El censo no da ni quita legalidad

El Censo de Población y Vivienda es la mayor operación estadística que realiza un país, subraya el licenciado Diego Enrique González Galbán, director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Cepde) y Director Nacional del Censo. Foto: Luis de la Torre Corzo
El Censo de Población y Vivienda es la mayor operación estadística que realiza un país, subraya el licenciado Diego Enrique González Galbán, director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Cepde) y Director Nacional del Censo. Foto: Luis de la Torre Corzo

Desde hace 13 años no se rea­liza “este operativo estadístico, cuyo objetivo es captar, procesar y difundir información sobre de­mografía y las condiciones de ha­bitabilidad, que es empleada para trazar estrategias y programas so­ciales de manera articulada”.

¿En qué medida se ha transfor­mado la estructura del empleo? ¿Cómo es la composición sociode­mográfica de la población? ¿Cuán­tos profesionales y técnicos hay? ¿Cuál es su movilidad interna y fuera del país? ¿Hacia qué grupos sociales hace falta dirigir políticas en mayor medida? Estas y muchí­simas más interrogantes tendrán respuesta en el Censo de Población y Vivienda (CPV) en fase de prepa­ración en Cuba.

Así nos resume el licenciado Diego Enrique González Galbán, director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Cepde) y Director Nacional del Censo, la compleja maquinaria que se ha puesto en marcha hace varias semanas e in­volucrará a miles de personas de manera directa y además a toda la sociedad, comprometida con la veracidad y calidad de los da­tos que aporte, así como con una participación activa, en tanto a los trabajadores sociales se sumarán otros ciudadanos vinculados o no laboralmente.

Los CPV son muy necesarios −subraya− para delinear proyec­ciones y se recomienda realizarlos cada 10 años, aunque no siempre es posible cumplir tal periodici­dad porque son muy costosos, de­bido a la logística requerida, entre ella papel y el equipamiento, por eso en este siglo se han ido intro­duciendo alternativas a la forma tradicional de hacerlos, con la vis­ta puesta en eso, en reducir sus costos.

“Basta con un ejemplo. Lo usual era utilizar cuestionarios en papel. Solo para el último reali­zado en Cuba, en el 2012, fueron imprimidos 4,5 millones de ejem­plares sin incluir el resto de la do­cumentación, formada por más de 12 manuales de instrucción.

“En Europa acometen esa ope­ración estadística haciendo inte­ractuar sistemas de registros admi­nistrativos digitalizados, mientras que acá en la región están los que aplican variantes como una com­binación de distintos métodos; por Internet, correo postal o por teléfo­no, como en EE. UU., con el incon­veniente de que hay muy baja tasa de respuesta de la población. El método más difundido —precisa— consiste en levantar información a través de dispositivos móviles de captura, tablet, teléfono, que es el adoptado por nosotros ahora. Una tecnología más limpia en cuanto a la evitación de que se cometan errores porque los datos quedan digitados”.

Contar, no legalizar

No hay que esperar al CPV para manejar números. El Registro Censal que se efectúa en estos mo­mentos involucra a unos 3 mil 800 enumeradores, las áreas a censar suman casi mil 600 y serán miles los dispositivos móviles para regis­trar la información desde esta eta­pa inicial, puesta en marcha a par­tir del 19 de mayo en 39 municipios de las provincias de La Habana, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey y a la que se han ido incorporando las demás de forma paulatina.

En esta fase, junto con la actua­lización cartográfica, se acopia es­tadística de toda la infraestructura económica y social del país: ins­talaciones que brindan cualquier tipo de servicio como los de la sa­lud pública, restaurantes, bodegas y tiendas; centros económicos como industrias y mipymes; lugares de esparcimiento como parques y cen­tros deportivos hasta las viviendas o unidades de alojamiento.

