
En Ciénaga de Zapata, de 228 000 hectáreas solo 50 son cultivables. Las personas parece que siempre llevan una hoja o un pedazo de rama enredado en el cabello, como si recién hubieran salido del monte. Y, cuando uno recorre el municipio, se siente en extremo solo, por la cantidad de verde y las pocas casas, como si estas, cuales ciertos animales que se solean a las orillas del mar, estuvieran en peligro de extinción.
Tal vez si la historia de Cuba fuera otra, solo sería eso, un territorio agreste, montero y con el humedal más grande del Caribe. Sin embargo, hace 64 años atrás, quizá por esas mismas características, la poca población, el nivel de atraso y el extenso terreno para ocultarse, aquellos a los que nunca les convienen las tornas de la historia, decidieron comenzar una invasión por allí.
Dentro de poco celebraremos un aniversario más de esta batalla, y la Ciénaga se presta para rendir homenaje a los caídos y celebrar una victoria. Con este fin se aprestan nuevas obras sociales y servicios, y se renuevan otros, en un contexto signado por las escaseces.
MÍNIMO BOSQUEJO
Bienvenido Roig Chirino, primer secretario del Partido en la Ciénaga de Zapata, comentó los avances que ha tenido el territorio y las principales inquietudes de la población. Estas últimas radican sobre todo en el abastecimiento del agua. Antes, también había insatisfacciones con su calidad, pero esa de a poco se soluciona; ahora, el bombeo se dificulta por el tema de los cortes en el fluido eléctrico. La otra cuestión que preocupa, no solo a los cenagueros, sino a los cubanos todos —menos a quienes puedan costéarselos— es la adquisición de alimentos y los altos precios.
Con respecto a los avances, por la poca tierra cultivable de la Ciénaga, casi todo lo que consumen sus habitantes se trae de otras áreas, como Jagüey Grande. No obstante, según explicó Roig Chirino, ahora allí se produce allí el 40 %, con tendencia al crecimiento, porque hace cinco años solo era el 25. Esto se debe, en primer lugar, a los cultivos realizados por los vecinos de los asentamientos en sus patios.
También se incorporaron tres nuevos ómnibus a la transportación. Aquí se hacen muy necesarios, por lo intrincado de algunos de los bateyes y poblados, como Los Hondones, La Ceiba o Cayo Ramona. Habría que explicar que la Ciénaga pertenece al plan Turquino-Manatí, debido a su naturaleza compleja y apartada, y por ello cuenta con más facilidades y prioridad en la entrega de recursos.
Otra novedad radica en que este año comenzó la exportación del cangrejo rojo. En ciertos meses, este comienza a migrar dentro de la propia Ciénaga y atraviesa las carreteras, lo que entorpece el paso entre diferentes poblados, como Playa Larga y Girón. Los automóviles corren el peligro de que se les desinfle un neumático por su culpa. No sirve para la alimentación del hombre, pues son tóxicos. Mas, ahora se les venderá a los mexicanos, que lo utilizarán como carnada para la captura del pulpo.
Los cenagueros han aprendido a sobrevivir por la gracia del monte, por la gracia del mar. Por ello, la pesca se vuelve una actividad de peso y prestancia. En el Centro de Proceso Mario López, donde mismo se embaló el cangrejo rojo, se termina la instalación de un túnel de congelación que aumentará su capacidad de almacenaje y conservación.

Eusebio César, administrador del lugar, argumentó que, si bien antes tenían dos cámaras frías con una capacidad conjunta de tres toneladas (t) y que alcanzaban solo -14 grados Celsius, el nuevo equipamiento posee 8 t y con facilidad llega a los -30 grados. Esto resulta en extremo útil por los repetidos cortes en el servicio eléctrico.
RETOQUES PARA UN ANIVERSARIO
Con la cercanía de la celebración por la victoria de Girón, en la Ciénaga se labora arduamente para presentar su mejor rostro, algo bastante difícil, con los tantos golpes de la economía en este abril. Muchas obras vienen de hace un tiempo ya, pero se inauguran por la fecha —esperemos que las prisas no traigan la falta de detalles y las chapucerías—; otras resultan mínimas, en contraste con lo que se necesita en realidad. Por lo menos, aunque de a poco, se adelanta y no se cae en la peligrosa inercia.
Es probable que lo más llamativo —tal vez por la irrupción de la tecnología en lo bucólico, para bien— sea que en varios bateyes (Pálpite, Los Hondones, el Helechal y Soplillar), asentamientos, digamos intrincados, se instaló el equipo que les permitirá, por primera vez, contar con servicio de telefonía móvil y el acceso a prestaciones como Nauta Hogar.

Luis Felipe Perdomo Castillo, jefe del centro asociado de Etecsa Ciénaga de Zapata, comentó que este es un proceso gradual. Hasta hoy, se han instalado equipos en los lugares para poder llevar el servicio a todos los pobladores. No obstante, faltan recursos para completar la instalación externa, por ejemplo: postes, cajas terminales y teléfonos.
En Los Hondones ya hay cinco aparatos funcionales en las casas. Humberto Fuentes Pérez, vecino de esta comunidad, cuenta que allí, hace casi 10 años, habían colocado la fibra óptica y pensaron que la telefonía fija arribaría de un momento a otro. Demoró bastante, pero al fin llegó.

Ahí, con anterioridad, se habían repartido TFA (teléfonos fijos alternativos), los llamados “de 400 minutos”. Con el paso del tiempo, muchos de los vecinos se mudaron, y otros los vendieron. Los primeros que recibirán el nuevo servicio serán aquellos que aún conservan dichos aparatos. Luego, muy gradualmente, se le asignará al resto de los habitantes.

En el policlínico Celia Sánchez Manduley, en Playa Larga, además del remozamiento del exterior de las instalaciones que realizan todos los abriles, dentro del laboratorio clínico comenzarán a funcionar nuevas pruebas de microbiología, por las que antes el paciente debía trasladarse hasta Jagüey u otros lares. Asimismo, se repara la Sala de Fisioterapia, donde se arreglan los baños y parte del piso. Así resumió Lucía Pena Hernández, directora de la institución.

Una nueva casita infantil se inaugurará en Girón, próximamente. Esta atenderá a los niños de la entidad hotelera radicada allí y cuenta con la capacidad de atender a 10 infantes. En esa región se abrirá una capilla-funeraria, a petición de los habitantes; aunque a esta, tan próximo el aniversario, aún le falta parte del techo y del mobiliario.
“A la entrada de la Ciénaga, hay un gran portón. Este no se reparaba desde el 2001”, así nos contó Eduardo Mayor, jefe de la brigada que labora ahí. Los horcones que lo conforman se pudren, poco a poco, y el guano lo devoraba el comején. Ahora lo reconstruyen con troncos nuevos, fuertes y olorosos, como la madera recién cortada. Quizá, más que quizá, ojalá, esto significará que se vienen buenos tiempos para la Ciénaga de Zapata.
Por la naturaleza que la desborda, ella constituye un reto para quienes intentan vivirla; no el turista o el periodista, que vamos de paso, sino los que se quedaron allí, porque la tierra, aunque árida en parte, demasiado blanda en otras, tierra nuestra es.