
Diez años de Cuba al Natural. Fotos ganadoras edición X Cuba al Natural
Bien difícil resulta ignorar un mundo de colores: flores brillantes y rojizos paisajes como regalos de atardeceres, emplumados carpinteros moldeando la madera, el intranquilo zunzún descansando bajo la lluvia.

Llega junio y vuelve la insistencia a la preservación del entorno en un lenguaje único y seductor: el lente como cómplice captura en instantáneas toda especie en su ambiente, con su aura y la belleza que solemos ignorar en el andar diario.


Cada junio, regresa Cuba al Natural a Cárdenas, Ciudad de las Primicias y de fotógrafos que más que economías en bolsillos enfocan la mirada a la vida, y la hallan brotando dentro de un tronco hueco, como mensaje inspirador de que todo no está perdido.

Esta vez, la muestra llega con olor a café recién recogido de la campiña y cuyo tueste será presagio de una colada de amanecer o media tarde, porque en la Isla, a las 3:00 p. m., la tradición invoca al néctar negro de los dioses blancos.

Persisten, al igual que otros años, los paisajes con palmas y montañas que se pierden en la niebla y entre nubes, y una mar tranquila que serena la vista y toca las fibras del alma; porque la fotografía tiene ese poder: removernos desde dentro, instruir desde lo visual, amar desde los matices.


Han transcurrido 10 años desde su primera edición, y el concurso fotográfico se mantiene vital, como los lazos entre el Centro de Estudios Ambientales de Matanzas y la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas cardenense, cuya complicidad regala, en cada vuelta al sol, una muestra que no solo se traduce en premios, también en interés de preservación y educación ambiental.

No hay límite de edad para integrar el proyecto, tampoco de escolaridad o formación académica, solo la pasión por el obturador y la vida misma. Por eso, varios son los que se aventuran y suman al empeño de mostrar a una Cuba sin retoques ni plasticidad, sin transformaciones que medien.


De ahí nacen las orugas que sueñan con ser mariposas; las babosas que arrastran sus casas a cuesta, enfrentando adversidades; y la exhibición de la macronaturaleza anatómica de un mosquito.


Un cazador cazado, con tirapiedras en mano y una mirada noble, como revelación de la poca maldad habitante dentro del pequeño cuerpo, alertan que aún queda mucho por hacer, mucho amor por la flora y la fauna que inculcar, con especial hincapié en las nuevas generaciones.

Y así persiste el ya legendario concurso que celebra la creación del mundo y la majestuosidad de las especies que lo habitan, que desde el lente insiste en cuidar el entorno, el medio ambiente que a veces ignoramos y dañamos, pero al que le debemos la existencia.


Cuba al Natural es un regalo visual, una exhibición de instantáneas que el público puede disfrutar por algo más de un mes, y un inteligente mensaje de armonía y respeto a lo que nos rodea.
