Cuando el pasado año el conjunto cubano de voleibol de sala logró por primera vez en la historia su clasificación a la Liga de Naciones de Voleibol (VNL), tras ganar la Copa Challenger en Seúl, Corea del Sur, fue imposible no alegrarse.
Aquella victoria constituyó el cierre de una etapa en la que Cuba llevaba años reclamando su retorno al grupo de élite de este deporte, y después de ganarle a Turquía lo consiguió.
Pero cómo no hacerlo con semejante plantilla de jugadores. La nómina del conjunto cubano, o al menos gran parte de ella, era y es comparable con la de los mejores equipos del mundo; nombres como Robertlandy Simón, Miguel Ángel López, Marlon Yant, Jesús Herrera, Osniel Melgarejo, Roamy Alonso, Michel Sánchez, sobresalían en aquella ocasión.
No era difícil imaginar que la fórmula juventud-experiencia diera resultado en algún momento; voleibolistas de tanta calidad jugando juntos, tarde o temprano tenían que echar a andar la maquinaria.
Después de muchos años fuera del grupo de avanzada del voleibol a nivel de selecciones, la mayor de las Antillas fijaba junio de 2023 como el mes de su debut en la VNL, pero antes tendría una primera prueba de fuego, el Campeonato del Mundo de Eslovenia, del 26 de agosto al 11 de septiembre de 2022.
En esa ocasión, los dirigidos por Nicolás Vives solo vencieron a Catar; cayeron contra Brasil, Japón e Italia, y aunque es cierto que a posteriori Brasil fue tercer lugar del mundo e Italia se llevó el galardón de Campeón, los cubanos no mostraron su mejor juego, y se vieron incapaces en muchas situaciones.
Recuerdo que la prensa especializada y la propia dirección del equipo alegaban que habían planificado mal la preparación física y que los atletas habían llegado a esa instancia muy desgastados físicamente.
Esas declaraciones y el lugar 12 que ocupamos en el ranking mundial después del torneo nos dieron algo de esperanza, fueron un calmante que nubló la realidad. Aunque Cuba se había ganado estar ahí por mérito propio, tenía que seguir trabajando si quería mantenerse y continuar escalando posiciones.
Un debut con sabor amargo
Entrados en los primeros días de junio de 2023 se dió a conocer el equipo Cuba que asistiría primero a los dos choques de preparación que terminaron en una victoria por bando en Argentina, y luego el debut de nuestro país en la VNL.
La nómina en la que Vives depositó toda su confianza quedó integrada por los opuestos Jesús Herrera y Miguel David Gutiérrez, los liberos Yonder García y Alain Gorguet, los centrales Javier Concepción, José Masso y Endriel Pedroso, el trío estrella de Melgarejo, Yant y López con el jóven José Miguel Gutiérrez como refuerzo y por último los pasadores Lyvan Taboada, Adrián Goide y Christian Thondike.
Ellos son los hombres que tenían la tarea de hacer entrar las cuatro letras por la puerta ancha; sin embargo, el debut cubano en la máxima competencia a nivel internacional está teniendo un sabor amargo.
Nicolás Vives y su equipo han encajado ya dos derrotas; la primera en cinco parciales frente a un rival más que conocido, el equipo de Canadá, y la segunda de manos de Países Bajos.
El choque contra Canadá fue bastante reñido, pero los cubanos cometieron demasiados errores no forzados; es decir, regalaron 34 puntos por errores cuando la media a este nivel está por debajo de los 20 y a eso hay que sumar la diferencia en bloqueos propinados y recibidos. Los cubanos solo dieron 6 bloques en todo el encuentro, mientras que sus rivales un total de 17. Por muy superior que hayan sido en ataque (74 – 58) la mezcla de estos factores terminó por pasarles factura.
Frente a Países Bajos, más de lo mismo: 29 errores no forzados, solo cinco bloqueos, pero esta vez con una ofensiva muy mediocre. Los atacantes cubanos solo fueron capaces de fabricar un total de 34 puntos; el pasador Lyvan Taboada se vio falto de ideas y no pudo organizar el ataque, la principal arma de Cuba.
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Dos derrotas con un solo punto de seis posibles, el panorama es ahora mismo desfavorable. Nicolás Vives, como principal responsable de ese resultado, necesita hablar con sus muchachos y tomar acciones para cambiar la cara del conjunto cubano en los próximos desafíos.
El gran entrenador de béisbol Casey Stengel dijo que «conseguir buenos jugadores es fácil… conseguir que jueguen bien juntos es lo difícil», y en eso Vives tiene algo de deuda. Incluso después de su incursión por ligas profesionales a veces se le nota carencia de ideas en el banquillo cubano.
De cualquier modo, el equipo necesita cambiar el panorama y jugar su mejor voleibol si pretende aspirar a ganar los próximos dos partidos, frente a Italia y Brasil respectivamente.
(Carlos Javier Prado Porcena)