La gloria no cabe en una palabra o quizás sí. Un día, dígamos un 19 de abril de 1961, Girón, un pequeño poblado de la Ciénaga de Zapata, no fue más Girón, sino un símbolo geográfico, el signo de una América como diría el Comandante en Jefe que fue «un poco más libre».
Por ello, porque fuimos un poco más nosotros desde entonces – y aún quieren que seamos más ello que nosotros, pero sabemos donde estamos y a donde queremos ir- este 19 de abril del 2023, 62 años después celebramos la victoria contra el águila y el cañón.
En el acto conmorativo, porque el que olvide pierde, se recordó la heroica gesta, sus caídos y sus héroes. Para ello se colocaron ofrendas florales en el monumento que recuerda a aquellos que por mantener su tierra libre a la tierra su sangre ofrecieron, en nombre del General de Ejército Raúl Castro Ruz, el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz- Canel y el Consejo de Estado y Ministros de la República de Cuba.
El sonido de 21 salvas, fusiles que llamaron a otros fusiles que sonaron 62 años atrás, sirvieron para homenajear a todos los nombres hermosos que estuvieron en la invasión y no regresaron.
El Teniente Coronel Arnaldo Hernández Dorta, en nombre de aquellos que sí regresaron, más tristes y más libres de ese combate campal, reafirmó el compromiso con ese impulso histórico que surgió en 1959 y aún no se ha detenido.
Con una representación de las autoridades políticas y gubernamentales de la provincia y veteranos la fecha, por su carga simbólica, sirvió como momento para entregar los carnet que acreditaban a diferentes compañeras y compañeros como miembros del PCC, la UJC y la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC).
Diferentes números culturales, poemas, canciones, décimas, amenizaron el acto, porque la cultura es otra forma en que los pueblos manifiestan sus ideas más profundas y aquello que no importa qué, no puede ser echado a un lado, porque es parte de lo que somos.
La Ciénaga de Zapata – un pueblo que la historia le tocó a la puerta y supo responderle – y Matanzas y Cuba y América Latina nunca dejará que las victorias caigan en el olvido, porque 62 años después aquí estamos.
Guille:
Hoy para comentar acudo a la reedición de lo expresado por varios de tus colegas, motivado sobre todo por el hecho de la confrontación de la historia vivida y recordada en este Acto, con la situación actual, en la que, entre nosotros, aún sobreviven combatientes de Girón, de la lucha contra bandidos y de otras epopeyas patrias, que dieron todo sin pedir nada, pero hoy es casi humillante solo mencionarlos en una determinada fecha, y que, por una razón u otra, en la que se incluyen nuestras propias carencias humanas, son los más afectados por este compleja y desesperante situación económica que vivimos.
Sobre aquellos días de 1961 y Playa Girón se ha escrito mucho. Pero, ¿ha sido suficiente?, ¿se ha contado todo?
Como tantos hechos en la historia, ya no tan reciente del país, los episodios alrededor de Playa Girón necesitarán de una constante mención.
Las razones para esa reiteración son muchas. Nuevas generaciones vienen en camino y ellas necesitan conocer la hermosura, la poesía y la hidalguía callada que hay en esos hechos.
También hay apremios. Sus protagonistas nos van diciendo adiós. Dolorosamente, en algún momento no estará ninguno y Cuba tendrá que mantener vivo ese legado sin la presencia física de quienes lo hicieron.
Por otra parte, se encuentra otro hecho. El intento de desdibujar el pasado por parte de la contrarrevolución es una realidad monda y lironda, y que adopta múltiples vías.
Así, pues, volver a la historia es uno de los recursos para cerrar el paso a ese intento de desmontaje, el cual se apoya en los vacíos de conocimiento existentes en el lado revolucionario, en las inercias, en el facilismo de pensar la realidad en blanco y negro, en la falta de creatividad, en los verticalismos que decapitan iniciativas y en el consignismo, que del galillo batiente pasó a combinarse con una nueva modalidad: la de las bronquitas a golpe de hashtag.
Esas mataduras, que se extienden a la divulgación del conocimiento de la historia y la cultura nacional, se han mencionado y hasta denunciado más de tres veces.
Habrá que seguir haciéndolo, a veces hasta con ira. Porque todos esos males, que se disfrazan de fiables, tienen sus efectos perversos.
Aunque lo aparentan, ellos no movilizan realmente. Generan cansancio. Provocan desconfianzas y rupturas ideológicas. No invitan a pensar y contribuyen, junto con las malas prácticas de la economía y los servicios, a reproducir finalmente no al hombre y la mujer nueva preconizados por el Che, sino a su contraparte: al capitalista sonante y constante. Dura ironía, amarga realidad.
¿Se lo merecen los milicianos y milicianas que combatieron en Girón o que hicieron guardia en los miles de puntos de la geografía nacional a la espera de una invasión norteamericana?
¿Se merecen tener su imagen colgada en retratos de pared, vallas y pancartas o ponerlos delante en desfiles y conmemoraciones sin que se conozca cabalmente su talla de héroes?
Uno de los problemas de esa forma de contar la historia, y que al final puede conducir a una manera de hacer política y vincularse con el pueblo, es que ella resulta incapaz de tocar las raíces de la epopeya de Girón y de muchas otras que ha protagonizado la Revolución.
La batalla actual de Playa Girón, de Cuba entera, se encuentra en un escenario tan desafiante y quizá más complejo que el vivido durante aquellos días de abril de 1961.
Vale reeditar lo expresado por su colega Ronquillo: «Si proclamar el carácter socialista de la Revolución (y defenderlo en Girón) era casi temerario en la Cuba de abril de 1961, instigada por una guerra que de fría solo tenía los cálculos, tampoco es fácil ser consecuente con aquella proclamación 62 años después.
En este 2023, desembocadura de tantos contratiempos de distintos orígenes y naturaleza —incluyendo las más viejas y encarnecidas obsesiones políticas— lo que requerimos proclamar es la capacidad renovadora, rectificativa, regenerativa y de cambio del socialismo cubano.
Solo con la profunda renovación, que ya está claramente planteada desde el 6to. congreso del Partido Comunista, y actualmente capitaneada por los continuadores del liderazgo histórico, podremos sobreponernos a idealismos, torpezas, graves errores y retrocesos paralizantes. En momentos determinantes como estos debemos acogernos, como nunca, a la visión del ejercicio político de Fidel, que ubicó siempre al tiempo como una categoría central de los cambios. Con el mismo arresto tenemos que levantarnos contra todo lo que entorpezca la voluntad revolucionaria de cambio del socialismo cubano «.