
Una mujer está sometida a escrutinio constante por el pecado de haber nacido para llevar una falda. Una falda es un espacio abierto a interpretaciones de todo tipo. También hay una colección de reglas que tienes que seguir para poder encajar y ser, en un mundo de hombres, una mujer. Mujer y falda, la primera, una persona; la segunda, un complemento. La primera debe apegarse a las leyes de la sociedad, una sociedad machista y patriarcal. La segunda la llevan las empresarias, las amas de casa, las maestras, mi madre, tu hermana, su prima, la lleva ella y la lleva él.
También está la violencia; cuando el acoso ya no es suficiente, llegan las amenazas y, con un poco de alcohol o impotencia, los golpes no tardan en aflorar. Nunca olvidaré a aquella señora, abiertamente gay, de 60 y tantos años, que dijo: “¿Qué clase de mundo es este donde tengo que aprender boxeo para defenderme de los hombres en la calle? Si tanto hombres como mujeres cuestionan quién soy por mis preferencias, ¿dónde caigo yo?”.

Ni siquiera estás segura en tu propia casa. Puedes convivir con un monstruo de distintas personalidades, que en la noche te dice que te ama y a la mañana siguiente te pega un puñetazo porque estás hablando demasiado. No importa lo que lleves puesto, accediste a convivir con la bestia de las mil formas. Matrimonio, noviazgo, la palabra no importa, la violencia es como el tango, se necesitan dos para bailarlo, pero en estos casos casi siempre uno termina perdiendo.
El derecho a una reproducción sana y planificada es otro de los lugares en que todo el mundo tiene una opinión. En una relación, la encargada de tomar pastillas anticonceptivas es la chica, cuando también existen para los chicos, además del condón. Si te violaron y quieres abortar, tal vez te cuestionen cómo le harás eso a una criatura que no tuvo la culpa. La moral y la ética no pueden caber en un feto o ser la lanza de determinada fe, el aborto es una decisión personal que debe estar alejada de los preceptos de cualquier dogma. Si intentaron violarte, hasta pueden cuestionarte: “¿Por qué llevabas la saya tan corta?”.

Llevar falda es una imposición que te ganas desde el momento en que la humanidad elige si vas a vestir de rosa o azul. Uno de estos colores determinará muchísimo lo que ocurra en tu vida, para bien o para mal. ¿Acaso toda la injusticia que se ha vivido en materia de género durante siglos de invisibilidad, abusos y represión, puede ser olvidada de un día para otro? ¿Cuál es la vía perfecta para la equidad? ¿Es tan peligroso ser un hombre como lo es ser mujer?