El cuento del universitario 

Cartel El cuento del universitario

Cuando la adolescencia se acerca a su fin y la adultez amenaza cruelmente, crece el peso de las elecciones hechas y de las que están «pendientes a revisión» en un polvoriento cajón, en algún rincón de la mente. Ya has aprobado lo de vender chupa chupas a la hora de receso, o has acordado ser medianamente sociable con tus compañeros. 

Dormiste en este turno o en el otro porque confías en tus conocimientos lo suficiente para hacer el parcial de Física sin estudiar «tanto», y pasar un susto de muerte con esas fórmulas que no se te pegaron. Sobrevives, al final, te vas a graduar. ¿Qué sigue en la lista? Universidad ¿sí o no?

Marcas el «Sí» con una x algo temblorosa. Quieres un título universitario, pero ¿qué carrera escogerás? Logras elegir una, te llegue o no, igual hay más opciones. A pesar de las dudas y de una serie de eventos no tan desafortunados, tienes un nuevo camino lleno de expectativas, por delante. 

Serás la persona más estudiosa, desde que pongas un pie en la secretaría de tu facultad para matricularte. Adiós procastinación, al más mínimo descuido la carrera te pasará por encima. Puedes pensar que se te dará bien o no, todos dirán que la experiencia universitaria será una gran etapa de tu vida. 

En un abrir y cerrar de ojos los sueños de libros polvorientos se convierten en noches de pijamadas con tus pdfs. Dominarás el arte milenario de hacer power point y la dialéctica materialista perderá su encanto cuando intentes explicarla en tu primer parcial de Filosofía. Escribirás tus primeros ensayos de Educación Física y pasarás horas debatiendo internamente las excusas más creíbles para no ir a clase. 

Te harás experto en buscar bibliografía a las dos de la mañana, y tus mejores ideas llegarán justo cuando estés a punto de rendirte. Entre la rutina de sobrevivir al transporte y memes en el grupo de WhatsApp, empezarás a reconocer caras, a formar pequeñas alianzas para los trabajos en grupo, y a encontrar tu lugar entre tantas personas. A veces dudarás, otras veces te sorprenderás de lo mucho que has cambiado desde aquel primer día.

Eventos y trabajos de curso constantemente pueden parecer lo mismo: una amenaza a tu paz mental o una aventura. Siempre habrá pequeños conflictos o “choques culturales” entre futuros ingenieros y licenciados para que la competitividad no se pierda. La confianza y el deseo de hacer eso que llegó a apasionarte, de resultar útil y sentirte orgulloso por ello, te ayudan a enfrentar tus preocupaciones.

Puede que tu familia no lo comprenda del todo, o te apoye, o quizás seas tú quien tenga que ser su sostén. Encontrar el equilibrio y la constancia es clave para no abandonar lo que has logrado, incluso cuando las circunstancias no sean las idóneas.

Y así, entre tropiezos y pequeñas victorias, descubres que la universidad no solo te enseña fórmulas o teorías, sino también a confiar en ti, a defender tus sueños y a encontrar tu propio ritmo en medio del caos. Aprendes que cada desafío, cada choque y cada desvelo es parte del viaje, y que tu pasión y constancia son las verdaderas claves para avanzar, aun cuando el mundo parece no entenderte.

Al final, te das cuenta de que ser universitario es mucho más que conseguir un título: es aprender a ser tu mejor versión, a celebrar tus logros y a sostenerte, a veces sostener a otros por el camino. Aunque la incertidumbre nunca desaparece del todo, ahora sabes que puedes con ella, y que todo lo que has vivido te pertenece. (Leysi Álvarez Fernández, estudiante de Periodismo)


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1 Comment

  1. Estimada Leysi: No me arrepiento de ser universitario, de haber tomado en su momento la decisión, y de arribar a la ansiada orilla de la graduación, con algunos moretones, pero ileso. A la distancia de varios años (quizás demasiados) de obtener el pergamino, sobre todo cuando me enfrento a una nueva tarea, es comprobar la ventaja que me ha dado esa preparación, esa visión estratégica y ecuménica, nada es ajeno, todo puede ser analizado, explicado, resuelto, porque cuento con mejores herramietas o las habilidades, casi prestaciones, para comprenderlas y manejarlas con mayor éxito. Claro está, siempre existen decepciones. Encontrarás miles de graduados que, no más terminar la carrera, guardan el título en una gaveta, y se dedican (cada vez existen más) a labores y profesiones mas remunerativas. A su vez, en la complejidad de la vida laboral, te tropezarás con personas, incluso decisores, que te sostienen que el pasto es azul, y te obligan a cambiar y olvidar lo aprendido.

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