Fea en su apariencia, pero valiosa como evidencia, se conserva en la ciudad yumurina la excreta de un mamut siberiano que formó parte de los fondos del desaparecido museo de ciencias naturales Ximeno La Torre, del antiguo Instituto de Segunda Enseñanza.
En 1968, al ser desactivado el plantel, un individuo cargaba con la muestra para utilizarla como abono en su siembra, cuando en un gesto de sapiencia fue rescatada para la posteridad por el doctor Ercilio Vento.
El animal en cuestión, antecesor del elefante, era lanudo e imponente, y vivió durante el pleistoceno en zonas frías de Norteamérica, África, Europa y Asia, y se extinguió hace aproximadamente 11 000 años, al final de la era glacial.
El hombre del paleolítico lo cazó con frecuencia y lo plasmó en sus pinturas, además de utilizar su osamenta en la fabricación de armas y con fines domésticos. Restos de una cría de la especie fueron descubiertos en perfecto estado de conservación en 1977, en los hielos del norte de Siberia, y para festejar el feliz hallazgo los investigadores descongelaron la carne, la cocinaron y luego la consumieron.
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