Andy Jorge Blanco, entre ciudades con nombre de mujer

Andy Jorge Blanco, entre ciudades con nombre de mujer

Si existe alguien en este país que siempre tendrá que regresar a Matanzas, ese es Andy Jorge Blanco. Da lo mismo si es en persona, grabadora en mano, como lo hizo cuando el incidente en la base de supertanqueros como enviado especial de Cubadebate, o desde la inspiración de sus versos y la trama de sus cuentos.

Cuando me refiero a Matanzas, voy más allá de la ciudad. Es una cuestión de identidad, de compromiso, casi romántica. Poco importa que haya estudiado Periodismo en La Habana, o que su libro «Ciudades con nombre de mujer» haya sido publicado en España. Andy siempre será ese muchacho cardenense hasta la médula, que cantaba canciones en los pasillos de la vocacional Carlos Marx.

—¿Cómo se dio la publicación en España de tu poemario Ciudades con nombre de mujer?

—El poemario era un libro que yo tenía de alguna manera engavetado, guardado hasta que le llegara el momento. Lo fui escribiendo desde el 2021 y el último poema lo terminé precisamente en este mismo año, justo antes de mandar el texto definitivo a la editorial.

Libro Ciudades con nombre de mujer
Libro Ciudades con nombre de mujer

“Tomé la decisión porque es un libro que le había dado a amigos y amigas poetas, incluso a escritores ya consagrados. Pero la poesía es una cuestión que a veces uno mira con recelo, y en ocasiones le cuesta lanzarse, tenga la experiencia que tenga.

“En Cuba tenemos una tradición de poetas para quitarse el sombrero. Poetazos, empezando por Martí; pero ahí están Nancy Morejón, Retamar, Alexis Díaz Pimienta, Heredia, Nogueras, Carilda, Dulce María, Alcides, y a uno siempre le queda ese recelo. Hay que respetar el trabajo de los que estuvieron antes, uno no puede quedar mal.

“Algunos confunden la poesía con lo cursi, pero existe la alta poesía, y por alta no significa que sea excéntrica o rebuscada ni mucho menos, sino que transmita un mensaje más profundo. A mí me gusta la poesía que cuenta cosas y quizás eso tenga que ver con mi formación como periodista.

“Decidí sacar a la luz este libro porque vi varias editoriales que habían lanzado convocatorias para recibir manuscritos, y me envalentoné. Primero se lo mandé a Alexis Díaz Pimienta y él me dio ese respaldo para asumir que el manuscrito tenía al menos un valor.

Andy Jorge Blanco, entre ciudades con nombre de mujer

“Me ayudó mucho y fue, digamos, el impulso final. Lo envié a varias editoriales, a varias editoriales en España, y un día sentado en el sofá de casa me llamaron de una, que estaban dispuestos a publicarlo. Fue un proceso muy rápido, muy rápido para cómo son los procesos editoriales en Cuba.

“Y aclaro que la rapidez no fue en detrimento de la calidad del proceso final, o sea, quedó un libro muy cuidado desde el punto de vista editorial. Hubo mucha comunicación entre la editorial y yo, y al final estoy muy contento con el resultado final.

“Los temas que abordo en los poemas del libro, bueno Alexis lo dice en el prólogo, son textos con los pies sobre la tierra, una poesía que cuenta historias de la gente. Es un viaje poético protagonizado por mujeres de Sevilla, de la lejana Luanda, la dolorosa y destruida Gaza, y, por supuesto, La Habana.

“Como periodista fuera del país, he tenido la oportunidad de trabajar como investigador asociado a la Universidad de Sevilla en proyectos de detección de falacias, de detección de fake news en debates políticos en España para un software que la Universidad de Sevilla está en vías de crear para que pueda servir de alguna manera en centros educativos como parte de la alfabetización mediática.

“Eso es algo que se potencia mucho en España y en la Unión Europea en sentido general, que los estudiantes de edades tempranas tengan algunas asignaturas relacionadas con la alfabetización mediática, que sepan detectar donde hay una falacia, que sepan detectar donde hay una fake news, como parte de su proceso formativo.

