años exigiendo lo mismo sin que al gobierno de Estados Unidos se le mueva un músculo de la cara, tras tantas votaciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas cuyas indiscutibles victorias no han cambiado el rumbo de la vecina hostilidad. El mismo argumento utilizado ante el ascenso sostenido en membresía y acciones de grupos en redes sociales como NEMO, que se imbrican con las caravanas.
Puntos a favor de la Resolución han sido siempre la inhumanidad del Bloqueo y sus efectos genocidas contra el pueblo cubano y su connotaciones extraterritoriales, que afectan a los ciudadanos de todo el mundo, incluido el propio pueblo norteamericano.
Entonces, la utilidad de la presentación de nuevo en el escenario de la ONU está en continuar demostrando ambas tesis y lograr un incremento de la concientización mundial de la necesidad de la lucha contra el Bloqueo.
¿Cómo se acaba el Bloqueo?
Precisamente, que los legisladores, congresistas, senadores y el propio presidente de Estados Unidos deroguen o descalifiquen todas las acciones legislativas de su competencia respectiva.
¿Qué son y quienes componen los grupos antibloqueo, las caravanas y las iniciativas “Puentes de amor”?
Los grupos antibloqueo, las caravanas y las iniciativas “Puentes de amor”, son asociaciones y acciones desarrolladas en lo fundamental por emigrados de origen cubano, principalmente en Estados Unidos. Se expresan además en las redes sociales. Entre ellos se pueden citar el grupo NEMO, fundado por los emigrados Doctor Tejeda e Ingeniero José Oro y la iniciativa “Puentes de amor”, liderada por el Profesor Carlos Lazo. Éste último es un caso particular de personalidad, pues cumplió prisión por salida ilegal, posteriormente emigró ilegalmente a Estados Unidos, participó en la guerra de Irak con el ejército de ese país y fue condecorado, es catedrático y en los últimos años ha desarrollado una activa labor antibloqueo, creando la iniciativa “Puentes de amor” y organizando caravanas de ayuda humanitaria a Cuba.
En estos grupos participan también personas e instituciones de la Isla. Se preguntan qué hace un cubano como yo, residente en Cuba, participar en NEMO y congratularse por sus acciones y crecimiento, si es un grupo de composición multisectorial y fundado por cubanos residentes en Estados Unidos, que discrepan de nuestro sistema político. Para todos estos inquirentes, la respuesta es la misma. Primero; el objetivo de cada una de estas actividades es la lucha por la eliminación del Bloqueo de Estados Unidos a nuestro pueblo. Segundo; la pluralidad de ideas que componen estos movimientos coincide en ese objetivo común para todos. Tercero. Las formas de lucha tienen un componente ético que se entrelaza con lo mejor de nuestro acervo cultural en ese campo, los fundadores de NEMO aseguran que sus concepciones parten del conocimiento, aceptación y adecuación de la prédica martiana a los objetivos de la lucha contra el bloqueo y Cuarto, no menos importante; todos apuntan a lograr la mayor concientización del tema dentro del pueblo norteamericano, para que incidan en sus legisladores, congresistas, etc, a fin de desintegrar cada uno de los ingredientes, leyes, resoluciones y directivas que conforman el aparato del bloqueo contra nuestro país, hasta su desmontaje final.
Recientemente, y organizadas por organizaciones como la UJC, han tenido lugar en nuestras ciudades réplicas de estas caravanas antibloqueo.
Se unen estas iniciativas a las Caravanas de la pasada década, con donaciones de equipamiento y productos varios, dirigidas por los seguidores del Reverendo Lucius Walker.
¿Bloqueo y el llamado “Bloqueo interno”?
Una famosa frase que se alude es el llamado “bloqueo interno”, para identificar la mayoría de los mecanismos de freno en la sociedad, entre ellos la pregunta reiterativa:
¿Por qué tardaron 10 años en aplicar los acuerdos de transformación (lineamientos y otros) que se consensuaron con la sociedad?
