La literatura a veces se siente como cavar tu propia tumba. Abres en ti el hueco donde ocultarás tus cadáveres. Entiéndase esto a todas las podredumbres, los miedos, las penas, que llevamos por dentro. Sabemos que ahí estaremos, en ese hueco, cuando ya no estemos, pero el ejercicio de abrirlo también nos sana. En la creación literaria se junta vida y muerte.
Ello se evidenció en las tres plaquettes presentadas este jueves 6 de marzo, primer día de la Feria del Libro en Matanzas. Estas fueron de la autoría de Humberto Fuentes, Boris Luis Alonso y Ronel González.
En el caso de los dos primeros forman parte de la colección de la casa editora, Arte joven, que busca publicar escritores inéditos o que dan sus primeros países.
Los tres textos, en ese proceso de cavar tumbas, tratan de sacarse diferentes muertos pero que todos van a parar a la misma tierra, la de esta Isla.
En el caso de Humberto Fuentes, sus seis poemas nos colocan frente a las preocupaciones de un joven que nació en una época con demasiados dioses retirados de escena y sobredosis de cine y televisión.
Mientras que Alonso Pérez, desde de la ironía cárnica, desde el sarcasmo civil aborda problemáticas de la Cuba actual, desde lo económico hasta lo moral. Estos dos ejemplares contaron con la edición de Brian Pablo González Lleonart y un sugerente diseño de Héctor Rivero.
Por su parte, el holguinero Ronel, hace poco ganador del Guillén, uno de los concursos más importante de poesía de Cuba, habla de un gran muerto, cuya sombra nos alcanza a todos, la emigración. El albatros, que le apareció a Charles el maldito, a más de uno de nosotros se ha asomado en nuestra ventana.
Gracias a sitios como Ediciones Vigía, que este 2025 cumple cuatro décadas, los jóvenes creadores y otros no tanto podrán cavar sus propias tumbas donde enterraremos todo lo que nos asusta.