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“Es un programa, es un software que se quiere crear, incluso una facultad informática que no tiene nada que ver con la comunicación, pero nosotros como comunicadores y como periodistas, un equipo muy pequeñito, junto con investigadores de la universidad, pues trabajamos ahí en ese proceso y en ese proyecto de investigación temporalmente.

“La otra experiencia que tuve, ha sido una de las más hermosas y más enriquecedoras que he tenido en mi carrera periodística, fue el año pasado que fui a Guinea Bissau, a una radio comunitaria como parte de un proceso de formación.

“Una radio comunitaria que está hecha solamente por mujeres, en un país profundamente machista, en el que los derechos de las féminas son prácticamente nulos. Nada que ver con los rezagos patriarcales que quedan en Cuba. Machismo de verdad.

“Vi a mujeres siendo obligadas a casarse con los hombres y cosas peores, y el hecho de que existiera esa radio, ya de por sí era un símbolo de resistencia. El proyecto se desarrolló de conjunto con una organización no gubernamental que se llama Periodistas Solidarios, y la Universidad de Sevilla las ha ayudado a empoderarse.

“Es algo que da mucho orgullo en la región de Bafatá, que es donde está la radio, es la segunda ciudad en importancia de Guinea Bissau, después de Bissau, la capital, y el hecho de haber estado ahí junto con todo aquel equipo de mujeres espectaculares, con muchísimo interés en aprender, que no tienen formación periodística universitaria, fue una experiencia tremenda.

“Las acompañamos a hacer las coberturas, le dimos asesoramiento en ese sentido, y fue una experiencia preciosa, una de las experiencias más enriquecedoras y más lindas que me ha regalado a mí el periodismo.“ Ciudades con nombre de mujer tiene un poco de todo eso, de lo que he vivido tanto dentro como fuera de Cuba, de cómo ha cambiado mi manera de ver el mundo.

“Que los lectores de Cuba, en sentido general, puedan acceder a este poemario es una ambición, es un sueño mío. Yo siempre digo que eres más feliz si te dedicas a la literatura y te dedicas al periodismo cuando te lee tu gente, cuando te lee la gente de tu barrio, la gente de tu zona, tus compatriotas.

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“Soy muy feliz cuando se publica un libro mío en Cuba y cuando se publique mi cuaderno de cuentos Morir un poco, que recién fue ganador del premio Celestino, y que esté en librerías de Cuba, que mi gente pueda abrirlo y hojearlo, ahí es cuando de verdad voy a sentirme un escritor completo.

“Lamentablemente, mi poemario tendrá que esperar para llegar a la isla por una cuestión de contratos y de que los sistemas editoriales de un país y de otro son muy diferentes. De momento solo está disponible en librerías españolas y en línea.

“Pero no desistiré hasta que lo vea relanzado en Cuba por una de nuestras editoriales. Es algo que sin duda me haría infinitamente feliz”.

—¿Cómo ha influido el periodismo en tu literatura?

—El periodismo te da las herramientas, yo siempre lo digo, que yo no sería lo que soy hoy en lo literario. Sin mi experiencia como periodista no habría escrito ninguno de mis dos libros.

“Es que te da el oficio de investigar, te da el olfato para encontrar las buenas historias. Aunque uno trate de traducir la realidad a la ficción, la maña para contar está ahí.

“A mí no me gusta separar periodismo de literatura porque cuando se hace buen periodismo, periodismo literario, periodismo narrativo, pero periodismo al fin, de alguna manera también se hace narrativa. Para mí hay una línea muy fina que no me gusta ni trazarla.

“Por ejemplo, mi escritor favorito es, y yo creo que seguirá siendo, el Gabo, y ahí tienes una de las causas de lo que dije anteriormente. También leo a Leila Guerriero, la periodista argentina. Hay mucho de periodismo en los textos de Pedro Juan Gutiérrez y de Leonardo Padura.

“De Matanzas, sigo el trabajo de Ayose García Naranjo y de Guillermo Carmona, aunque aprecio el contenido en general del periódico Girón, por la manera diferente que han encontrado para contar sus historias. En Cuba puedo destacar las crónicas de Roger Ricardo y las pinchas del profe Rafael Grillo Hernández.

Andy Jorge Blanco, entre ciudades con nombre de mujer

“Aunque no dejo de reconocer que la prensa cubana ha entrado también en crisis, producto de la compleja situación que atraviesa nuestro país. Por eso mucha gente ha dejado de creer en el periodismo y a los buenos ejemplos les cuesta mucho visibilizarse.

“Volviendo al tema entre periodismo y literatura hay apenas diferencias. Uno puede leer los textos periodísticos del Gabo y llegar a creer que son novelas. Parece literatura y está escrito con una maestría tremenda, pero es periodismo, periodismo narrativo del bueno. Esa influencia creo que ha sido vital para mi trabajo, en un sentido y otro”.

—¿Cuándo descubriste que querías ser escritor?

—Fui un lector un poco ya tardío. Me acuerdo que el primer libro que tuve, que recuerde, fue un libro que me regaló mi tía, Caballito Blanco de Onelio Jorge Cardoso. Después de eso, mis primeras lecturas fueron ya en la secundaria, y en la vocacional, pero leía realmente poco. Sin embargo hoy leo mucho, no tanto como quisiera porque la vida te va imponiendo cosas.

“Creo que decidí ser escritor en mi etapa universitaria, ahí descubrí mi pasión por la lectura y llegó un punto en que quise formar parte de eso, poder crear un libro, contar mis propias historias, reconocerme como un escritor.

“También fue un proceso de reflejo, porque admiro a muchos escritores tanto dentro como fuera de Cuba y quería ser como ellos, o al menos acercarme a serlo.

“Nunca pensé ni de cerca vivir de mi literatura, conozco a mucha gente consagrada a las letras en este país que no se sostienen económicamente de lo que hacen, pero que tienen esa necesidad espiritual de escribir, y es algo que personalmente me llena.

“Mi ciudad tuvo mucho que ver también, en Cárdenas está mi esencia. Por mucho que yo sin La Habana también me sienta un poco cojo porque, bueno, estuve varios años viviendo allá, tengo muchos amigos allá y es una ciudad que me encanta, mi raíces, lo que soy, están en Cárdenas.

“Ahí está mi familia, mi identidad, mi zona de confort. Por eso siempre estará presente en todo lo que hago. Sobre todo en este último libro que estoy escribiendo, otro poemario, dedicado a mi mamá, pero que bien puede estar inspirado en todas las madres.

Andy Jorge Blanco, entre ciudades con nombre de mujer

“Que refleja la distancia, la infancia, los recuerdos, las vivencias, y es un libro que está inspirado completamente en mi casa, en Cárdenas, incluso en momentos en los que no esté de manera explícita, porque uno es de donde viene.

“Si tuviera que escoger cinco libros imperdibles para mí, sería A sangre fría, del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Un referente imprescindible del periodismo narrativo y de cómo puede contarse toda una investigación periodística rigurosa como si fuera una novela.

“En segundo lugar, Cien años de soledad, el Gabo, aunque dice Borges que podían contarse 50 años en vez de 100, nunca disfruté tanto leer un libro que contara todo un siglo. Es una obra maestra para aprender y disfrutar a la vez. Es de esos libros que uno siente hasta con el paladar, que se saborea.

Todos los cuentos, de Raymond Carver, un libro que agrupa cinco o seis libros de cuentos del autor. Un maestro de la narrativa breve y del realismo, para aprender a contar desde la sobriedad y la sencillez.

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“Recomiendo La llamada, de Leila Guerriero. La cruda realidad de la dictadura argentina desde la mirada de una periodista con una capacidad increíble de observarlo todo y de apropiarse de la realidad para luego contarla desde el periodismo. Es un libro imprescindible porque puedes descubrir, incluso, el proceso creativo que hay detrás.

“Y por último Noches blancas, del escritor ruso Fiódor Dostoievsky. Un libro para aprender del contexto de San Petersburgo de la época y para explorar el alma humana desde la soledad del personaje protagonista. Es una obra que te hace indagar luego sobre la vida del autor. Una novela espectacular que se sigue disfrutando siglos después”. (Edición web: Miguel Márquez Díaz)


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Sobre el autor: Boris Luis Alonso Pérez

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