El deporte en el escarnio político 

El deporte en el escarnio político

La negativa de visas representa un nuevo golpe contra el deporte cubano

Recientemente, la Federación Cubana de Béisbol y Softbol (FCBS) informó acerca de la negativa de visas a los siete miembros de su colectivo técnico, lo cual impidió que el equipo del municipio pinareño de La Palma viajara hacia Puerto Rico, sede del torneo clasificatorio a la Serie Mundial de las Pequeñas Ligas de Softbol, rama femenina, categoría 9-10 años.

No es la primera vez que algo así ocurre para reafirmar que el bloqueo sí existe y afecta a todos los sectores de la sociedad cubana, aunque no es el único factor que incide en las dificultades que atravesamos. 

En algunas ocasiones, la falta de presupuesto o el arreglo de trámites tardíamente por parte de autoridades deportivas cubanas han afectado la participación en bases de entrenamiento o eventos, pero en la mayoría de los casos es el Gobierno de los Estados Unidos quien impide la asistencia de Cuba a eventos desarrollados en su territorio. 

Con la llegada de Donald Trump al poder, en la Casa Blanca los titulares desalentadores se repiten a menudo y este caso del softbol infantil llama muchísimo la atención por lo cruel y descabellado. 

Según la nota oficial del Inder, la embajada estadounidense otorgó el visado a las 14 jugadoras, pero no a los adultos encargados de conducir el proceso competitivo y velar por la integridad de las niñas, las cuales ganaron su derecho a intervenir en esa lid.

Solo un gobierno irresponsable e irrespetuoso pondría en tela de juicio la seguridad de niñas que ven su futuro deportivo truncado por políticas inhumanas que ellas ni siquiera entienden, y puedo asegurar que desconocen, aunque seguramente alguien haya tratado de explicarles.

El organismo rector del deporte cubano dejó claro que los trámites se cumplieron en ajuste a los tiempos establecidos por esa sede diplomática, a la que todos los implicados asistieron el día 23 de junio, para la entrevista de rigor.

Pero, al parecer, ya hacer las cosas bien no basta para desterrar la discriminación y el atropello del cual somos víctimas hace décadas y que ha servido para frenar los sueños de miles de atletas y entrenadores. 

Estados Unidos viola de esta forma el compromiso que asumen las sedes de certámenes de este tipo, donde el respeto, la equidad y la unidad son preceptos a los que deben adherirse y que caracteriza al deporte de manera general. 

Truncar los sueños de menores de edad no es castigo para el Gobierno cubano como enarbolan los defensores de las medidas económicas contra Cuba; aquí el sufrimiento es solo para un grupo de jugadoras que sueñan con ser grandes campeonas algún día. Niñas que desde muy pequeñas sacrifican mucho más que unas horas al Sol.

En lo que va de año, varias han sido las delegaciones cubanas que se han visto impedidas de participar en eventos organizados por Estados Unidos, lo cual hace saltar las alarmas en torno al Clásico Mundial de Béisbol y los Juegos Olímpicos de 2028.

Dura será la batalla para poder participar en estos eventos ante un gobierno cada vez más racista y discriminatorio que, en la voz y mandato de un hombre sin escrúpulos, ha fomentado la violación de derechos fundamentales de sus propios ciudadanos.

Lea también

Boxeo: Entre cuerdas y asfalto

Boxeo: Entre cuerdas y asfalto

El boxeo, para algunos, es deporte. Para otros, es defensa, orgullo, escape. En una esquina, los niños entrenan bajo la mirada firme del entrenador, repiten golpes, sueñan con medallas. En la otra, los jóvenes se baten en la calle, sin ring ni reglas, con el barrio como juez

Recomendado para usted

Foto del avatar

Sobre el autor: Norys Castañeda Valera

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *