Dice que al periodismo llegó por vueltas de la vida y cosas del destino, que nunca se imaginó micrófono en mano, y mucho menos desandando los senderos de la pantalla chica. Asegura que no fue lo que le inspiró a adentrarse en el medio, y que el pánico le inundó cuando comenzó a dar sus primeros pasos en el nombrado por Gabriel García Márquez “mejor oficio del mundo”.
Pero lo cierto es que Alexei McIntosh León lleva ya casi dos décadas cambiando algo todos los días gracias al poder de la palabra, o al menos intentándolo; y los nexos que formó en agosto de 2005 con la naciente Telebandera, 18 años después, se mantienen vitales.
“Fue cuando estaba la convocatoria para formar personal para el futuro canal que se iba a crear. Yo fui buscando Dirección de Programa, motivado por Marlen Bousa, pero cuando llegué al lugar solo quedaban las propuestas para Periodismo. Decidí irme y los compañeros que anotaban me dijeron que lo intentara. Muy asustado, accedí, y a los pocos días nos hicieron una primera prueba con más de cien preguntas de actualidad, que aseguré. Más adelante, vencí otro examen sin muchos contratiempos.
“Poco a poco fui asimilando la situación hasta que confirmaron que estaba aprobado para iniciar un curso emergente. No puedo negarlo, viví momentos de pánico, pues el periodismo siempre ha sido para mí una palabra mayor”, asegura Alexei, quien desde entonces no se ha separado del oficio.
En solo 21 días se preparó al personal que trabajaría en el Telecentro Municipal cardenense, proyecto que vio la luz gracias al Comandante en Jefe, Fidel Castro. “En el territorio se dio la orientación de abrir con el mayor número de personas sin vínculo a los medios, para que no se produjera una migración de las emisoras de radio, algo que no entendí, pero que favorecía a los inexpertos”, rememora.
El 27 de agosto de ese año, Telebandera tuvo su salida al aire. Una revista especial de dos horas constituyó la primera transmisión de la televisora comunitaria ubicada en Cárdenas, ciudad epicentro de la Batalla de Ideas del pueblo cubano.
“Con la primera transmisión me estrené como reportero. Yo no lo creía cuando escuché la información que había hecho sobre los preparativos del curso escolar. Seguía con mucho pánico y solo me salvaba la responsabilidad y apoyo de Marlen Bouza, que era la otra aprobada para el periodismo, porque solo dos fuimos aceptados para las plazas de redactores-reporteros de prensa”.
A partir de septiembre próximo, cada sábado y domingo la televisora comunitaria iniciaba una programación regular de seis horas, que incluía programación local y foránea. Entre los programas que conformaban la parrilla estaban el noticiero Acontecer, la revista Señal, telenovelas extranjeras y espacios cinematográficos.
“Fue algo sorprendente que, sin tener un año de fundado el canal, obtuvimos varios premios en el festival provincial de televisión. En mi caso, el primer premio y un gran premio con un reportaje a cuatro manos. Eso me hizo ganar mayor compromiso con el medio y con lo que me tocaba como periodista.
“Luego de estos primeros meses vinieron cursos de superación (hasta ese entonces éramos habilitados), luego llegó el diplomado que duró más de año y medio. Para mí ha sido difícil pues no tengo academia, soy de los llamados “reorientados”. Mi formación es militar, que me ha servido de mucho en este nuevo rol”.
Ale conoce de memoria cada rincón del centro. Como nadie, sabe de muebles antiguos, de cambios en la estructura interior, paredes levantadas, oficinas remodeladas. Es como su segunda casa, o diría más: la primera, porque allí permanece más horas, allí ha vivido gran parte de los últimos 18 años.
“Ser fundador me dio la posibilidad de crear varios espacios. ¡Llegué a dirigir cuatro a la vez! Cámara en mano, Cardenense, Suena mi música y En tres tiempos. Realmente, una locura, pero tenía el respaldo de los equipos. Esto hacía que todo fluyera sincronizado. Editores, camarógrafos y conductores eran el verdadero sostén.
