El artista colombino exhibe nueva serie de obras en la galería José Miguel González.
“No hay nada nuevo bajo el sol”, reza una frase adjudicada al rey Salomón; sin embargo, existen ocasiones en las que el conocido adagio parece quedar desmentido.
Quienes lleguen por estos días a la Galería José Miguel Gonzáles, de Colón pueden quedarse con la boca abierta al visitar Chancleteando en el tejado, del artista plástico Javier Dueñas Rodríguez (Colón, 1969), abierta al público desde el pasado 8 de junio.
Todas las piezas de esta exposición usan como “lienzo” una chancleta. Chancletas, sí, leyó bien, las mismas que hoy constituyen el calzado más común del cubano.
El propio Javier cuenta que tenía guardada una buena cantidad de ese tipo de zapatos para hacer otra obra, que al final decidió no acometer. Luego tomó un par, las pintó “buscando experimentar con nuevos soportes” y quedó satisfecho con el resultado. Por último, le vino la idea de usar una teja como marco para realzar el objeto y que fuera más fácil exhibirlo.
Así nació esta propuesta plástica, que no solo se apropia de un artículo común, cargado de resonancias populares y folclóricas, sino que lo puebla de personajillos, de duendes, de historias que nos remiten a nuestra cotidianidad real maravillosa.
Las creaciones de este artista colombino, desde sus inicios, hacen gala de un humor sutil que echa mano al choteo criollo, a esa costumbre cubanísima de reírnos de nuestras desgracias.
Los que le siguen desde hace algunos años recordarán su célebre serie de las camas, que reunía un grupo de cabeceros intervenidos plásticamente. Como un niño, Javier no tiene recelos a la hora de enfrentarse a cualquier material y surtirlo de sus ocurrencias.
La muestra que hoy nos trae, ajena a pretensiones grandilocuentes, funciona como un divertimento en el contexto total de su obra. Demuestra la curiosidad por tentar los límites, sin acomodarse a determinadas pautas que para un creador de su edad y su prestigio significan transitar con éxito por los circuitos comerciales.
Cual una nueva travesura, a despecho incluso del mercado del arte, el autor nos regala estas “chancletas”. Cada una en sí misma funciona como un pequeño cuento dibujado. Ese sentido narrativo, que constituye el sello identitario de todo su discurso plástico, resulta justamente lo más destacable de la propuesta colombina.
Osadía curatorial que remarca que la José Miguel González está muy lejos de ser una amodorrada galería de municipio. Funge como espacio dinamizador del panorama plástico, siempre bajo el ojo avizor de su director Roberto Capote Peón.
Si usted está por estos días en la ciudad de Colón, no pierda la oportunidad de ir chancleteando hasta su galería y disfrutar de una exposición que invita a un goce desprejuiciado y límpido, desde la más genuina cubanidad.
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Felicidades amigo, para Usted y los trabajadores de la galería de Colón