El checo Pavel Vangelis es un titiritero de auténtica tradición juglaresca. Foto: Ramsés Ruiz Soto.
El marionetista checo Pavel Vangelis llegó a la Sala Papalote, durante la 14 edición del Festitaller Internacional de Títeres, para asombrar a todos con los prodigios de su arte. En su espectáculo El Show de las marionetas cantantes, lo que parece un amasijo de hilos disparatados cobra vida mágicamente.
La capacidad para soñar imposibles del director teatral Rubén Darío Salazar, regidor artístico del evento, y la voluntad de la Embajada Checa en Cuba han traído a este creador a Matanzas.
El festival titiritero siempre nos ofrece la posibilidad de disfrutar las distintas maneras de hacer y entender el teatro de figuras. En el caso de Vangeli, se trata de una versión moderna del juglar ambulante, heredero de la larga tradición que existe en la República Checa, país donde en 1929 se fundó la Unión Internacional de la Marioneta (Unima).
El Show de las marionetas cantantes reúne personajes del imaginario popular en seis cuadros independientes, articulados entre sí por el jazz y el blues, y donde el artista no solo manipula de manera portentosa, sino que canta mientras lo hace.
Sentado sobre el escenario de Papalote, Vangeli nos recuerda a Geppetto. Comparte con el personaje de Collodi el cabello cano, las mejillas coloradas, sus títeres-juguetes y un aire de niño grande.
Tímido hasta el sonrojo, responde a nuestras preguntas en su inglés imperfecto. Cuenta que en la escuela de teatro no se sentía a gusto, por eso su mejor aprendizaje lo hizo al aire libre, en el Puente de Carlos, un espacio público de la ciudad de Praga, donde se reúnen toda clase de artistas callejeros.
“Esa fue mi universidad, afirma, en contacto con la gente, con experiencias reales, dulces, difíciles, incluso malas experiencias, pero ganaba dinero para mi familia, eso también era importante.
“Toda mi vida he sido un trotamundos. Del puente de Carlos salí a viajar. Comenzaron a invitarme a festivales de muchos países y así ha sido durante los últimos treinta años. Esta es mi primera vez en Cuba. Estoy feliz de estar aquí, buscando experiencias nuevas y viendo las obras”.
Aunque el arte de los títeres no le viene por tradición familiar, de su padre, que era músico, adquirió la habilidad para cantar. “No puedo tocar ningún instrumento, pero si ves tantas cuerdas, las marionetas son un instrumento también. Al menos yo así lo creo”.
Ante la competencia que, de cara al público, representan el internet y las nuevas tecnologías, el titiritero checo argumenta: “Cada vez que me enfrento a una nueva presentación, me doy cuenta de que tenemos que ser originales y absolutamente fascinantes para los niños y los padres también, porque ese es un poder real.
“Debemos colaborar para que las personas abran su mente. Estar ahí tumbado, solo viendo algo, para mí es como morir. Me gusta la vida y el movimiento”.
Información relacionada
Premios Festitaller de Títeres Matanzas 2022
El Festitaller de Títeres Matanzas premió las obras presentadas durante su celebración en las categorías de diseño escénico, actuación masculina y femenina, banda sonora, texto y puesta en escena.