“Fui también uno de los padres fundadores del noticiero Acontecer, junto a Marlen Bouza y Roynek Fernández. Cada programa es un reto, pero el noticiero es la maravilla. Lo he dirigido en muchas oportunidades, a veces por largos períodos. Lo disfruto mucho, pues quiero el espacio como algo muy especial. Es un orgullo que llevo en secreto el haber propiciado su nacimiento el 17 de diciembre de 2005. Tanto Acontecer como cada programa que he dirigido, constituyen momentos de entrega total aun en tiempos difíciles”.
Pero no solo Acontecer se convirtió en un espacio icónico en la “señal por donde Cárdenas se ve”, como versa su eslogan. Otro de los que se ganó el reconocimiento y las palmas del público de la Ciudad de las Primicias fue el proyecto Cámara en mano.
“Surgió por la necesidad de contar con un informativo de opinión en el Telecentro y creo que los 10 años que estuvo al aire cumplió su misión –considera Alexei, y en sus palabras la nostalgia se hace evidente–. Cámara en mano era un reto permanente. No un programa complaciente, sino dedicado a los problemas del pueblo o personas específicas. Los temas los escogía gracias a la interacción con la población: cartas, llamadas o quienes llegaban a la Redacción.
“Muchas veces había incomprensiones con directivos, pero se hacía con mucho respeto y con ánimo de solucionar. No era para criticar por placer, o para herir. Por eso se comprendía por las principales autoridades políticas.
“Estuvo por buen tiempo como el espacio de más audiencia en el canal. La conducción de Marlen fue muy positiva, pues lo que me faltaba en el guión ella lo enriquecía con su sello de periodista sagaz y valiente. Aunque tuvo varios premios nacionales y provinciales, el mayor estímulo fue el cariño del pueblo. Después de cinco años sin salir al aire, aún se recuerda y reclama el espacio”.
En cerca de dos décadas han sido muchos los colegas con los que ha compartido espacio, de los que ha aprendido y a los que ha enseñado.
En los últimos años la fluctuación de personal ha sido muy evidente en el Telecentro, que como más medios del país también se ha visto afectado por la emigración hacia otras áreas laborales y diversos países.
“He permanecido porque asumí con mucha seriedad la profesión de la que digo que aún soy aprendiz. El periodismo es exigente y mucho más en Cárdenas, un municipio muy rico en generar informaciones. Además, uno se va enamorando de lo que hace, poco a poco se gana el respeto del pueblo y responde a ello con entrega y superación.
“Se atraviesan momentos difíciles, malos en todos los sentidos, pero el compromiso se impone. Hay incomprensiones, pero cuando uno se concentra en trabajar, todo fluye. Son 18 años y en ocasiones eres incomprendido y no siempre caes bien. Algún que otro directivo hasta te quiere borrar, pero digo que el trabajo salva, la entrega y seriedad ante cada cobertura son los principales resortes para avanzar.
“En todos estos años han sido muchos los momentos gratificantes. Se disfruta cuando en medio de lo imposible se logra la transmisión, cuando se vencen dificultades y el pueblo recibe el trabajo. Ser reconocido por el pueblo es algo que estimula. Llegar a una primaria o secundaria y que los niños te identifiquen por el trabajo que realizas, o que mencionen Acontecer o Telebandera como algo familiar, es reconfortante. He recibido premios, pero ninguno tan importante como el cariño del pueblo”.
Y ahí está, casi 20 años después, en el lugar al que llegó por vueltas de la vida y el destino, unido a la profesión a la que le temió y hoy ama más que a sí mismo. Perseverancia, entrega, incondicionalidad y lealtad son las palabras de orden de Alexei McIntosh, un periodista que no le teme ni a los retos ni a los tiempos.
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Gracias Ana por el estímulo al trabajo de un hombre que hasta el cuidado de su salud ha desplazado para que Tele bandera no muera a pesar de tanto y mucho.