
Cae la tarde en Matanzas y Fernando comienza su recorrido para llegar hasta el beisbolito del Tenis, mochila en mano y siempre puntual, dispuesto de manera habitual a entrenar a un grupo de niños perteneciente al proyecto Los Cometas, que acoge a infantes desde cuatro hasta 12 años de edad.
Así marcha la vida del líder en hits de Matanzas, Fernando Sánchez González. Desde la sala de su casa, sentado en el sofá, accedió amablemente a esta entrevista. Nacido el 22 de diciembre de 1951, a 11 kilómetros de Jovellanos, donde vivió hasta los 17 años, cuenta que no tenía entrenador. “Mis hermanos y yo éramos nuestros propios entrenadores, jugando al béisbol con los primos y amigos de la zona”.
Sánchez González debutó en 1973 con Henequeneros, cuando apenas cumplía 20. Ya en 1975 es líder jonronero de la temporada, con seis; y en 1978 recibió el premio al jugador más valioso, por su formidable temporada con los Orinegros.

“Como te había dicho; no tuve preparación ninguna, crecí mirando a las glorias que teníamos en aquel tiempo, Los Tres Mosqueteros y Artagnan donde estaba mi hermano Wilfredo, de ellos recibí muchos elogios y me dije que, si ellos lo hicieron, yo me prepararía para hacerlo también y llegar a ser regular en el equipo”.
Suma más de 10 participaciones en torneos internacionales, aunque guarda un recuerdo especial de la serie mundial de 1978 en Italia. En esa ocasión, derrotaron a Corea; los lanzadores estaban por encima del nivel. “Realmente, se nos hizo difícil conseguir el título, también en los juegos centroamericanos de Medellín, Colombia, en ese mismo año, destaqué por batear para el ciclo, me dieron un trofeo al terminar ese evento, el cual aun conservo”.
Fernando jugó más de 20 años en nuestros campeonatos nacionales, autor de 2 215 imparables, de ellos, 280 cuadrangulares, 338 dobles 65 triples y 1 223 carreras impulsadas. Su hit 2 000 fue contra el guantanamero Alfredo Duvergel y su jonrón 280 ante José Ibar, en lo que asegura que fueron los sucesos más importantes de su carrera deportiva; realizó ambas hazañas frente a su afición en el Estadio Victoria de Girón. “Me siento conforme con lo que he logrado, aunque quería alcanzar los 300 jonrones, pero las lesiones en los últimos años lo impidieron; llegó el momento en que los batazos que podían ser extrabases eran sencillos, porque se me dificultaba pasar de la primera almohadilla, razón por la que tomé la decisión de retirarme en 1994”.
Uno de sus máximos rivales en el terreno de juego ha sido Lourdes Gourriel, con quien muchos aficionados y expertos lo comparan. “Desgraciadamente a nosotros dos siempre nos han comparado, y ahí están las estadísticas que son las que deciden. En el caso de Lourdes, lo proyectan a él por su jonrón en Palma contra el experimentado Jim Abbod, lanzador que le faltaba una mano; no obstante, cuando usted va a las estadísticas del béisbol, puede ver que lo supero en varios renglones”.

Fernando poseía una técnica de bateo que, para la época, consideraban como la mejor y más eficiente, la habilidad de embasarse o impulsar carreras en momentos decisivos no la tenía nadie en Cuba, según los especialistas.
Bajo la dirección de Gerardo “Sile” Junco, los Henequeneros obtuvieron dos campeonatos de forma consecutiva, donde Fernando tuvo gran protagonismo y afirma que el mejor director que ha tenido es Sile. “Hombre de grandes resultados, disciplina, colectividad. La verdad, lo admiro mucho, sin dejar atrás al entrenador de la preselección nacional ya fallecido, José Miguel Pineda, que me inculcó la disciplina que había que tener como atleta”.
Cuesta creer, pero la mayor competencia de Fernando estaba dentro de su propia familia, debido a que tuvo que manejar la presión de ser por un tiempo, la sombra de su hermano Wilfredo, conocido como “el Gamo de Jovellanos”; sin embargo, con su talento y fuerza de voluntad, lo rebasó. “Costó mucho trabajo, fue un sacrificio muy grande; él inauguró el club de los 1 000 y 2000 hit. Me privé de muchas actividades a la que asistíamos los jóvenes, tanto así, que jugué hasta los 43 años, o sea, toda mi juventud dedicada a la pelota. En reunión familiar, se decidió que, si no era yo, atrás venía otro y lo rompía. Entonces, le puse empeño en mis últimos años de pelotero y superé esa cifra de 2 174 inatrapables que nadie había podido hacer”.

