
El reporte oficial del descubrimiento en Cuba del carpintero real (Campephilus principalis) data de principios del año 1850. Ocurrió en zonas de la provincia de Matanzas, específicamente al sur de Zarabanda, en Ciénaga de Zapata, y fue protagonizado por el sabio naturalista alemán Juan Cristóbal Gundlach.
Con posterioridad, durante el propio siglo XIX y las primeras décadas del XX, fue observado en otras áreas de Zapata, y en zonas del municipio Calimete, en Pinar del Río y en Moa, Holguín.
Con los años, otras expediciones lo divisaron en el oriente cubano, pero cada vez en menor número. En l989 fue observado por última vez, en los bosques de Ojito de Agua, ubicados en el Parque Nacional Alejandro de Humbold, que ocupa áreas de las provincias de Holguín y Guantánamo. En 1998 un equipo de científicos escuchó su canto en la Sierra de Nipe, pero lamentablemente no lo pudieron grabar.
En las Antillas habitan 17 de las aproximadamente 350 especies de pájaros carpinteros del mundo, y de ellas, seis se localizan en Cuba: el jabao, el verde, el churroso, el escapulario, el de paso y, si todavía perdura, el real.
Este último fue muy perseguido y codiciado, pues es el único con pico de marfil. El más grande y vistoso de todos los carpinteros es de color negro, con una raya blanca que parte del pico hacia el ala, y los machos presentan en su cabeza una cresta rojiza.
Noticias recientes dan cuenta del descubrimiento del ejemplar en un área boscosa entre los ríos Cache y Blanco, en Arkansas, Estados Unidos, donde lo vieron en varias oportunidades y en una de ellas lo filmaron. Cuando se daba por extinguido, el carpintero del pico de marfil apuesta a sobrevivir. La comunidad científica confía en la resurrección del rey de los bosques.
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