Cuesta trabajo recordar la última vez que una selección nacional, bien en un tope –como los de ahora–, o en una competencia internacional anotó diez carreras o pegó 16 imparables. En la última presentación que Cuba vio, de su equipo de pelota que se prepara para el v Clásico Mundial, esas dos cifras asombraron a unos y gratificaron a muchos.
Como hemos venido advirtiendo, solo son juegos de preparación, en los cuales hay que observar la manera en que el jugador desempeña la tarea que le dieron para un desafío, y no la de buscar ganar a toda costa. Sobre esa mirada, el propio director del equipo, Armando Johnson, mediante las entrevistas, desde la sede, que la plataforma comunicativa Jit nos ha facilitado, expresó que, si bien se siente satisfecho por lo realizado, no olvida que se trata de un proceso de puesta en forma.
«Por eso hemos traído en un inning, sin importar si es del cierre o no, a lanzadores como Liván Moinelo y Raidel Martínez. Han realizado el trabajo que harían en la competencia, en el capítulo que les corresponda en ese momento», dijo, con lo cual queda claro que no veríamos a ninguno de los dos, en la justa mundialista, fuera de su rol de cerradores, para preservar ventajas.
Johnson expresó estar «muy contento con el comportamiento de la ofensiva, que es lo que más ha golpeado a las nóminas cubanas en los últimos años». Es justificada su opinión, pues de los 16 imparables, seis fueron extrabases (cinco dobles y un jonrón, el de Guillermo García), lo que también da la medida de que esa producción incluyó batazos muy sólidos, es decir, con buenos contactos.
Se destaca la forma de Yoelkis Guibert, quien de los cuatro jits que ha pegado, tres son tubeyes, además de cubrir un amplio territorio en el jardín derecho, lo cual ratifica una de las cualidades de esta plantilla: su versatilidad. «Este es el resultado del trabajo para llegar en forma a la competencia», comentó el jardinero derecho.
Expresión de esa polifuncionalidad es también Yadir Drake, con cinco incogibles en 12 turnos, e imprimiéndoles velocidad a sus piernas para hacer diferencia, y una defensa de guante de oro en la inicial. El equipo, aún sin la entrada de sus jugadores de mlb a la ofensiva y en el montículo, se aprecia con acierto en lo táctico; y, pese a la diferencia horaria, físicamente enseña adelantos. Solo hay que ver los desplazamientos en bases y a la defensa, para darnos cuenta de que hay un trabajo que comienza a dar frutos.
Por supuesto que en la filosofía beisbolera, como este deporte se parece tanto a la vida, aplica también los postulados de que la competencia es el mejor criterio de la verdad. Pero, si desde este momento no aparecen valores que conviertan en realidad las aspiraciones, a la hora de los mameyes no se pueden esperar mangos. Además, los del Clásico, para comérselos, no se cogen bajitos.
Cuando amanezca, ya sabremos del resultado del cuarto partido entre los cubanos y el elenco Gigantes de Yomiuri, el más ganador de la Nippon Professional Baseball (npb), con 22 títulos de la Serie de Japón y 38 en su liga, la Central, aunque no levanta el trofeo de aquel béisbol desde 2012. Para ese choque, la dirección del equipo de la Mayor de las Antillas anunció al camagüeyano Yariel Rodríguez, otro de los supersónicos caribeños en la npb, y se dejó entrever la posibilidad de que uno de los mejores lanzadores de la Liga Arco, en México, Elián Leyva, vea acción en el duelo. (Tomado de Granma)