Como hace un año atrás, familiares y amigos, compañeros de labor, socorristas, rescatistas, autoridades del municipio de la Habana Vieja, líderes juveniles y sindicales, habitantes de la capital cubana…, llegaron hasta las inmediaciones del Hotel Saratoga donde guardaron un minuto de silencio y depositaron flores en recordación de las 47 víctimas que dejó allí el fatídico accidente del 6 de mayo de 2022.
«Un año de la explosión del Hotel Saratoga. Aún frescas en la memoria las imágenes dantescas del horror, la avalancha de solidaridad que se levantó en nuestro pueblo y la heroicidad de hombres y mujeres que salieron al rescate. Días de mucho dolor y unidad. Siempre con Nosotros», recordaba en Twitter el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Un año de la explosión del Hotel Saratoga. Aún frescas en la memoria las imágenes dantescas del horror, la avalancha de solidaridad que se levantó en nuestro pueblo y la heroicidad de hombres y mujeres que salieron al rescate. Días de mucho dolor y unidad. #SiempreConNosotros pic.twitter.com/9z1E2SwCyY
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) May 6, 2023
Con lágrimas en los ojos, Madelaine Serrano López, delegada de la circunscripción 40 del Consejo Popular Jesús María, de la Habana Vieja, recordó a su compañero Juan Carlos Díaz Álvarez, también delegado de la circunscripción 19, uno de los últimos en aparecer.
«Era mi amigo. Mi esperanza todo el tiempo estuvo en que se encontrara con vida. Desde que sentí la explosión le marque al teléfono porque residía al lado del hotel. Yo sospeché algo muy malo, nunca antes dejó de contestarme al teléfono. Sabía que ante un desastre, él estaría al frente de su población. Siempre fue muy laborioso como delegado del Poder Popular».
Isael Hernández Lasa, jefe del grupo de Emergencias del municipio de Plaza de la Revolución, tampoco pudo disimular la tristeza. Cuando llegó al lugar, «ya estaban armados los protocolos de emergencias establecidos para estos casos. Mi función consistió en efectuar la búsqueda y rescate de los cuerpos de las víctimas. Nuestra misión, en un primer momento, consistió en extraer la mayor cantidad de personas con vida. Al determinarse la imposibilidad de que alguien estuviera vivo, entonces buscamos todos los cuerpos que pudiésemos encontrar a partir del escombreo y la exploración.
«Trabajamos en equipo y hubo varios casos que atendí personalmente. Todo fue impactante», recuerda.
Señaló que vivió seis días, a tiempo completo, en el lugar, y califica el desastre como el más impactante en su profesión.
Algo similar expresó Ismael Eduardo Caro Lam, responsable del grupo especializado de operaciones y socorro de la Cruz Roja de La Habana. Para él todos los hechos de rescate y salvamento son de impacto. Este tuvo la característica de estar enclavado en el mismo centro de La Habana y logró provocar una ruptura en la armonía de la ciudad, algo que lo diferencia de los desastres naturales vividos en el país.
«Mi función ante el hecho fue ejecutar los planes y programas concebidos para este tipo de desastres, con las labores de búsqueda, salvamento y rescate. Siempre con el aliento de encontrar a las personas vivas. Debí montar puestos médicos para la atención a heridos y de apoyo sicológico para los familiares, rescatistas, socorristas, y personas afectadas», relató.
Argumentó que la respuesta del Gobierno y de las autoridades militares y civiles estuvo bien escalonada, centrada en la labor del momento, y funcionó desde el minuto cero de inicio de la operación hasta que se dio por concluida.
Su hermano, Carlos Rey Fajardo Lam, socorrista y jefe del Grupo de Operaciones y Socorro del municipio de la Habana Vieja, fue de los primeros en llegar al lugar del hecho. «Me tocó evacuar a los niños de la Escuela Primaria Concepción Arenal. Los concentramos en los lugares cercanos como el Tribunal Provincial y el Capitolio hasta ser recogidos por sus familiares. Debimos allí dar apoyo sicológico. También trabajé en la extracción de las primeras víctimas, para brindar primeros auxilios a los heridos hasta poderlos trasladar hacia las instituciones de salud».
Para todos resultó un momento duro… difícil. A un año de haber vivido esa experiencia, todavía se mantienen las huellas del doloroso suceso, que vistió de luto a toda la Isla.