Mercedes de la Caridad Trujillo Roque es una persona humilde. Aquellos que la conocen la distinguen por ser amable, buena compañera y ser humano. Su vida e historia, aparentemente sencillas, ocultan más de lo que algunos imaginan.
En medio de la algarabía del equipo del programa campesino Rumores de tierra adentro, de Radio 26, sentada en su puesto de trabajo, la recepción, acepta conceder la entrevista. Primero, habla de su infancia y de cómo decide entregar su futuro a la Enfermería.
“Nací aquí en Matanzas, en San Ambrosio, entre Las Mercedes y San Francisco, Pueblo Nuevo. Soy la mayor de cuatro hijos. Viví siempre junto a mis padres y mis hermanos. Mi infancia fue bonita.
“Desde los dos años de edad mi papá decía que yo iba a ser doctora o enfermera. Todos los años debían comprarme jueguitos de Medicina”.
Al culminar la secundaria básica Mercedes cumplió el sueño que la acompañó desde niña y comenzó a estudiar Enfermería en el año 1975. La predicción de su padre fue cierta. La bulla casi no me deja escuchar, pero ella está emocionada y sus ojos brillan al compartir los recuerdos de la juventud y sus inicios como enfermera.
“Me gradué en el 1980 y comencé a trabajar en el Hospital Oncológico. Ahí estuve 38 años y pasé por las tres salas: la de mujeres, la de hombres y por último la de Quimioterapia. La Oncología me gusta mucho, es una enfermedad triste, pero hay que tener sentido de pertenencia y mucha sensibilidad en esta profesión. Me complace ocuparme de esos pacientes y ayudarlos a mejorar y aliviar su sufrimiento”.
Nos interrumpe una señora que viene a pedir una información, ahí pude comprobar el empeño que dedica a su trabajo. Luego, se queja un poco del ruido y se acomoda en la silla. Entonces comprendí que se aproximaba una parte importante de su historia.
“Yo solicité una misión y meses después llegaron dos plazas al hospital y me la otorgaron junto a una compañera de trabajo. En el año 1985 partimos a Iraq. Ahí trabajé en la sala de Ortopedia. Muchos de los pacientes eran heridos por el conflicto que tenía el país con Irán y era difícil, pero no sentía miedo. Algo que me impresionaba era que llegaban niños quemados por negligencia de sus padres, que dejaban fogones encendidos en el suelo, a ellos también los atendía”.
Puede parecer una mujer delicada, pero detrás de su sonrisa se oculta un carácter fuerte, una gran valentía.
¿Cómo se sentía en medio de esta situación?
“No me ponía nerviosa, mi profesión me gusta y soy de las enfermeras que asume lo que sea, pero era desgarrador ver esas cosas, que de cierta forma me afectaron: los pacientes amputados y también esos niños. Cuando ya casi terminaba la misión comenzó la Guerra del Golfo”. Mientras habla, esos ojos antes relucientes de alegría ahora están algo marchitos, su voz baja la intensidad.
“Al regresar a Cuba estaba un poco alterada por la experiencia y mi mamá me llevó al médico, fui tratada por Psiquiatría. Aunque uno crea que no esas cosas perturban la mente”.
Me explica que en el 2018 se despide del lugar que la acompañó durante casi toda su carrera e inicia la última etapa de la misma en el Hogar Materno Provincial.
“Pasé de la muerte a la vida cuando llegué ahí. Me fue agradable trabajar con las embarazadas y en ese ambiente, me gusta atender a las maternas. Creo que me fue fácil, pues tengo buen carácter y me gustan los niños, aunque ellos aún no habían nacido. Hoy cuando me ven me saludan, al igual que mis compañeros y los alumnos, estudiantes de Enfermería que ayudé en su período de prácticas”.
Mercedes se retiró en el mes de noviembre del pasado año, dejando atrás una larga carrera y sabiduría. Decidió no incorporarse nuevamente al sector de la Salud por la difícil situación que presenta nuestro país con la escasez de recursos y personal para tratar a los pacientes.
¿Cómo llega entonces a Radio 26?
“Cuando llevaba alrededor de tres meses en la casa le dije a mi esposo, Alberto Jabato, quien es custodio aquí hace tres años, que me avisara si había disponible cualquier plaza de secretaria o recepcionista y así fue. Vine y la directora me aceptó. Comencé en la recepción el 27 de febrero y desde mayo soy Especialista en Seguridad y Protección”.
Para este momento los músicos ya habían terminado su conversación estrepitosa. Veo cómo su cara retoma el color del inicio y sus comisuras labiales se elevan. Varios son los que atienden a nuestra conversación.
“Me gustan mucho los programas que se hacen aquí y los consumo hace tiempo. Mis favoritos son Frecuencia Abierta y Pida usted, son muy agradables los equipos de trabajo y los temas que abordan.
A pesar de llevar poco tiempo, se ha ganado el corazón de todos los trabajadores y personas que visitan la radio por su entrega y trato cariñoso.
“Mis compañeros son muy entusiastas y educados. Yo soy diabética e hipertensa y cuando tengo algún problema se preocupan y hasta me ayudan con los medicamentos, las relaciones humanas son excelentes. Adoro este ambiente, me siento realizada. Nunca pensé que haría otra cosa que no fuera ser enfermera, pero me encanta trabajar aquí”.
Me da las gracias y luego de despedirme, retoma de inmediato su trabajo. A
Ahora Mercedes pasa sus días sentada en la recepción de la emisora provincial, recibiendo con amabilidad y una enorme sonrisa a todo aquel que llega a solicitar su ayuda, con el mismo amor y dedicación que en sus largos años como enfermera.
(Daniela Lantigua Carballo, estudiante de periodismo)