Cuando la Serie Nacional número 64 entra en su fase conclusiva, una misiva del organismo que rectora nuestro pasatiempo nacional a nivel de país sorprendió a propios y extraños.
Según señala el texto, la recuperación de los juegos suspendidos comenzará el 19 de diciembre, sin tener en cuenta el orden en que estos fueron suspendidos o sellados.
Solo se recuperarán los que definan clasificación o acceso a los dos primeros lugares en la tabla de posiciones que dan clasificación directa para la cuarta Liga Élite del Béisbol Cubano.
Los play-off comenzarían al tercer día de concluido el último juego de recuperación, siempre que los días disponibles sean suficientes para concluir la etapa de cuartos de final antes del 29 de diciembre; de no ser así, la siguiente etapa se iniciaría el 4 de enero del próximo año.
Hasta aquí todo aparentemente está bien en aras de garantizar la conclusión del evento con la mayor calidad posible, sin que se afecten los días de asueto que deben disfrutar los peloteros por el fin de año.
La nota continúa explicando que las etapas de cuartos de finales y semifinal se reducen a subseries de cinco juegos a ganar tres, y he aquí el primer traspié.

La edición número 64 del clásico doméstico del bate y la pelota ha sido golpeada por diferentes problemáticas, desde equipos que no pueden jugar por no tener hospedaje, hasta un plantel que sufre el robo de sus pertenencias e implementos deportivos.
Una reducción de la cantidad de desafíos en la fase conclusiva es contraria al interés de mantener a los peloteros en activos durante el mayor tiempo posible y, a la vez, atenta contra el desarrollo y calidad del evento en sí.
Extrapolando un poco, la situación sería como cortar un filme en su escena de más interés y de repente soltarlo nuevamente en el final, sin explicación y sin contexto.
Y se conocía que alguna decisión era necesaria con respecto a los juegos no celebrados, por su implicación directa en la posición final que tendrán los contendientes para los play-off y lo que suponía un atraso en el calendario competitivo, por lo convulso del venidero año en materia de eventos internacionales.
La Serie de las Américas y la Serie del Caribe, eventos de relevancia en el orden internacional, coincidirán en fecha con la gran final del béisbol cubano, lo que deriva en otra problemática.
La Federación Cubana de Béisbol explicó que los atletas participantes en la gran final de nuestro máximo evento nacional no podrán ser convocados al equipo Cuba para estos torneos.
Esta decisión va en contra de la lógica y por demás va en contra de la calidad del campeonato, porque de una manera sutil se le está diciendo al pelotero que, si su equipo avanza, queda fuera de los elegibles para representar al país.
Por solo poner un ejemplo, Andrys Pérez, receptor titular de las últimas selecciones nacionales y primer máscara del equipo Matanzas, estaría fuera del Cuba si los saurios llegan a pelear por el título doméstico.
O de igual manera, Raymond Figueredo, Pavel Hernández, lanzadores capitalinos que han sido recurrentes en las nóminas nacionales, verían condicionada su participación en caso de los giraldillos llegar a la instancia conclusiva.
La solución a estas dificultades pasa a la Serie de las Américas que es en enero enviar una selección nacional con los mejores atletas que no estén en los play-off y para la Serie del Caribe cuyo fase de competición se extiende por solo una semana, detener el calendario y efectuar la gran final una vez regrese el conjunto.
De esta manera, tanto afición, como peloteros y equipos no ven afectados sus intereses y se concluye el principal espectáculo deportivo que embarga a los cubanos.
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