Dengue: prevenir para cuidarnos

El pequeño Brayan Daniel se siente mal. Así lo delatan sus ojos marchitos. A ello se añade la fiebre persistente que ha cedido un poco luego de un baño de agua tibia. Inquieto, se sienta para descansar las piernas y regresa junto a su bisabuela, mientras espera el turno para acceder a la consulta del cuerpo de guardia del policlínico Samuel Fernández, en la barriada de la Playa. 

Por fin entra. Allí la doctora indaga si ha presentado otros síntomas y desde cuándo inició el cuadro febril. Lo ausculta, palpa y le mira la garganta un poco enrojecida. No han pasado 24 horas desde la primera fiebre; por tanto, hay que esperar a que focalice en algún sistema y para orientar exámenes de laboratorio. 

Después del reconocimiento físico, le explica a la bisabuela que si aparece sangramiento, dolor abdominal o desmayo el niño debe regresar. Además, le indica controlar la temperatura con paracetamol o medidas antitérmicas, y mantenerlo bien hidratado por vía oral. 

Muy cerca de allí, justo en la sala de espera, Yohanka Castillo Oliva aguarda por el resultado de sus análisis indicados de urgencia. El dolor de cabeza no se le quita y lo acompañan la pérdida de apetito, el decaimiento y la diarrea. Ella viene en busca de un diagnóstico y un tratamiento para aliviarse. 

Otras personas con síntomas similares acuden al centro asistencial. Desde hace algunos meses cualquiera de estos indicios enciende un bombillo de alerta y despierta la sospecha de que pueda ser dengue. La mayoría teme a las complicaciones, los ingresos y los desenlaces fatales, por eso son más los que acuden en busca de ayuda, porque como reza el refrán “a tiempo casi todo tiene solución”. 

El incremento de casos de dengue ocurrido en la provincia y los agudos síntomas que acompañan a este padecimiento constituyen motivo de preocupación para los matanceros. 

¿Cómo se comporta la focalidad en el territorio? ¿Están creadas las condiciones para hacer frente a esta arbovirosis? ¿Cuáles son los protocolos establecidos según cada fase de la enfermedad? Sobre estos y otros temas que forman parte de ese complejo fenómeno indagó Girón.

En el laboratorio del Centro Provincial de Lucha contra Vectores se analizan todas las muestras del género Aedes colectadas en el territorio matancero. Foto: De las Autoras

LA DEMANDADA FUMIGACIÓN

Muy cerca del policlínico se escucha el ruido de las bazucas. El humo que sale de algunas viviendas marca el camino de los fumigadores. La zona de la Playa tiene un universo de alrededor de 30 000 viviendas a tratar, pues incluye Carboneras, Guanábana, Gelpis y Canímar.  

Hoy, por ejemplo, no llegaron todos los movilizados. Aun así, con el potencial que cuentan trabajan en las manzanas de más alto riesgo y en las que aparecieron personas con fiebre.   

Desde el terreno, Yamilka Ávila Martínez, jefa del Departamento de Vectores en la Playa, explica que “cuando aparece un caso febril se trabajan cinco viviendas alrededor de este: las de los lados, las del frente y las del fondo. Se les hace un buen focal, se les revisan todos los depósitos y se les abatiza. Además, se fumiga y se les hace un perifocal con aspersor”. 

Las restantes áreas permanecen en una etapa intensiva, lo cual significa que se fumiga una vez cada seis días. No obstante, han presentado dificultades y no se ha podido cumplir este ciclo debido al déficit de combustible, lo que ha impedido llegar a desinfectar siquiera el 80 % del universo a tratar. 

A ello se añade la inestabilidad en la llegada de los movilizados. “Desde hace dos semanas tenemos que sacar aproximadamente 30 equipos diarios, y podemos salir al terreno con 15 o 16 debido a estos dos factores”, precisa Ávila Martínez. 

La buena noticia es que, en esta zona, la mayoría de las personas son receptivas ante la fumigación, solo algunas exponen razones para no dejar pasar; y que existe una estrategia concebida para tratar las viviendas cerradas. “Tenemos dos operarios que entran después de las tres de la tarde y recuperan la mayor cantidad de casas. Aunque es imposible llegar a todas, tratamos de que al menos tengan un pase de fumigación”. 

Nodalsy Calderín Roselló es uno de los operarios encargados de visitar las viviendas e identificar aquellas que presenten riesgos. Él comenta que hoy los focos se detectan en sitios donde hay gran enyerbamiento o depósitos con agua. “Muchos se encuentran en las casas de los moradores que no tienen el líquido y por eso la acumulan. Ante la situación tan difícil, nosotros la colamos y la colocamos en otro recipiente para evitar las larvas”. 

