El doctor en Ciencias Técnicas Yasniel Sánchez Suárez, asesor del Proyecto de Desarrollo Local Ruta Futuro.
Cuando las dificultades arrecian en todos los aspectos de la cotidianidad, la ciencia busca aportar beneficios a partir de esfuerzos muy concretos. Estos, si se les pone empeño y recursos suficientes, pueden expandirse y lograr efectos reales a corto, mediano o largo plazos.
El pasado 2 de mayo fue inaugurado en la capital yumurina el Centro de Estudios Futuro, primero en pertenecer a un proyecto de desarrollo local (PDL) en el territorio. Su propósito favorecedor recae en las energías sostenibles, en cuanto a la gestión de su suministro y su empleo práctico en la Cuba de nuestro tiempo.
El doctor en Ciencias Técnicas Yasniel Sánchez Suárez, asesor del PDL Ruta Futuro, asumió la responsabilidad de administrar y coordinar la gestión e implementación de esta iniciativa. Con respecto a los orígenes y proyecciones de la misma, Girón dialogó con este joven y destacado ingeniero industrial.
_ ¿Cuáles son los principales objetivos que se plantea la entidad y a través de qué mecanismos?
_ Desde su propia concepción, se vio como una potencialidad crear un centro de estudios que se enfocase hacia el desarrollo local y su impacto, en función de formar recursos humanos calificados en las áreas de administración de proyectos y en la gestión de energías sostenibles, con el objetivo de mejorar la práctica en la gestión de proyectos en las organizaciones y asegurar el suministro de energías sostenibles. Lo anterior habría de lograrse a partir del alineamiento con empresas relacionadas, como la Unión Eléctrica, Cubasolar, entre otras.
“Fundamentalmente, esperamos efectuar un impacto en el consumo de la energía que utilice combustibles fósiles, en la reducción de los apagones y en el tránsito hacia la utilización de energías renovables, como la fotovoltaica, la eólica, la de biomasa y biogás, por ejemplo.
“De manera general, el proyecto sigue dos líneas: administración de proyectos, con enfoque en la gestión de energías sostenibles, y también en la gestión de PDL por el impacto que tienen en la sociedad. Dada la ola de propuestas que se venían cerrando al no cumplir con los estándares requeridos, nuestro centro de estudios debe funcionar como un mecanismo de apoyo para paliar dicha situación.
_ ¿Cómo ocurre el proceso de gestación de este centro?
_ En primer lugar, el PDL Ruta Futuro fue aprobado en 2022 por el Consejo de Administración Municipal, en dos modalidades: económico-productiva y de investigación y desarrollo, según el decreto 33 de la Gestión Estratégica para el Desarrollo Territorial. Originalmente, se enfocó en la primera de ambas áreas, pero a partir de enero se decidió materializar también la segunda, debido a la gran relevancia que en el país se le ha dado a la gestión de gobierno basada en ciencia e innovación.
“Para ello, se pensó inicialmente en un centro que pudiera dar soporte a esa parte económica-productiva, enfocada sobre todo en la gestión de energías sostenibles y en la de PDL. Con esta idea, se decidió conformar un grupo de expertos que permitieran determinar las principales ideas y líneas, a partir de un levantamiento de los principales centros de estudio que existían en el municipio de Matanzas, además de la provincia y a nivel nacional.
“Fue entonces cuando se determinó que no existían centros de estudio en el territorio sin estar asociados a organismos formadores, dígase una universidad. En ese sentido Futuro es pionero”.
_ ¿Cómo se conforma el personal y qué desafíos se le presentan?
_ En lo personal, me encargué de presentar la iniciativa al Citma y discutirla, además de organizar el centro en diversos aspectos, como la búsqueda, conformación y evaluación del equipo de trabajo destinado a integrarlo. El cargo de coordinadora lo ejerce la doctora en Ciencias Técnicas Mayelín Marqués León, y contamos con un plantel de investigadores de impacto tanto a nivel nacional como internacional: los doctores Alberto Medina León, Dianelys Nogueira Rivera, Arialys Hernández Nariño, Jenny Correa Soto y Leudis O. Vega de la Cruz, así como el ingeniero Leonardo E. Domínguez Díaz.
“Por supuesto, en sí mismo Futuro constituye un reto para sus integrantes, directivos y colaboradores, y para la sociedad en general, por ser el primero de su tipo no asociado a un centro formador, y también al suponer una alternativa de innovación para el desarrollo territorial.
“Siempre es desafiante potenciar los encadenamientos productivos y de conocimiento entre el sector empresarial, la comunidad y los PDL, además de ser un punto de equilibrio entre la gestión de las mipymes como patrimonio privado y la gestión estatal. Dicha función mixta se enfoca en los impactos sociales de la gestión de proyectos y en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible.
“Para ello se quiere hacer posible las colaboraciones con centros de estudio internacionales y con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, entre otras organizaciones o agencias de apoyo con financiamiento global, las cuales contribuyan a un cambio de matriz energética en nuestro país a partir del uso de energías fotovoltaicas. Este producto es el principal en la parte económico-productiva de nuestro proyecto”.
_ ¿Con qué apoyos ha contado Futuro y qué proyecciones alberga?
_ Nos resultó indispensable el apoyo del gobierno local, que secundó la viabilidad de esta implementación y otras iniciativas de desarrollo local, una vez comprendida la potencialidad que supone poner en práctica estrategias de innovación y desarrollo.
“A su vez, contamos con el apoyo del Citma. Autoridades de este organismo a nivel de país han seguido de cerca la creación del centro de estudios y su gradual conversión en una unidad de ciencia y técnica, por las capacidades que tiene de cara a las estrategias municipales, provinciales y nacionales en el sector energético.
“También se suman estudiantes universitarios, grupos científicos y catedráticos que desde la ciencia aspiran a dar soluciones a problemas que afronta la sociedad. Por otra parte, concebimos la integración entre las ciencias técnicas y las sociales como medidores de impacto que permitan una triangulación y contar con resultados no solo cuantitativos, sino además cualitativos.
“La aspiración mayor está en poder integrarnos, colaborar con las empresas y aumentar la cultura que existe en la gestión de proyectos, además de enfocarlos principalmente no solo en resolver un problema técnico, sino desde la evaluación de su impacto entre las personas y en el cumplimiento del objetivo de desarrollo sostenible”.
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