González Galbán puntualiza que el enumerador trabaja solo y porta un carné identificativo con el logo de la Oficina Nacional de Es­tadística e Información (Onei). Du­rante su labor se obtendrán cifras de inmuebles y personas, ampa­radas por el carácter confidencial otorgado en el Decreto Ley no. 98, que establece el uso de dichos datos solo con fines estadísticos.

“El Registro Censal lo planifi­camos para dos meses, aunque es posible que se extienda un poco más, a partir de las características y ubicación de las localidades. Pos­teriormente corresponde realizar el Ensayo Censal, con una duración de 60 días, en el municipio maya­bequense de Santa Cruz del Norte, escogido porque reúne condiciones similares a las que se pueden en­contrar en cualquier parte del país como zonas montañosas y pobla­ción dispersa y concentrada. Allí estará el equipo nacional del CPV y los 15 jefes provinciales y del Mu­nicipio Especial Isla de la Juventud. Los censos son muy conceptuales y es necesario que todo el que va a participar domine bien los térmi­nos exactos y procedimientos”.

Un retrato de la población cubana

Preguntas relacionadas con la vi­vienda dirigidas a conocer desde el tipo de unidad de alojamiento, cuán­tas piezas son dormitorios para eva­luar indicadores de hacinamiento, por dónde y con qué frecuencia recibe el servicio de agua, qué combustible uti­liza más para cocinar y la fuente de alumbrado están incluidas en la pri­mera parte del cuestionario censal, que también indaga acerca de ele­mentos que aportan calidad de vida como disponibilidad de efectos elec­trodomésticos y el acceso a Internet. Tampoco faltarán las dedicadas a ca­racterizar sociodemográficamente a cada residente, desde la edad, sexo, color de la piel, último grado vencido y nivel escolar más alto alcanzado, además del estado civil o conyugal: casado, divorciado, unido o soltero.

La composición sociodemográfica de la población será actualizada durante el CPV. Diagrama Censo de Población. Tomado del Portal Cuba

Nuestro entrevistado nos ade­lantó que está previsto indagar la relación frente a la ocupación y la profesión u oficio, en qué sector de la economía se desempeña y la deno­minada movilidad pendular para co­nocer si el trabajador o el estudiante necesita trasladarse fuera del muni­cipio para esas funciones.

Las respuestas de ese cuestiona­rio amplio y diverso emanarán del Levantamiento Censal, la última etapa del proceso recién iniciado en el que empeño e intelecto se unirán a fin de garantizar las condiciones que permitan a Cuba declararse lista para su décimo noveno Censo de Población y Vivienda.

La ciudadanía debe saber que:

Residente permanente: Se considera a aquella per­sona que habita en una unidad de alojamiento en la que duerme y guarda habitualmente sus pertenen­cias.

Unidades de alojamiento: Son las edificaciones o estructuras donde residen las personas y que pueden ser viviendas (casas individuales, apartamentos, casas de vecindad); colectividades (albergues, con­ventos, campamentos militares, asilos de ancianos, hospitales psi­quiátricos) o locales de trabajo (donde el trabajador está autorizado a dormir y guardar sus pertenencias).

Jefe del hogar: Resulta la persona reconocida como tal por el res­to de los miembros del hogar y no necesariamente es la que aporta los mayores ingresos, la que es propietaria de la vivienda o la que aparece como jefe del núcleo de consumidores en la libreta de abas­tecimiento. De igual modo, no tiene que ser quien realice las decla­raciones a las preguntas del censo.

El censo no da ni quita legalidad sobre una vivienda. La infor­mación que se recabará es para saber dónde moran o viven las perso­nas. Puede que sea o no el propietario del lugar y solo tiene que tener claro que clasifica como residente en el sitio donde duerme y guarda habitualmente sus pertenencias.

Si hay personas cuidando viviendas que son propiedad de otras y duermen y guardan sus pertenencias aquí, se consideran residentes en ese lugar. Si cuidan la vivienda y no duermen y guardan habi­tualmente sus pertenencias en ella, la vivienda clasifica como vacía. (Por Vivian Bustamante Molina)


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