PROTOCOLOS 

Mientras en el terreno se aúnan esfuerzos para abatir al mosquito, de regreso al policlínico se cierran filas para garantizar que se cumplan los protocolos establecidos según el estado de los pacientes.  

“Cuando llega a nosotros un paciente con fiebre, notificado por el médico de la familia, comienza el bloqueo febril, que ha de ser en 24 horas. Según la valoración del especialista, se indica el ingreso domiciliario de siete a diez días, en los que se supone sea visitado por este diariamente. Al sexto día de haber comenzado los síntomas, debe remitirlo al policlínico para hacerle el IGM”, comenta Iroel Tamayo Martínez, vicedirector de Higiene y Epidemiología en la Playa. 

El facultativo argumenta que permanece en ingreso domiciliario quien no posea síntomas de alarma; fiebre, dolor de cabeza y articular y malestar general. Cuando aparecen dolor abdominal, vómitos y náuseas frecuentes, entonces la persona requiere de manera urgente leucograma, hematocrito y plaquetas, una hidratación parenteral, observación clínica y vigilancia de sus signos vitales cada cuatro horas.  

“Debe contar, asimismo, con una evaluación clínica. Para ello tenemos en cuerpo de guardia un clasificador y, en el caso de los ingresos domiciliarios, el médico de la familia debe visitarlos todos los días para chequear estos signos. A veces cumplir con el procedimiento se torna un poco difícil, porque es una realidad que existen consultorios que no están cubiertos por médicos y tienen que ir a otra área”, agrega.  

Al joven doctor Yan Grabiel Laguardia Yins le corresponde enfrentar las complejidades del dengue en esta zona y sortear las carencias que vive el sistema de Salud. Llegamos a su oficina justo cuando se estrena como director. Con profesionalidad nos explica que el policlínico tiene todas las herramientas para tratar desde un dengue leve hasta grave. 

“Esta enfermedad lo que lleva es mucha hidratación, ya sea por vía oral o intramuscular, y disponemos de los medicamentos, incluso del paracetamol en tabletas. Sí es importante la remisión oportuna al médico de la familia para su seguimiento o al hospital con el transporte alternativo puesto por el Gobierno”.

Alerta el especialista en Medicina General Integral que los síntomas aparecen entre tres y cinco días después de la picadura. Pueden iniciar con fiebre, vómitos, diarrea, malestar general, dolor retrocular, en músculos y articulaciones. La fiebre en los primeros tres días puede exceder hasta 40 grados, y entre el cuarto y quinto hacer una caída, y empieza la parte grave de la enfermedad. 

Surgen las lipotimias, las sudoraciones profusas, la hipotensión arterial, la taquicardia y, en algunos de los casos graves, el sangramiento por los orificios naturales, que puede llevar al shock por dengue y hasta la muerte. 

Añade que hace dos años la Organización Mundial de la Salud clasificó al dengue como “con signos de alarma” y “sin signos de alarma”, con diferentes serotipos. En el A, que es el leve, no ocurren complicaciones y el paciente puede mantenerse aislado en la casa, hidratándose, y mejora entre el quinto y el sexto día. 

“El B1 no tiene complicaciones y no se ingresa cuando los pacientes no presentan comorbilidad (no sean hipertensos, diabéticos, no tengan ninguna enfermedad inmunológica de base, ni otra causa que predisponga a complicaciones). En él pueden aparecer sudoraciones profusas y caídas. Los vómitos, si son tres en menos de una hora, al igual que las diarreas, pueden provocar deshidratación moderada o severa”. 

La variante B2 incluye todas estas manifestaciones antes dichas y con presencia de comorbilidades. También puede aparecer el dolor abdominal, visto como una de las complicaciones más grandes, y se procede al ingreso porque su causa generalmente es una inflamación del hígado y el bazo. El C es el shock por dengue. 

Comportamiento de la focalidad durante el último trienio en las áreas de Salud del territorio. (Fuente: Centro Provincial de Lucha contra Vectores).

TRAS LAS HUELLAS DEL CULPABLE

A partir de la terrible epidemia de dengue hemorrágico desatada en Cuba en 1981, se decidió instaurar el programa de erradicación del Aedes aegypti. Desde ese entonces, se destinan en la provincia esfuerzos y recursos en aras de disminuir su densidad.

Si bien durante mucho tiempo se lograron mantener los índices de infestación por debajo de lo establecido a nivel nacional (0,05), en los últimos años el panorama se ha revertido de manera negativa. Así, por ejemplo, en la semana del 7 al 13 de octubre, Matanzas exhibe 0,86, en lo que inciden múltiples factores. 

Hasta el cierre de septiembre pasado, se reportaron aquí 15 018 viviendas positivas, lo que representa un incremento de más de 5 000 con respecto a igual período del año precedente e, incluso, de 2020.  

