
Culminó el VI Congreso de Culturas Vivas Comunitarias, celebrado del 12 al 16 de abril, en Cherán y Morelia, Michoacán, México. En él participamos 20 compatriotas cubanos de diferentes profesiones, vinculados a la cultura comunitaria, liderados por María Eugenia Romero, vocera de Cuba.
El evento, que contó con la presencia de 15 países, incluida España, devino espacio de intercambio y reflexión en ejes temáticos, propició el aprendizaje, la confrontación, la revisión del pasado y el futuro, una mirada total, un análisis crítico de nuestras realidades y del trabajo comunitario, que es la esencia de todo lo que se estuvo debatiendo.
Cada tema se conectó con los otros, y fue aprobado en la asamblea con todos los representantes, en la hermosa Casa de Cultura de Cherán, donde se realizaron diversas actividades culturales.

El sedimento del VI Congreso de Culturas Vivas Comunitarias radica en el tejido de saberes e ideas, a veces confrontadas. En ellos se acumulan disímiles temas, que abarcan el arte como transformación social, la niñez y la juventud, economía, género, culturas originarias, derechos humanos, etc.; desde la voz y las experiencias de los otros, en los múltiples encuentros con colegas de distintas regiones, en especial, comunidades indígenas.
La de Cherán fue una experiencia inolvidable, sobre todo, durante la celebración de los 14 años de expulsar de sus tierras ancestrales a narcotraficantes, al Estado corrupto y a los destructores de sus bosques, aliados todos, en lo que las mujeres jugaron un rol fundamental, para acabar con los males de una comunidad, ahora autónoma, independiente y siempre alerta, que define su destino con las enseñanzas, culturales, morales y éticas de sus ancestros, basados en la paz, el respeto y la defensa de la naturaleza.
Hubo dos clausuras, una en Plaza de Cherán y otra en la ciudad de Morelia. La primera contó con la actuación de artistas de varios países y la entrega del bastón secular de México a Colombia, que acogerá el 7mo Congreso, en el 2026; y el anuncio de Cuba como sede, en el 2028. También se intercambiaron abrazos, objetos típicos y se presentó un docudrama comunitario sobre los sucesos de Cherán en el 2011.

La segunda, el último día del Congreso, en Morelia, ciudad Patrimonio de la Humanidad, contó con la presencia de autoridades culturales mexicanas, voceros de países y directivos. Cada país expuso, de manera abierta y crítica, en muchos casos, su perspectiva sobre el Movimiento de Culturas Vivas Comunitarias y el Congreso, sobre el pasado, el presente y el futuro de una cultura que existe, se renueva, sobrevive y lanza retos y desafíos.
Todo lo dicho, las polémicas y las esencias de la confraternidad entre variadas gentes, culturas, ideologías y hasta lenguas, fue un “semillero de ideas” que culminó con intercambios y colaboraciones futuras. Cerraba un congreso y se iniciaba la preparación de otro, que constituye un nuevo camino en la búsqueda de alternativas y estrategias del trabajo comunitario y las culturas vivas en Latinoamérica.