En una de sus novelas más populares, el actor y escritor inglés Neil Gaiman expresó: “A mi modo de ver, una ciudad no es una ciudad sin una librería. Puede llamarse a sí misma ciudad, pero a menos que tenga una librería no engaña a un alma.”
Matanzas será entonces una ciudad por ese motivo; donde menos lo esperas encuentras uno de estos locales. Aquí, aunque exista la creencia de que las nuevas generaciones no disfrutan leer, gran parte de la población ama la buena literatura, por lo que no sin motivo aparecen estos establecimientos en cualquier esquina.
“Fomentamos la lectura.” Exactamente eso dice en la base de uno de los estantes de La filosofía, ubicada en Manzaneda, esquina Milanés, y aunque particularmente este establecimiento en ocasiones pasa desapercibido por el ajetreado vaivén de las personas y por estar un poco alejado del centro fundacional, posee al igual que el resto un notable valor cultural.
Una de sus vendedoras, Yenisleidys Gonzáles Díaz, explica que la proximidad al Preuniverstario y a otras escuelas ha acercado a las nuevas generaciones a esta pequeña librería en el cual, además de volúmenes nuevos, comercializan una gran variedad de usados y raros. Por otra parte, su compañera Maileybis Galup Milián comenta que esta alternativa resulta de gran valor económico, puesto que el 40 % del precio de venta de cada uno es destinado al Estado.
Pero el carácter de estos espacios no queda en la simple recaudación de dinero, una muestra de ello es lo que ocurre en la primera Iglesia Bautista de la provincia, en el Centro Kairós, donde existe un pequeño puesto en el cual los libros obtienen una segunda vida.
En este centro funciona una biblioteca especializada en cuanto a espiritualidad, arte y servicio social. Los ejemplares de otros temas o los duplicados son entregados a otras instituciones literarias o puestos en venta con la finalidad de recaudar fondos destinados a proyectos sociales o a adquirir textos necesarios en el local.
Otra interesante propuesta es la de la Fuente de Castalia, ubicada en el Callejón de la Sacristía, donde ofertan tomos de segunda mano. Esta funciona como un café literario y en ocasiones realiza presentaciones; además, durante la pandemia de Covid-19 implementaron las entregas a domicilio.
Pese a las facilidades de ocio y cultura que ofrecen, estas en Matanzas enfrentan desafíos significativos para conservarse como fuentes de conocimientos. Al igual que en otros sectores, la irrupción de las tecnologías produce un cambio en las formas de consumo y en las maneras de acceso y búsqueda de información.
Además, en Cuba, desde la 29ª Feria Internacional del Libro de La Habana, se promueve la lectura a través de la tecnología, por ello es indispensable que estos nichos culturales se inserten en la web, especialmente mediante las redes sociales y bases de datos que faciliten toda la información necesaria acerca de los textos en existencia, además de dónde localizarlos para la compra.
Ejercer un papel más dinámico también funge como necesidad, pues estos lugares deben recuperar su atractivo y demostrar que no son solo un espacio donde comprar libros, sino donde se pueden vivir nuevas experiencias, lo cual podría lograrse a través de eventos en los que la literatura sea la estrella.
En el centro histórico de la ciudad y en el municipio en general, hay muchas más librerías, algunas tan escondidas que resultan desconocidas para el público, pero tan importantes como el conocimiento que albergan. Estos sitios desempeñan un papel cardinal para fomentar el hábito de lectura en niños, jóvenes y adultos, además de ser un reflejo de la vida cultural y de la historia de la ciudad.
(Por: Lisbeth Marrero Roque, estudiante de Periodismo)