Luego de retirado, estuvo vinculado al equipo de los Cocodrilos de Matanzas hasta la 58 Serie Nacional, con significativos aportes en el bateo y la defensa de los jardines, sobre todo el izquierdo, que fue su posición natural durante dos décadas en activo.
Trabajó por 30 años en la Academia Provincial, lugar donde surgió la propuesta de encabezar, junto al profesor Bárbaro Izquierdo, el proyecto Los Cometas; el cual está, desde el 2015, al servicio de la población y, entre sus beisbolistas más sobresalientes, están los hermanos Adrián y Andrys, Haykel Parra, Shaiel Cruz y otros.
“Es un orgullo trabajar con los niños, son el futuro de nuestro béisbol. Ahí, en los terrenos del Tenis, hemos llegado a aglutinar a más de 100 y se pueden ver los resultados, en campeonatos municipales, provinciales, y el segundo puesto a nivel nacional. Nos alegra mucho ver peloteros que hayan pasado por las manos nuestras, que sus padres estén orgullosos de nosotros y nos ayuden en su formación. Lo más importante es la disciplina y creo que ellos la están recibiendo a diario, gracias a eso podemos decir que el proyecto comunitario Los Cometas, de Matanzas, es uno de los mejores que hay en el país”.
Respecto a los tiempos venideros para este deporte, Fernando comenta que el pasatiempo nacional no goza de buena salud. “La emigración es el principal factor, las condiciones para los atletas hay que mejorarlas, porque debido a eso estamos perdiendo la oportunidad de tener un futuro prometedor. En lo personal, no lo veo así, para nadie es un secreto que la calidad de nuestro béisbol va en picada y, si los altos mandos no actúan a tiempo, no podremos tener buenos resultados”.

Pertenecer a la familia Sánchez, una de las más beisboleras de Cuba, es todo un honor del que se siente orgulloso. “Los Sánchez somos ejemplos de esfuerzo y dedicación, desde nuestro padre Felipe, que jugó en la liga de Pedro Betancourt, hasta el sobrino Ariel, que a sus 40 años lucha por superarme en hit y convertirse en líder de este acápite en la provincia, cosa que debe lograr, le faltan solamente 104, que con una serie más que juegue estoy seguro de que los obtiene”.
No son muchos los que conocen que esta parentela tiene relevo; el nieto de Arturo, Yordan, fue firmado recientemente por los Cardenales de San Luis y se encuentra en la Academia de estos, en República Dominicana. Asimismo, está el caso del hijo de Ariel, de quien Fernando declaró: “Es muy bueno, viene destacándose desde temprano, apenas tiene 10 años y ya es un líder dentro de su equipo en nuestro proyecto, además de que su padre es su director, lo que le da una motivación extra. Creo que, si no ocurren imprevistos, no tardará en debutar en serie nacional”.
En cuanto a su vida personal, ya sobrepasa las tres décadas de relación con su esposa, con quien creó una familia, y expresa que se siente contento. “Esta familia seguirá con el legado de nuestro padre, nacimos con un bate y una pelota en la mano. Me mantendré relacionado con el béisbol, ahora de entrenador de las categorías inferiores; y ahí estaré hasta que la muerte me separe. Es lo que más uno anhela como gloria. Por el momento, estoy en perfecto estado de salud. A los aficionados, quiero decirles que muchas gracias por el cariño recibido a través de los años, y que hay Fernando pa rato”. (Por: Diego Riera, estudiante de Periodismo/Edición web: Miguel Márquez Díaz)
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