El 17 de septiembre de 2021, el estreno del videojuego independiente Tails of iron (colas de hierro), con una clara inspiración en el primer Hollow Knight de Team Cherry, demostró que las producciones de estudios pequeños podían competir en igualdad de condiciones con gigantes de la industria.
Una historia memorable, personajes carismáticos, un combate exigente pero justo y una progresión interesante y gratificante, fueron la fórmula que colocó a un juego de ratones medievales peleando contra ranas salvajes en la mira de millones de jugadores.
Del primer Tails of Iron ya escribimos una reseña que pueden encontrar en nuestra página web, hoy quiero hablarles de la secuela Whiskers of Winter (bigotes de invierno), un título que pese a repetir la fórmula, la mejora y expande en todos los sentidos.

En esta historia desplegable al estilo de un libro ilustrado, nos ponemos en la piel de Arlo, heredero del Guardián del Norte, quién deberá asumir la carga de reconstruir el reino ante la trágica muerte de su padre a manos de un murciélago nigromante y sus hordas de chupasangres.
Al igual que su predecesor, es un juego tipo Souls en 2D, desafiante y con una pero esta secuela lleva las ideas del primer juego aún más lejos con nuevos objetos, tierras más variadas para explorar, la introducción de la caza de monstruos, un grupo de aliados de lo más variopinto y una forma directa de mejorar tu reino de roedores.

El combate es más fluido y preciso, la música es serena e inquietante y los escenarios son sencillamente magníficos. La ornamentada ciudad de los Búhos, enclavada en las copas de los árboles, es una pintoresca reinterpretación de los tópicos élficos; el castillo al estilo de Invernalia que llamamos hogar es igual de imponente y solitario, una fortaleza entre dunas de hielo; y al vadear los pantanos verdes y fangosos, nos envuelve una espesa bruma amarilla de extraña belleza.
Aunque todo no es perfecto, las cacerías de monstruos se sienten demasiado repetitivas, aunque que la voz del narrador del juego sea la del actor de voz de Geralt De Rivia en The Witcher 3 lo compensa un poco. Por otra parte el gancho es directamente decepcionante.

Al agregar mecánicas como el veneno, la electrocución y el frío, el combate puede llegar a sobrecargarse y por momentos podemos perder la noción de lo que ocurre, sobre todo si nos abordan demasiados enemigos, pero bueno ahí está el selector de dificultad para el gusto de cada cual.
La reconstrucción de Filo Invernal fue una experiencia más disfrutable y orgánica, en la que participamos directamente. Es una gran mejora con respecto a una de las mejores ideas del primer juego y hace que regresar a casa sea mucho más significativo.
Es un poco básico, con tres niveles para cada uno de los cuatro edificios, lo que limita las opciones de personalización, pero la utilidad de cada desbloqueo lo hace mucho más profundo, y nos sirve como motivación para dar el siguiente paso.
En términos generales Tails of Iron II es un juegazo, como su primera parte, solo que por esa misma razón esperábamos un poco más. Aun así, es una experiencia recomendable, sobre todo si jugaste el primero, y esperemos que sus creadores, Odd Bug Studio, se animen a completar la trilogía de los ratones más duros de los videojuegos.
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