Los niveles de focalidad se incrementaron de manera considerable en los municipios de Matanzas (2 066), Cárdenas (1 281), Calimete (845), Colón (417), Jagüey Grande (368), Perico (316), Limonar (79), Jovellanos (75), Unión de Reyes (25), Los Arabos (22), Pedro Betancourt (21) y Ciénaga de Zapata (15).

Y es que, para ganarle el combate a un enemigo tan cruel, no basta solo conocer la enfermedad que provoca: se precisa saber cómo actúa y cerrarle el cerco. En este propósito resulta vital la cooperación colectiva e individual.

El licenciado en Higiene y Epidemiología Roberto Villalobo Vivero, quien se desempeña como jefe del Departamento Provincial de Entomología médica, explica que en el territorio matancero se han identificado cuatro géneros con ocho especies de mosquitos.

Los resultados de las 2 758 muestras que por sospecha se examinaron en los laboratorios, además de 11 165 observaciones, confirmaron al Aedes aegypti como predominante, seguido del culex quinquefasciatus y el aedes albopictus. La cabecera provincial y la Ciudad Bandera colectaron el mayor número de culícidos. 

Villalobo Vivero advierte que es suficiente ceder un ápice la guardia para que el dañino vector se aproveche y haga evidente su presencia. “Su lugar de preferencia es el agua limpia y dentro de la vivienda, de ahí que insistamos tanto en el autofocal familiar. 

“No obstante, si el mosquito se siente atacado cambia el criadero y puede poner los huevos en el patio e, incluso, hasta en las hojas de las plantas de plátano. Donde quiera que se almacena agua ahí está”. 

Explica el entomólogo las distintas fases de metamorfosis por las que atraviesa el Aedes: huevo, larva, pupa y adulto. El huevo, dice, suele ser muy resistente a la desecación, por lo que de ser colocado junto a las paredes de un depósito, logra sobrevivir aun por espacio de 13 meses cuando este se vacíe. 

“Si se llena otra vez, eclosiona inmediatamente. De ahí que insistamos tanto en que, en la medida de las posibilidades, se les dé cepillo a los depósitos, lo mismo por parte de los operarios que por los moradores de las casas. Otra variante es flamearlos con alcohol aunque, atendiendo a la carencia de este producto, se puede sustituir por otros elementos alternativos”.

Sobre los horarios en los que suele picar, alude al amanecer y al atardecer como los principales; sin embargo, algunos estudios revelan que el mediodía es propicio para que salgan a alimentarse. “Eso no quita que en otros momentos del día o la noche usted pueda recibir la picadura del mosquito”.

Aunque al parecer en el Consejo Popular Playa no representa un gran problema, el especialista del Centro Provincial de vectores menciona, entre los principales inconvenientes que afrontan en la campaña, a las personas que se niegan a que los operarios entren en sus hogares; o no dejan revisar los cuartos, habitaciones donde el mosquito acostumbra reposar después de haber picado, pues hay tranquilidad y no entra la luz solar. Tampoco es menos cierto que algunos de ellos solo piden el visto, anotan y se marchan sin revisar. 

En relación con la disponibilidad de equipos, aclara que la provincia cuenta con 215 bazucas, de una necesidad real de 414. Otros inconvenientes son la no disponibilidad de uniformes y otros utensilios como las linternas; además de las dificultades con el combustible por las que atraviesa el país, lo que limita la fumigación.

Aunque se movilizan trabajadores de otras entidades para apoyar la campaña, la plantilla se encuentra cubierta al 94,1 %; solo que esta no está diseñada para tratamientos adulticidas a grandes escalas. 

UNA RESPONSABILIDAD DE TODOS

Es cierto que el programa de erradicación del mosquito se ha visto seriamente afectado por la compleja situación económica que enfrenta el país, y ya no se realiza el llamado “plan tareco” para eliminar basuras de los hogares, ni se puede fumigar con la frecuencia que se necesita. No obstante, urge que las personas asuman la responsabilidad individual que les corresponde.

Al mosquito no se le puede dar ni un pequeño chance, de ahí que duela tanto la conducta de quienes se muestran inmunes frente a sus posibles criaderos; o de quienes rechazan la fumigación o abren puertas y ventanas antes de los 45 minutos establecidos posterior a esta.

Importante es considerar que depende de nosotros, de nuestra conciencia solidaria, realizar una campaña intensa para erradicarlo. Es así que debemos contribuir atacando cualquiera de estas manifestaciones, dejando por sentado para siempre el hábito de cuidado del entorno. Solo así podremos acabar con el vector transmisor del dengue.

(Por: Miriam Velázquez Rodríguez y Jessica Acevedo Alfonso)

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