Agosto es el mes de Virgilio Piñera Llera, el autor de La isla en peso, de Cuentos Fríos y de Electra Garrigó, esta última introdujo la modernidad en nuestro teatro. Nació en Cárdenas, el 4 de agosto de 1912, y este año se celebran 110 años de su nacimiento.
Durante todo el mes, que comienza los homenajes con la puesta de Alejandría, de Teatro D’ Sur, en la Casa de Cultura, hasta la primera semana de septiembre, en que cerrará con La señorita Julia, de Teatro Buendía, en el Cine Teatro Cárdenas, se realizará una jornada dedicada a conmemorar la vida y obra de uno de nuestros más importantes escritores.
Cada fin de semana en el Cine Teatro Cárdenas se presentarán obras teatrales de autores cubanos y extranjeros. Como siempre, se visitará su tumba, se colocará una ofrenda floral en el lugar donde estuvo su casa, se conversará sobre Piñera.
Su vida en Cárdenas fue corta. El agudo y transgresor autor no sintió —es importante destacarlo— un declarado fervor por su ciudad natal, donde vivió parte de su infancia. No obstante, las “marcas” de Cárdenas están en su obra. Que su cuerpo descanse en su cementerio es una prueba de que le pertenece, y los cardenenses deben sentirse orgullosos de ello.
Matanzas, ciudad a la que no admiró demasiado Piñera, y un análisis de su obra lo demuestra, no olvida su trascendencia de autor único, paradigmático. Cárdenas y Matanzas lo recuerdan de diferentes maneras. El ensayista e investigador Alberto Abreu Arcia le ha dedicado estudios agudos, iluminadores. Sus escritores lo reverencian.
En Matanzas hay dos de las piezas escultóricas que en Cuba le rinden homenaje, y están en el Museo en Madera de la Dramaturgia Cubana, recreado por Adán Rodríguez Falcón: una es el Piñera-Personaje de Si vas a comer espera por Virgilio, del matancero Jose Milián, Premio Nacional de Teatro; y la otra es recreación es una metáfora de su Electra Garrigó.
Eventos, espacios, también lo tienen presente; especialmente, la Compañía Danza Espiral, que ha coreografiado sus obras, entre las que resaltan El No y Aire Frío. En la novela Seboruco de Alfredo Zaldívar, publicada por Ediciones Matanzas, hay dos capítulos homenajes al niño Virgilio, hermosos y cargados del espíritu de Seboruco y Piñera.
En Cárdenas, el Archivo Biblioteca que lleva su nombre en el Cine Teatro Cárdenas, es tal vez el mejor ejemplo, junto a la Jornada Piñeriana, el concurso de Cuentos Fríos, y otras acciones, en las que sobresale llevar a escena algún que otro texto de Virgilio.
Teatro D’ Sur inició su trayectoria profesional con Dos Viejos pánicos en 1990, que fue una laureada puesta, reconocida por el diseño de Rolando Estévez y la labor de Pedro Vera.
Hay que mencionar el trabajo de Darian Pérez, director del Cine Teatro Cárdenas, que acoge la Jornada y visibiliza conscientemente la figura de Piñera en nuestro contexto; también el de Lorena Martínez Faixa, Julio Blanco, entre otros nombres.
Sería hermoso y es un sueño que la jornada reúna parte del repertorio virgiliano, de su obra viva, a través de puestas en escenas, performances, coreografías o al menos lecturas. Cárdenas le debe una escultura u otro homenaje parecido a Virgilio.
Sigo creyendo y diciendo que nuestras ciudades, marcadas por la tradición y la historia de nuestra cultura, han hecho poco en visibilizar, autentificar esa identidad, esa herencia, esa connotación espiritual, que nos pertenece y forma parte del entramado nacional.
En ese tejido, en ese simbolismo que nos identifica está Virgilio Piñera, que sintetizó en su obra (poética, ensayística, narrativa y teatral) a Cuba y la conectó con el mundo. Y si no, les invito a leer La isla en peso y Aire Frío.