Como en todos los órdenes de la vida, cuando de construir se trata y los responsables de su eficiente desempeño no cumplen cabalmente su cometido, entonces transpiran opiniones como la emitida por Milagros de la Caridad Rodríguez Rodríguez, trabajadora por cuenta propia y vecina de la calle San Diego, No. 11713, entre San Francisco y San Juan Bautista, Pueblo Nuevo, Matanzas.
“En el mes de abril de 2023, una brigada de constructores llegó a la calle San Diego, esquina a San Juan Bautista, para laborar en el inmueble que antaño perteneció a la Empresa de Comercio y Gastronomía y luego a otra dirección estatal. Rompieron y desbarataron el local sin tener en cuenta los muros y paredes colindantes. Ni siquiera existió previo diálogo con los vecinos implicados.
“Varios meses después, detuvieron la obra y quedaron los escombros que obstruyen la calle y la circulación del agua. Entonces, ha crecido la hierba, perviven roedores y todo es un desastre. Anexo imágenes de lo que narro. Un vecino muy consciente en varias oportunidades ha recogido las piedras.
“Construyeron una poceta para almacenar agua, pero se ha convertido en criadero de vectores. ¿Cómo permiten romper sin tener los recursos necesarios? Ha de respetarse a los vecinos que colindan con esta obra. De acuerdo con la Constitución de la República, los ciudadanos tenemos derecho a ser escuchados”.
He aquí el pronunciamiento de Ernesto Chávez Cabrera, director general de la Empresa Provincial de Mantenimiento y Construcción del Poder Popular; y Eduardo Morales Alpízar, director adjunto de dicha entidad.
“En lo que a nuestro encargo estatal supone —expresan los directivos— nos sentimos responsables de solucionar la recogida de escombros que genera la obra, cuyo fin es adaptar locales para viviendas, según estipula el plan de la economía.
“Esta acción se afectó por no contar con el combustible necesario para la recogida y traslado. En la actualidad, la calle San Diego está libre de los indeseables desechos que origina la construcción.
“En la entrevista con la remitente, explicamos que no ocurrirán afectaciones a su vivienda, pues se trabaja por los proyectos aprobados al respecto. Entre las obligaciones del contrato aparece la de entregar el área libre de obstáculos, responsabilidad del inversionista desde la misma preparación de la obra (…), ello genera visitas e intercambios con los vecinos, lo cual presumimos haya sido realizado por dicho funcionario”.
Argumentan que el depósito de agua posee un orificio en su parte inferior para evacuar el líquido mientras no se utilice, “de manera que hoy está limpio, con piedras en su interior que han vertido los transeúntes.
“La obra está paralizada por razones financieras y de aseguramiento, asuntos ajenos a nuestra voluntad. Continuará cuando existan condiciones para ello (…), sin afectar a Milagros de la Caridad y demás vecinos”, concluyen.
Y yo finalizo como mismo comencé: el deficiente y cuestionable trabajo del inversionista de esta importante tarea ha dado cabida al comentario que usted acaba de leer.
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