
¿Quién es quién en la dramaturgia cubana? El Diccionario de la dramaturgia cubana, de Pedro Monge, no es un libro cualquiera. Es un libro imprescindible, incluso uno del que debemos sentirnos orgullosos porque somos la única nación del continente que posee un volumen así, dedicado a la dramaturgia, desde el registro de autores y obras.
Armar un diccionario, necesita de demasiado ímpetu, rigor investigativo, optimismo, laboriosidad, y fe en la dramaturgia cubana. Un libro así es un legado trascendente, que siempre será el punto de partida, la bitácora de la dramaturgia cubana. Para llevarlo a feliz término, otros diccionarios – en algunos casos- han utilizado un equipo de investigadores, apoyados por una institución.

Desde el 2024, la dramaturgia cubana, tiene el suyo. Me gustan los diccionarios, son imprescindible material de consulta, sintetizan, como es el caso, lo identitario, lo patrimonial, lo histórico y lo utilitario de contar con una guía, aún inconclusa, de la escritura teatral de todos los tiempos, desde los primeros autores, hasta la última generación, con representantes como Nelson Beatón.
El diccionario, que tiene la perspectiva de Monge, propicia un descubrimiento de nuestro potencial dramático, diseminado por el mundo, nos revela autores desconocidos, que desvelan historias de vida, épocas y obras, a las que uno puede remitirse, y a la que pueden ir estudiosos e investigadores del presente o el futuro.
Un diccionario es como un archivo democrático y plural donde convergen todos los que han contribuido a la escritura del teatro cubano, aunque residan en lugares lejanos, conformando así un mapa completo de nuestra dramaturgia.
Están los olvidados, los desconocidos, los mártires dramaturgos, los que escribieron quizás una obra, los trascendentes y los que podrán, o no, serlo nunca, los que escriben para adultos y los que escriben para niño, el teatro de calle o el musical, los convertidos en clásicos y los que pueden llegar ahí. Autores matanceros hay varios, lo que demuestra también las potencialidades de los nacidos en nuestra tierra.
Inmersos en una lectura de este diccionario, nos embarcamos en un viaje de descubrimiento hacia lo desconocido, donde cada autor nos ofrece su única perspectiva del mundo y del teatro, enriqueciéndonos con datos precisos y concretos que iluminan nuestras mentes.
En síntesis, esta obra es un recurso invaluable que ya se encuentra disponible entre nosotros y que le debemos a Pedro Monge.
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