Se integran a esta problemática:
• Demasiados actores políticos y dirigentes a varios niveles, conformes con su esfera de cristal o estilo de vida, están interesados en que las condiciones no se conciban, gesten y maduren
• Las claves de la comunicación, que, por lo general, es lenta y de mala calidad, usa claves obsoletas, es reactiva en vez de proactiva, triunfalista y muy poco crítica
• Los prejuicios políticos
• La realidad prime por encima de los documentos, aspiraciones, anhelos, normas y formalismos.
• El hecho de que las normas jurídicas son solo una parte del sistema social y si las condiciones no están maduras es imposible el cambio cualitativo.
• Demasiados controles e intermediarios y controladores de la burocracia estatal; solo los imprescindibles, la burocracia que tantas veces ha sido denunciada por las propias autoridades por entorpecer la implementación de las políticas aprobadas por el gobierno, seguimiento a las leyes, decretos, orientaciones ,etc que dictan, esas que luego los mandos intermedios no cumplen y que con sus trabas las entorpecen.
• El crecimiento desmesurado del mercado informal refleja niveles de corrupción particularmente lesivos en los terrenos de la alimentación, los medicamentos, la venta de influencias y otros aspectos. Se requieren acciones más drásticas y que lleguen a todos los niveles del ejercicio de poder político y administrativo. Cuando la población vive en condiciones de austeridad, resulta ofensiva la obesidad de muchos de nuestros dirigentes, hombres y mujeres, que también están presentes en todos los niveles.
¿Qué además podemos hacer?
Transformar la esfera política y jurídica, para activar la participación ciudadana directa a escala local y macro en los asuntos de gobierno, asegurar transparencia y rendición de cuentas total a todos los niveles,
Tiene que existir convergencia entre las aspiraciones y anhelos de la alta dirección y los intereses y anhelos de la empresa así como lo que imposibilita esta falta de alineación. identificar y diferenciar la empresa como sujeto y organización social, su desempeño y conducta del desempeño y conducta de los sujetos que la integran.
Ante la polarización como estrategia de destrucción, deben oponer el consenso como estrategia de desarrollo. Toda expresión que categorice, divida, agrupe o establezca jerarquías o derechos de un grupo sobre otro, debe ser evitada. No hay algo como “ellos” y “nosotros” o bandos. Que las etiquetas sean solo un medio en redes sociales digitales, pero nunca una política.
Es preciso el diálogo, incluso con aquellos con los que resulte incómodo hacerlo. Alimentar el disenso como estrategia diaria de dirección. En cada reunión, incluir un grupo que a priori se sabe que dirán algo diferente; en cada encuentro con algún sector, pedir reunirse con esos que dicen las cosas fuera de lo políticamente correcto. Es un diálogo que permita la capacidad de encontrar(nos) con el que piensa diferente. Quizás un voto negativo o una abstención sea hoy más revolucionario que el a favor unánime.
No es admisible conectar con los problemas de Cuba tomando como punto de partida lo publicado en medios independientes y extranjeros, porque la prensa oficial hace silencio. Democratizar la información implica apelar a políticas informativas ajenas a una centralización que ya no es posible, y que pone al sistema de medios públicos cubanos y al propio gobierno ante el desafío de la credibilidad. La Revolución solo se sostiene en esa credibilidad.
Sustituir a los funcionarios del gobierno que no estén en disposición de cambiar conceptos y estructuras.
Evitar dar la impresión que el bloqueo es un valladar infranqueable. Enfatizar que puede y debe ser superado y que no es un obstáculo para el desarrollo.
Tomar una actitud más proactiva en la superación de los daños del bloqueo. Prohibir que los cuadros comiencen un análisis crítico del trabajo en sus esferas con quejas sobre cómo las afecta. Ese punto debe estar al final de sus presentaciones críticas, y añadir qué medidas se han tomado para superar las afectaciones en el área de la cual son responsables.