Las inundaciones más grandes y devastadoras que recuerda la historia matancera corresponden al paso de los huracanes de octubre de 1870 y junio de 1892, y las provocadas por una depresión tropical originada al sur de la Isla, a finales de mayo de 1953.
Las fuertes precipitaciones causadas por este último evento se volvieron violentas en la noche del 2 al 3 de junio y provocaron el desbordamiento de los ríos San Juan y Yumurí, que anegaron todos los barrios bajos de la ciudad cabecera provincial.

La crecida del Canímar, a la altura de la Carretera Central, interrumpió el tránsito por la importante vía.
En el poblado de Ceiba Mocha las aguas penetraron por la calle Martí y llegaron hasta el servicentro Tirse. Los daños fueron cifrados en más de 3 millones de pesos por la pérdida de todos los cultivos de la provincia de Matanzas.
En total fueron poco más de una veintena de víctimas fatales, entre ellas los socorristas de la Cruz Roja: Pablo Mantecón y Antonio Pérez, junto al Explorador Nacional Pedro Verrier, cuando prestaban auxilio a vecinos incomunicados en la zona de El Cayo, cercana a las márgenes del embravecido San Juan.
La tardía e insuficiente ayuda gubernamental, unida a la poca preparación y organización ante catástrofes naturales, quedará para siempre en los anales de la historia local. Muchos pobladores recuerdan con asombro el nivel alcanzado por la inundación del 53.
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